jueves, 20 de septiembre de 2012

EL RESENTIMIENTO.

Dos de los estados de ánimo que afectan enormemente el desempeño de la gente son el resentimiento y la resignación: El resentimiento aparece cuando nos sentimos víctimas de una acción que evaluamos injusta o un incumplimiento hacia nosotros. Es un estado de ánimo complejo ya que se instala en conversación interna al lado del bien y de la justicia cuando lo que realmente esconde es un espíritu de venganza: "me la voy a cobrar". Contrario al resentimiento está la aceptación que es el estado de ánimo que cierra el pasado. Pasar del resentimiento a la aceptación implica conversar abiertamente acerca de la injusticia o incumplimiento que nos afecta y establecer un nuevo acuerdo. No se trata de olvidar el pasado sino de que ya no nos afecte: es la declaración del perdón. La resignación también tiene su contrario positivo: la ambición, que es uno de los estados de ánimo mas poderosos ya que permite visualizar y abrir nuevas posibilidades. Una forma de pasar de la resignación a la ambición es pedir ayuda: ver al otro como una posibilidad de aprendizaje. La ambición requiere también de resolución para acometer las nuevas acciones para lograr los cambios. Los resentimientos son sentimientos negativos que tenemos hacia alguna persona. Perduran porque, o bien no se han resuelto con la persona implicada o bien no tienes claro que quieras superarlo. ¿Realmente vale la pena aferrarse a este resentimiento? Continuar alimentando un sentimiento negativo durante mucho tiempo tiene un tremendo coste físico y emocional. Además este resentimiento rara vez afecta directamente a la persona que lo provocó, por el contrario es la persona que lo mantiene quien sufre las consecuencias negativas de éste. Seguramente existe alguna conducta agradable que puedes emplear para acabar o disminuir los resentimientos. Cuando tienes sentimientos negativos hacia alguien con quien tratas regularmente, éstos, indican que una necesidad tuya no está siendo satisfecha por la otra persona (amor, pertenencia, valoración, respeto, etc). Piensa en esta necesidad subyacente y decide qué acción vas a tomar, Quizás exista una justificación para su comportamiento. Aspectos a tener en cuenta de la otra persona son: Si está enferma o cansada, por tanto sus actos pueden ser agresivos. Como seres humanos solemos estar muy irascibles cuando una necesidad básica no está siendo satisfecha. Ejemplo, vamos a pasar un día en la sierra y nos quedamos sin agua para el camino de vuelta, probablemente aparezca algún episodio de enfrentamiento. Descarta que tengas tú mismo una necesidad excesiva de aprobación, una tendencia perfeccionista en tu forma de ser o alguna otra necesidad personal exagerada que se haya visto quebrantada. A veces, los resentimientos permiten continuar castigando a alguien que consideramos culpable. Ejemplo, nos sentimos mal con nuestra suegra y consideramos que nos hace discutir con nuestras pareja, así ya tenemos excusa para criticar a nuestra suegra. Otras veces el resentimiento nos hace recibir alguna recompensa (beneficio, atención) que de otra manera no sabes cómo obtener o temes pedirla directamente. Ejemplo, te dan un ascenso porque tu jefe sabe por ti, que tu compañero no es adecuado para el puesto. El resentimiento debe ser, de las pasiones humanas, la que más me enoja. Encontrarme con razonamientos del tipo “es injusto que el otro tenga…” o “por qué se lo dieron a ella…” me irrita hasta la sordera. Me bloquean las quejas o los argumentos de tipo comparativo en donde se puede ver de manera evidente su mano artera. Los hombres tienen pasiones que los dominan y a su vez tienen pasiones dominantes sobre las demás. Están los entusiastas, los enamorados, los voluntariosos, los perseverantes y, por supuesto, los resentidos. Pero mientras la ambición nos empuja a superarnos, la codicia nos invita a alcanzar la riqueza sin el esfuerzo. La codicia es la justificación del resentido, el codicioso no tiene motivos para ser resentido. Él se ampara en un mundo injusto donde “el hombre es lobo del hombre”. El codicioso sigue la máxima Horaciana, “Rem facias, rem si possis, recte, si non, quocumque modo, rem” (Hazte rico, si puedes honestamente; sino hazte rico de cualquier modo). El codicioso es conservador y realista. El resentido no es codicioso; puede o no, ser ambicioso y en general tampoco lo es. El resentido es impotente. Y en su impotencia se dedica a criticar las reglas del juego por injustas. Es el equipo inferior en talento y táctica que se la pasa reclamando al juez. El resentido es jacobino y moralista. movidos a contender por la fe carnalmente, sea por envidia o resentimiento, no hablan sujetándose a los hechos, a la realidad y conforme a la verdad, usando de métodos carnales como la mala representación o el insulto y la agresividad. Pero no debemos confundir estos frutos de la carne con el impacto que tiene la verdad sobre los que andan en el error. El Resentimiento, ¿Le hace mal al otro o a usted mismo?

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