jueves, 13 de septiembre de 2012

TU TORRES DE BABEL.

Una vez el hombre quiso edificar una inmensa obra arquitectónica a manera de torre, que sirviera de distintivo como pueblo y que los llenara de orgullo. A más de esto, querían buscarse un “nombre” propio, que los identificara como nación. La rebeldía interior del ser humano en contra de su creador, lo lleva a pensar que sus propios logros son lo importante. No se conformaban con ser seres dependientes de Dios, sino que querían buscarse un nombre, que marcara la frontera entre ellos y él. “Y dijeron: Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre, cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un nombre, por si fuéremos esparcidos sobre la faz de toda la tierra”. Génesis 11:4. El espíritu de los constructores de Babel es… No necesito a Dios, yo puedo construir mi propia religión cuyo “dios” sea mi egocentrismo. Sabemos por el relato bíblico, que Dios confundió las lenguas de la multitud de personas, que edificaban la torre. Babel quiere decir “confusión” y ese es el resultado, que se proyecta en el hombre cuando este aparta su corazón de Dios, para construir su propia religión amadora de sí mismo. No tenemos la torre de babel en nuestros días, pero sí el espíritu de sus constructores, que se manifiesta en aquellos hombres y mujeres que rechazan el evangelio de Cristo, porque al parecer tienen un proyecto de vida mejor sin Dios. El ser humano por el pecado está muy lejos del Dios de los cielos, por eso el mismo Dios, tuvo que bajar en forma de hombre, para venir a rescatarlo y darnos vida. ¿Te has edificado una torre de Babel interna, para que en las alturas de tu orgullo, nadie pueda decirte que sin el perdón de Dios estas perdido? Cristo vino a este mundo a dar su vida en la cruz por ti, para que pudieras alcanzar a Dios. Nuestros esfuerzos por elevarnos por encima del creador no traen otra cosa, que confusión y tristeza a nuestra alma. Acepta y cree en este día el único camino que conduce al cielo es Cristo. “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Juan 14:6. ¡Deja de lado tus construcciones y proyectos de vidas vacíos, que no lograrán jamás edificar algo bueno, los materiales de nuestra autodeterminación no son suficientes! ¡Abandona tu propia torre de Babel y edifica de verdad… edifica tu vida en Cristo!

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