viernes, 21 de septiembre de 2012

Eucaristía e indisolubilidad del matrimonio.

Puesto que la Eucaristía expresa el amor irreversible de Dios en Cristo por su Iglesia, se entiende por qué ella requiere, en relación con el sacramento del Matrimonio, esa indisolubilidad a la que aspira todo verdadero amor.(91) Por tanto, es más que justificada la atención pastoral que el Sínodo ha dedicado a las situaciones dolorosas en que se encuentran bastantes fieles que, después de haber celebrado el sacramento del Matrimonio, se han divorciado y contraído nuevas nupcias. Se trata de un problema pastoral difícil y complejo, una verdadera plaga en el contexto social actual, que afecta de manera creciente incluso a los ambientes católicos. Los Pastores, por amor a la verdad, están obligados a discernir bien las diversas situaciones, para ayudar espiritualmente de modo adecuado a los fieles implicados.(92) El Sínodo de los Obispos ha confirmado la praxis de la Iglesia, fundada en la Sagrada Escritura (cf. Mc 10,2-12), de no admitir a los sacramentos a los divorciados casados de nuevo, porque su estado y su condición de vida contradicen objetivamente esa unión de amor entre Cristo y la Iglesia que se significa y se actualiza en la Eucaristía. Sin embargo, los divorciados vueltos a casar, a pesar de su situación, siguen perteneciendo a la Iglesia, que los sigue con especial atención, con el deseo de que, dentro de lo posible, cultiven un estilo de vida cristiano mediante la participación en la santa Misa, aunque sin comulgar, la escucha de la Palabra de Dios, la Adoración eucarística, la oración, la participación en la vida comunitaria, el diálogo con un sacerdote de confianza o un director espiritual, la entrega a obras de caridad, de penitencia, y la tarea educativa de los hijos. Donde existan dudas legítimas sobre la validez del Matrimonio sacramental contraído, se debe hacer lo que sea necesario para averiguar su fundamento. Es preciso también asegurar, con pleno respeto del derecho canónico,(93) que haya tribunales eclesiásticos en el territorio, su carácter pastoral, así como su correcta y pronta actuación.(94) En cada diócesis ha de haber un número suficiente de personas preparadas para el adecuado funcionamiento de los tribunales eclesiásticos. Recuerdo que « es una obligación grave hacer que la actividad institucional de la Iglesia en los tribunales sea cada vez más cercana a los fieles ».(95) Sin embargo, se ha de evitar que la preocupación pastoral sea interpretada como una contraposición con el derecho. Más bien se debe partir del presupuesto de que el amor por la verdad es el punto de encuentro fundamental entre el derecho y la pastoral: en efecto, la verdad nunca es abstracta, sino que « se integra en el itinerario humano y cristiano de cada fiel ».(96) Por esto, cuando no se reconoce la nulidad del vínculo matrimonial y se dan las condiciones objetivas que hacen la convivencia irreversible de hecho, la Iglesia anima a estos fieles a esforzarse en vivir su relación según las exigencias de la ley de Dios, como amigos, como hermano y hermana; así podrán acercarse a la mesa eucarística, según las disposiciones previstas por la praxis eclesial. Para que semejante camino sea posible y produzca frutos, debe contar con la ayuda de los pastores y con iniciativas eclesiales apropiadas, evitando en todo caso la bendición de estas relaciones, para que no surjan confusiones entre los fieles sobre del valor del matrimonio.(97) En estos tiempo el indice de divorcio a ido aumentando, pero que es lo que quiere Dios para esas personas, que opina la iglesia. Vamos a hablar sobre que pasa con los divorciados por que no pueden comulgar y en que circuntancias si pueden hacerlo. El amor es para siempre… Dios los guie En muchos paises, los divorcios se han convertido en un autentico virus social. Las estadisticas sñalan un crecimiento de fracasos entre las personas que se hallan unidas por el sacramento del matrimonio. Este fenomeno tiene diferentes causas entre las cuales se encuentran: el desinteres con respecto a la estabilidad del matrimonio, una legislacion permisiva respecto al divorcio, la influencia negativa de los medios de comunicacion y de las organizaciones internacionales y la insuficiente formacion cristiana de los fieles; a esto anadimos la negligencia de los que administran el sacramento. La iglesia en la voz del Papa afirma: la iglesia los ama, esta alejada de ellos y sufre por al situacion de los divorciados y vueltos a casar. Porque, entonces, los divorciados y los que viven en no tienen permitido comulgar? 1. La sagrada congregacion para la doctrina de la fe publico una carta al respecto, en la que se dice: los divorsiados y los que viven en union libre se encuentran en una situacion que contradice objetivamente la ley de Dios y por lo tanto no pueden acceder a la comunion eucaristica mientras persista esa situacion. 2. El fiel que convive conyugalmente con una persona que no es legitimamente su esposa no puede acceder a comulgar, pues no vive el precepto cristiano del amor comprometido y fiel. 3. El catecismo de la Iglesia en el n. 1650 dice que los motivos son dos: uno intrinseco, que es la situacion objetiva (el estado de pecado grave), que de por si hace imposible el acceso a un sacramento: otro pastoral: si se le admitieran a la comunion los fieles serian inducidos a error y confusion acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la indisolubilidad del matrimonio. 4. La Iglesia no admite el divorcio, pues en la ensenanza de Crsito el matrimonio se amntiene hasta que la muerte separe a los conyuges. Por ellos si el divorciado convive con otra persona se halla en estado de adulterio. Ahora presentamos las situaciones en las que si habria posibilidad de comulgar: 1) Cuando uno de los conyuges ha sufrido el divorcio por causas graves conociendo la indisolubilidad del vinculo matrimonial valido y no se implica en una nueva union, empenandose en el cumplimiento de los deberes familiares y de las responsabilidades de la vida cristiana. En tal caso es importante el ejemplo de fidelidad y coherencia cristiana. 2) Cuando uno de los conyuges ha sufrido grave dano (abandono del conyuge, el maltrato de los hijos), o cualquier otra situacion que le impida restablecer la convivencia conyugal y no sea el culpable de la separacion. El que causo la injusticia tienen que recibir validamente la absolucion sacramental de este pecado para recibir el tambien la comunion. Aplicando una esperanza para todos aquellos que estan en las condiciones mencionadas se les exhorta a: - Que se acerquen a escuchar la palabra de Dios y que conozcan el camino que puede poner fin a esta situacion. - Tener conciencia de que constantemente con el divorcio, los hijos sufren tensiones y desequilibrios afectivos. - Ser realistas y saber que las personas culpables no se corrigen con el divorcio, sino que, a veces, se afianza en su conducta, pensando: Si una persona no me satisface, me voy con otra . Al impedirles el matrimonio se obliga a que tomen conciencia del valor del sacramento yq ue no vayan por al vida danando a otros por su actitud superficial. - La persona inocente que no se casa de nuevo, manifiesta ante sus hijos, y ante si misma, la lealtad a la palabra dada. Conserva tambien la dignidad de su curpo que no entrega a otro y, por lo tanto, no tiene ningun impedimento para seguir comulgando.

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