lunes, 14 de diciembre de 2015

DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA.


EN LA VISITA EFECTUADA A LOS ENFERMOS
LOS PARTICIPANTES DEL GRUPO TRES INTEGRADOS POR; RAFAEL BERNAES, JOSÉ PARRA, Y RAFAEL VILLAMIZAR, REALIZAMOS LA VISITA PROGRAMADA PARA EL SÁBADO 10 DE OCTUBRE EN LA COMUNIDAD DE CIUDAD CASARAPA EN CASA DE  LA SEÑORA OLGA MORANTES Y LA HERMANAS ROSA CARRILLO Y ISABEL CARRILLO 


 








viernes, 28 de agosto de 2015

! amarse asi mismo.!

Amar a sí mismo

          Mat. 22:39, “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Para poder amar al prójimo primero se tiene que amar a sí mismo. Jesús no dice, “amarás a tu prójimo en lugar de amar a ti mismo”, sino “como a ti mismo”.

No ser “amadores de sí mismos”

          2 Tim. 3:2, “hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios”.

          Pero aun cuando se exalten a sí mismos, en realidad los tales no pueden amarse a sí mismos. Tienen sentido de culpa. Se desprecian a sí mismos.

          Muchos no aprecian ni estiman lo que son, sino que detestan lo que son.

          Estos pisotean a otros para “probar” que ellos son importantes.

          Estos deben negarse a sí mismos. Mat. 16:24, “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”.

          Deben humillarse. 1 Ped. 5:6, “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo”.

          Cuando obedecen al evangelio, entonces pueden amarse a sí mismos.

¿Por qué debe el hombre

 amarse a sí mismo?

          Porque es hecho a la semejanza de Dios, Gén. 1:26, “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Esto se repite en 1 Cor. 11:7 y Sant. 3:9. Por esta razón debe haber amor propio, respeto propio.

          Recordemos esto  siempre no importa lo pecaminoso que sean los hombres – todos “están hechos a la semejanza de Dios”. Nada destruye esto.

          Rom. 5:8, “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Cristo murió por los más perversos, los más corruptos – ¡murió por todos! Entonces, todos tienen valor.

          Todos deben amarse a sí mismos sabiendo que Dios los ama.

Los cristianos deben amarse a sí mismos

          Porque son hijos de Dios. 1 Jn. 3:1, “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios … 2  Amados, ahora somos hijos de Dios”.

          Porque somos pueblo especial. 1 Ped. 2:9, “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios … 10  vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios”. ¡Qué honor más grande!

          Cada cristiano debe sentir mucho orgullo al pensar en esta relación con Dios.

          Todo cristiano (hombre/mujer; joven/señorita; rico/pobre; educado/analfabeto; sano/enfermo; anciano/joven) debe amar a sí mismo, tener amor propio, respeto propio.

Uno debe amar (respetar) a sí mismo para que otros lo amen (respeten)

          Si uno no tiene amor propio (respeto propio), ¿cómo espera que otros lo respeten?

          Efes. 5:28, “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.  29  Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia”. Si el hombre no se ama a sí mismo, ¿amará a su esposa?

          Se dice que el problema matrimonial número uno es “falta de comunicación”, pero la falta de amor propio (respeto propio), mayormente en la esposa, es enemigo aun más grande del matrimonio.

          Si el marido anda mal, la esposa debe llamarlo a cuentas (en lugar de suplicar, rogar, llorar y dejarse llevar como un trapo para limpiar el suelo). Si ella hace así, él la amará aun menos. Si ella se desprecia a sí misma, él la despreciará aun más.

          Si la mujer no tiene amor propio (respeto propio) el matrimonio corre mucho peligro de destruirse.

          Muchas esposas son demasiado “pacientes”. Aun cuando el marido lleva mucha “amistad” con otra mujer, la esposa dice “no veo nada de malo en eso”. (Como el granjero que dice: “la zorra visita el gallinero para disfrutar la compañía de las gallinas”).

          El caso de tales esposas bien ilustra la necesidad del amor propio. Todo cristiano es persona importante, digna de respeto y honor. Debe estar seguro de sí mismo, teniendo su confianza en Cristo.

No tener más alto concepto de sí que el que debe tener

          Rom. 12:3, “que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura”.  Algunos se exaltaban solos porque poseían ciertos dones espirituales.

          Hoy en día podemos caer en este error, por causa de la habilidad que tengamos para predicar, enseñar, cantar, etc. o por el físico, tener dinero, educación universitaria.

          Hay peligro de que los tales menosprecien a los otros. 1 Cor. 12:21, “Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.  22  Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios”.

Pero tampoco debe uno tener más bajo concepto de sí que el que debe tener

          Mat. 25:18, “Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor”. Este texto bien representa al que subestime su talento, pensando  “No sirvo para nada”. Subestima lo que en verdad vale o merece.

          1  Cor. 12:14, “Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.  15  Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?  16  Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?  17  Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?  18  Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.  19  Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?” Todo miembro es importante y no debe ser menospreciado por otros miembros ni tampoco por sí mismo.

! Los malos pensamientos y nuestra lucha contra ella.!


 ¿Quién de nosotros no ha experimentado esa lucha sufrida e inacabable contra los «malos pensamientos»? ¿Quién de nosotros no ha sufrido la humillación y la vergüenza de verse dominado por sus pasiones y caer como los peores pecadores? ¿Quién no ha sentido como san Pablo ese «aguijón clavado» que molesta y hace perder la paz? (cf. 2 Cor 12, 7). ¿Quién no ha dicho como él: «Soy reo de mi cuerpo, estoy vendido al pecado, que ni siquiera hago el bien que quiero sino el mal que detesto» (Rm 7, 14-15). Los grandes santos y maestros de espiritualidad nos han dejado como herencia una sabiduría inspirada que nos ilumina a la hora de afrontar las tentaciones. Con mucha humildad debemos aprender de los hombres de Dios, que decidieron librar estos combates contra este enemigo invisible e invencible, y adquirir la santa paciencia.

¿Y cuántas veces nos hemos hecho santos propósitos de pureza y castidad sin obtener los resultados que esperábamos? ¿Contra quién luchamos?
En general, todo pensamiento que nos aparta de Dios es un «mal pensamiento». Sin embargo, popularmente cuando alguien habla de tener «malos pensamientos» se entienden esas tendencias pecaminosas en la línea del sexto y noveno mandamiento: no fornicarás (tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, incluyendo el adulterio) y no desearás la mujer de tu prójimo. Al decir que tenemos «malos pensamientos» en realidad queremos confesar esa serie de imaginaciones y fantasías locas que vienen a nuestra mente, que nos apenan y avergüenzan. Lo cierto es que todos los hombres nos enfrentamos a nuestra propia concupiscencia que se manifiesta como una inercia constante hacia el pecado. Por eso, a donde quiera que vamos llevamos esta guerra contra nuestro propio cuerpo que es, en cierto sentido, «nuestro enemigo». Es común que los hombres de Dios realicen constantes penitencias con el fin de tener a su cuerpo dominado. En cierta ocasión se le preguntó a un santo ermitaño por qué se aplicaba tan grandes y pesadas penitencias y el contestó: «Mi cuerpo me mata a mí, yo lo mato a él». Hemos jurado a Dios y a nosotros mismos librar tenazmente la batalla y luchar por la santidad y sin embargo, no nos ha quedado más que esa sensación de estar sumergidos en un pantano en el que por tratar de salir nos hundimos más. Los primeros cristianos consideraron esta lucha, como un «cuerpo a cuerpo» con los demonios que representaban las riquezas, la glotonería y los placeres. Por ello, siguiendo el ejemplo del primer santo eremita san Antonio Abad se iban al desierto para que, como Jesús, pudieran vencer las tentaciones por la oración y el ayuno. Dios dotó al hombre de una gran capacidad para sentir y comunicar afectos e impulsos, por medio de los cuales se relaciona con los demás y enriquece su propia vida. Los sentimientos y pasiones debe considerarse siempre positivos como una riqueza personal. La misma atracción sexual, por poner el ejemplo, como impulso, en un primer instante es positiva, nos acerca a personas del sexo opuesto a las que vemos como un complemento. Es claro que para que haya pecado es necesario que haya una voluntad de pecar. Una cosa es tener tentaciones y otra caer en ellas. Así, por ejemplo, cuando yo supero un mal pensamiento que cruza por mi mente no he pecado, todo lo contrario, realicé una acción meritoria que fortalece mi voluntad. Podrá no gustarnos la palabra «mortificación» o quizás parecernos anticuada, pero lo que significa es cosa importante y siempre actual: «combatir y dar muerte» a los apetitos carnales. Esa es la verdadera rebeldía cristiana, aquella que se rebela a esos instintos que acosan a hombres y mujeres. En cambio, cuando empiezo a consentir y recrearme con ese mal pensamiento, debilito mi voluntad, exponiéndome a caer en acciones graves. San Pablo en su Segunda Carta a Timoteo 1,7 nos dice: «Dios no nos dio un espíritu de cobardía, sino el de poder y amor y de dominio propio». Tan pronto como advertimos la cercanía de un peligro volvamos a Dios. Es el momento de lanzar una jaculatoria y de rezar fervorosamente para que Dios en su misericordia nos dé la fuerza y la gracia para poder triunfar. La oración es siempre la mejor arma.En la antigüedad nos revela que el premio del combate finalmente es la humildad y la santa paciencia, virtudes fundamentales para perseverar. Sin ellas, el cristiano se desanima y desespera pensando que la pureza y la castidad son ideales inalcanzables. La humildad, la primera de las virtudes es el camino de la victoria. En las luchas encarnizadas «cuerpo a cuerpo» contra los malos pensamien-tos, reconoce siempre tu debilidad y limitación, ello te abrirá a la Gracia.


¿Y cuántas veces nos hemos hecho santos propósitos de pureza y castidad sin obtener los resultados que esperábamos? ¿Contra quién luchamos?
En general, todo pensamiento que nos aparta de Dios es un «mal pensamiento». Sin embargo, popularmente cuando alguien habla de tener «malos pensamientos» se entienden esas tendencias pecaminosas en la línea del sexto y noveno mandamiento: no fornicarás (tener relaciones sexuales fuera del matrimonio, incluyendo el adulterio) y no desearás la mujer de tu prójimo. Al decir que tenemos «malos pensamientos» en realidad queremos confesar esa serie de imaginaciones y fantasías locas que vienen a nuestra mente, que nos apenan y avergüenzan. Lo cierto es que todos los hombres nos enfrentamos a nuestra propia concupiscencia que se manifiesta como una inercia constante hacia el pecado. Por eso, a donde quiera que vamos llevamos esta guerra contra nuestro propio cuerpo que es, en cierto sentido, «nuestro enemigo». Es común que los hombres de Dios realicen constantes penitencias con el fin de tener a su cuerpo dominado. En cierta ocasión se le preguntó a un santo ermitaño por qué se aplicaba tan grandes y pesadas penitencias y el contestó: «Mi cuerpo me mata a mí, yo lo mato a él». Hemos jurado a Dios y a nosotros mismos librar tenazmente la batalla y luchar por la santidad y sin embargo, no nos ha quedado más que esa sensación de estar sumergidos en un pantano en el que por tratar de salir nos hundimos más. Los primeros cristianos consideraron esta lucha, como un «cuerpo a cuerpo» con los demonios que representaban las riquezas, la glotonería y los placeres. Por ello, siguiendo el ejemplo del primer santo eremita san Antonio Abad se iban al desierto para que, como Jesús, pudieran vencer las tentaciones por la oración y el ayuno. Dios dotó al hombre de una gran capacidad para sentir y comunicar afectos e impulsos, por medio de los cuales se relaciona con los demás y enriquece su propia vida. Los sentimientos y pasiones debe considerarse siempre positivos como una riqueza personal. La misma atracción sexual, por poner el ejemplo, como impulso, en un primer instante es positiva, nos acerca a personas del sexo opuesto a las que vemos como un complemento. Es claro que para que haya pecado es necesario que haya una voluntad de pecar. Una cosa es tener tentaciones y otra caer en ellas. Así, por ejemplo, cuando yo supero un mal pensamiento que cruza por mi mente no he pecado, todo lo contrario, realicé una acción meritoria que fortalece mi voluntad. Podrá no gustarnos la palabra «mortificación» o quizás parecernos anticuada, pero lo que significa es cosa importante y siempre actual: «combatir y dar muerte» a los apetitos carnales. Esa es la verdadera rebeldía cristiana, aquella que se rebela a esos instintos que acosan a hombres y mujeres. En cambio, cuando empiezo a consentir y recrearme con ese mal pensamiento, debilito mi voluntad, exponiéndome a caer en acciones graves. San Pablo en su Segunda Carta a Timoteo 1,7 nos dice: «Dios no nos dio un espíritu de cobardía, sino el de poder y amor y de dominio propio». Tan pronto como advertimos la cercanía de un peligro volvamos a Dios. Es el momento de lanzar una jaculatoria y de rezar fervorosamente para que Dios en su misericordia nos dé la fuerza y la gracia para poder triunfar. La oración es siempre la mejor arma.En la antigüedad nos revela que el premio del combate finalmente es la humildad y la santa paciencia, virtudes fundamentales para perseverar. Sin ellas, el cristiano se desanima y desespera pensando que la pureza y la castidad son ideales inalcanzables. La humildad, la primera de las virtudes es el camino de la victoria. En las luchas encarnizadas «cuerpo a cuerpo» contra los malos pensamien-tos, reconoce siempre tu debilidad y limitación, ello te abrirá a la Gracia.

jueves, 20 de agosto de 2015

PERSEVERAR Y ORAR:



PERSEVERAR Y ORAR: Hoy tocaremos un tema que es de suma importancia en el verdadero cristiano y esta es la oración. Pero… ¿imaginemos la biblia sin la oración? ¿Qué podríamos decir? Sería como una radio fuera de sintonía, o un cristiano sin la oración seria como un caminante sin rumbo alguno. ¿Por qué? Simple.
La oración, o la buena oración vienen a dar sentido de dirección, nos coloca en el rumbo adecuado y en el camino correcto, el verdadero cristiano nunca debería empezar algo sin antes buscar dirección de Dios en la oración. ES NECESARIO ORAR SIEMPRE SIN DESANIMARSE
Como los discípulos,se deberá sufrir mucho, para esto les es necesaria la oración, estando alerta para esta venida. En el lugar paralelo del “Apocalipsis sinóptico” se vaticina todo esto, y se les recomienda para ello estar atentos, “vigilantes” y “orar”, “Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre.” (Lucas 21,36). Esta constante vigilancia por la oración es lo que inculca esta parábola, La enseñanza de Jesús —expresada por medio de una parábola— es una invitación a perseverar en la oración sin detenerse, con constancia –“siempre sin desanimarse”. cuyo tema se enuncia abiertamente al comienzo de ella: “es necesario orar siempre sin desanimarse” No se trata de una oración rigurosamente continua, pero sí muy asidua.
Es decir Dios tiene muchas vías para comunicarse con nosotros, pero nosotros a través de la oración. Pero bien ¿Cómo debe ser nuestra oración? Hoy Ud. deberá experimentar orar con fervor y como no tiene acostumbrado hacerlo. La oración es el canal para pedir y recibir del cielo.
¿Lo entendió? Iglesia orando se pide y se recibe, pero ahora… ¿de qué manera oramos? ¿Cómo lo hacemos? ¿Cree Ud. que la oración más larga es la más efectiva? ¿Realmente nuestra oración viene cargada con fe? ¿Esta viene cargada con fuerzas? La parábola nos recuerda algunas expresiones paulinas como “orad siempre” o “no perdáis ánimos”. Pero lo fundamental de la parábola, es la enseña de la necesidad de una oración perseverante.
Romanos 1:9: porque testigo me es de Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones.
Romanos 12:12: gozosos en la esperanza, sufridos en la tribulación; constantes en la oración.
Efesios 6:18: orando en todo tiempo con toda oración y suplicas en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y suplica por todos los santos. La oración es un don de la gracia y una respuesta decidida por nuestra parte. Supone siempre un esfuerzo. Los grandes orantes de la Antigua Alianza antes de Cristo, así como la Madre de Dios y los santos con Él nos enseñan que la oración es un combate. ¿Contra quién? Contra nosotros mismos y contra las astucias del Tentador que hace todo lo posible por separar al hombre de la oración, de la unión con su Dios. La oración nos mantiene en comunión con Dios
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”:
La comunión con Dios va de la mano con nuestra debilidad:
1) Es por esa debilidad que sabemos necesitamos a Dios.
2) Es por esa debilidad que somos impelidos a buscar a Dios.
3) Es por esa debilidad que nos agarramos de la gracia de Dios.

! Bartolomé el Apóstol.!

Bartolomé el Apóstol Bartolomé, también llamado Nathanael, fue uno de los Apóstoles de Jesús. Su nombre (en griego Βαρθολομαίος) procede del patronímico arameo bar-Tôlmay, "hijo de Tôlmay" o "hijo de Ptolomeo". Es mencionado en los tres evangelios sinópticos, siempre en compañía de Felipe (Mateo 10:3; Marcos 3:18; Lucas 6:14). En el Evangelio de Juan, donde no aparece con el nombre de Bartolomé, se le ha identificado con Nathanael, que también es relacionado siempre con Felipe. Louis Réau considera que su nombre procede de la unión de bar (hijo) y Ptolomeo, siendo por tanto, descendiente de la Dinastía Ptolemaica, aunque esto no tiene ninguna base en el Nuevo Testamento; en todo caso, hay que tener en cuenta que no era extraño para los galileos del siglo I tomar nombres griegos, o bien asimilarlos a ellos. Santiago de la Vorágine añade acerca de su figura que “se mantuvo ajeno al amor de las cosas en este mundo, vivió pendiente de los amores celestiales y toda su vida permaneció apoyado en la gracia y auxilio divino, no sosteniéndose en sus propios méritos sino sobre la ayuda de Dios”.Según el Evangelio de Juan, Natanael fue uno de los discípulos a los que Jesús se apareció en el Mar de Tiberiades después de su resurrección (Juan 21:2). A él lo había llamado Jesús por mediación de Felipe (Juan 1:45). Juan es el único evangelista que menciona a Natanael, y como en las listas de los evangelios sinópticos el nombre de Felipe es seguido por el de Bartolomé, la tradición asimiló a Bartolomé y a Natanael como uno solo.

Según los Hechos de los Apóstoles, Bartolomé fue uno de los Doce, según (Mateo 10:3), (Marcos 3:18), (Lucas 6:14). Fue también testigo de la ascensión de Jesús (Hechos 1:13).

Según una tradición recogida por Eusebio de Cesarea, Bartolomé marchó a predicar el evangelio a la India, donde dejó una copia del Evangelio de Mateo en arameo. La tradición armenia le atribuye también la predicación del cristianismo en el país caucásico, junto a San Judas Tadeo. Ambos son considerados santos patrones de la Iglesia Apostólica Armenia puesto que fueron los primeros en fundar el cristianismo en Armenia. La imagen de San Bartolomé a lo largo de la Historia del Arte ha sufrido escasas modificaciones siendo común la representación del santo en el momento del martirio, siendo desollado, bien sobre un potro o atado a un árbol. También se le ha representado obrando milagros: resucitando a los hijos del rey Polimio y liberando a la hija de éste poseída por el demonio, en escasas ocasiones aparece siendo flagelado.

En el arte suele representársele con un gran cuchillo, aludiendo a su martirio, según el cual fue desollado vivo, razón por la que es el patrón de los curtidores. En relación también con su martirio aparece en ocasiones despellejado, mostrando su piel cogida en el brazo como si se tratara de una prenda de vestir.1 En la época Barroca es común verlo representado como apóstol, con largo manto blanco, haciendo las escrituras sagradas y mostrando el cuchillo.

También se le representa sujetando con una cadena a una diablesa. El origen de este símbolo puede ser doble: 1º en los evangelios apócrifos, San Bartolomé requiere a Cristo resucitado que le muestre al maligno "Belial", después de habérselo mostrado, Jesús le indica "Písale la cerviz y pregúntale"; 2º según la tradición, expulsó a un demonio, denominado "Astaroth", de un templo donde éste vivía dentro de una estatua. San Bartolomé demostró la ineficacia de la estatua, que decía curar las enfermedades, expulsó al demonio y consagró el templo a Jesús.

Respecto a su fisonomía, el santo es representado según la descripción que Berith hace a los enfermos y que así es narrada en La leyenda dorada de Santiago de la Vorágine: “Es un hombre de estatura corriente, cabellos ensortijados y negros, tez blanca, ojos grandes, nariz recta y bien proporcionada, barba espesa y un poquito entrecana... Su semblante presenta constantemente aspecto alegre y risueño”. Natanael fue uno de los 12 discípulos de Jesús quien lo acompañó por medio de Felipe cuando fue llamado cerca a Galilea. Su martirio y muerte se atribuyen a Astiages, rey de Armenia y hermano del rey Polimio que San Bartolomé había convertido al cristianismo. Como los sacerdotes de los templos paganos, que se estaban quedando sin seguidores, protestaron ante Astiages de la labor evangelizadora de Bartolomé, Astiages mandó llamarlo y le ordenó que adorara a sus ídolos, tal como él había hecho con su hermano. Ante la negativa de Bartolomé, el rey ordenó que fuera desollado vivo en su presencia hasta que renunciase a su Dios o muriese.

En la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, la piel que se representa es un autorretrato del mismo autor, detalle que no se descubrió hasta bien entrado el siglo XIX. Su martirio y muerte se atribuyen a Astiages, rey de Armenia y hermano del rey Polimio que San Bartolomé había convertido al cristianismo. Como los sacerdotes de los templos paganos, que se estaban quedando sin seguidores, protestaron ante Astiages de la labor evangelizadora de Bartolomé, Astiages mandó llamarlo y le ordenó que adorara a sus ídolos, tal como él había hecho con su hermano. Ante la negativa de Bartolomé, el rey ordenó que fuera desollado vivo en su presencia hasta que renunciase a su Dios o muriese.

En la Capilla Sixtina de Miguel Ángel, la piel que se representa es un autorretrato del mismo autor, detalle que no se descubrió hasta bien entrado el siglo XIX.

jueves, 9 de julio de 2015

! Oraciones para dejar el tabaco !

.Dejar de fumar es uno de los retos a los que muchos se enfrentan y que no son pocos los que acaban dejándolo a medio camino por falta de motivación o por momentos de flaqueza. El tabaco es malo para la salud, un gasto para tu bolsillo cada mes y una molestia para los que están a tu alrededor. Son pocos los motivos para no dejar el tabaco. Sabemos que el tabaco es un vicio difícil de dejar. Por eso mismo, os dejamos unas oraciones que os ayudarán a dejar de fumar: Oración para dejar el tabaco..... Dios mío, vengo a ti en este momento, para pedirte por mi salud física. Quiero dejar el vicio del cigarrillo, yo no puedo en mis fuerzas, estoy cansado de querer dejarlo y no puedo, además gasto mi dinero innecesariamente, por eso elevo esta oración, creyendo que tú eres poderoso para oírme y ayudarme a abandonarlo. Creo en ti, y también en tu Hijo Jesucristo, que has enviado al mundo para darme salud física y muchas cosas mas, de acuerdo a tu palabra. Ayúdame, quítame el vicio del cigarrillo, que esta destruyendo mi vida, te necesito, obra en mi, en el nombre de Jesucristo de Nazareth te lo pido. Llena este vacío que siento dentro de mí y que no lo puedo llenar, para que pueda ser libre de verdad y feliz en mi vida. Señor Jesús, entra a mi corazón, fortaléceme con tu poder, haz un milagro en mi y yo declaro que tu sanarás mi vida, yo no haré nada pues tú lo harás y reconoceré que tuya es la gloria y el poder, en los cielos y en la tierra, yo te doy gracias Señor, te recibo ahora, Amén.

“Laudato si”: La encíclica del papa Francisco sobre el cambio climatico.

Protejamos nuestra casa comun, ya que la estamos convirtiedola en una porqueria y nosotros los cristianos ademas estamos llamados a no contaminar el ambiete porque estamos cometiendo un crimen contra la naturaleza y que es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios, aceptemos hermanos nuestro mundo como sacramento de comunion y compartirla con el projimo, como Dios lo creeo para vivir en ella y compartir. 20 puntos mas importantes de la encíclica "Laudato si" del papa Francisco
El papa llama a "limitar al máximo el uso de recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar". Estos son los 20 puntos mas importantes de la encíclica "Laudato si" sobre medioambiente del papa Francisco publicada hoy, reseñó Efe.
1.- El papa pide "cambios profundos" en los estilos de vida, los modelos de producción y consumo y las estructuras de poder.
2.- Critica "el rechazo de los poderosos" y "la falta de interés de los demás" por el medio ambiente.
3.- Afirma que la Tierra "parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería".
4.- El papa llama a "limitar al máximo el uso de recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar".
5.- Se refiere a "una general indiferencia" ante el "trágico" aumento de migrantes "huyendo de la miseria empeorada por la degradación ambiental".
6.- Critica la privatización del agua, un derecho "humano básico, fundamental y universal" que "determina la supervivencia de las personas".
7.- Asegura que "los más graves efectos de todas las agresiones ambientales los sufre la gente más pobre" y habla de "una verdadera deuda ecológica" entre el Norte y el Sur".
8.- Se refiere al "fracaso" de las cumbres mundiales sobre medio ambiente, en las que "el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común".
9.- Apunta al "poder conectado con las finanzas" como el responsable de no prevenir y resolver las causas que originan nuevos conflictos.
10.- El papa cree necesario "recuperar los valores y los grandes fines arrasados por un desenfreno megalómano".
11.- "Cuando no se reconoce (...) el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad, difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza".
12.- Para el papa, "es una prioridad el acceso al trabajo por parte de todos".
13.- Entiende que "a veces puede ser necesario poner límites a quienes tienen mayores recursos y poder financiero".
14.- Pide que las comunidades aborígenes se conviertan "en los principales interlocutores" del diálogo sobre medio ambiente.
15.- Critica la "lentitud" de la política y las empresas, que sitúa "lejos de estar a la altura de los desafíos mundiales".
16.- El papa cree que la "salvación de los bancos a toda costa (...) solo podrá generar nuevas crisis".
17.- Critica que la crisis financiera de 2007-2008 no haya creado una nueva regulación que "llevara a repensar los criterios obsoletos que siguen rigiendo el mundo".
18.- Asegura que las empresas "se desesperan por el rédito económico" y los políticos "por conservar o acrecentar el poder" y no por preservar el medio ambiente y cuidar a los más débiles.
19.- Cree que la solución requiere "educación en la responsabilidad ambiental, en la escuela, la familia, los medios de comunicación, la catequesis".
20.- El papa anima a los cristianos a "ser protectores de la obra de Dios" porque "es parte esencial de una existencia virtuosa". ORACION: Dios de amor, muéstranos nuestro lugar en este mundo como instrumentos de tu cariño por todos los seres de esta tierra, porque ninguno de ellos está olvidado ante ti. Ilumina a los dueños del poder y del dinero para que se guarden del pecado de la indiferencia, amen el bien común, promuevan a los débiles, y cuiden este mundo que habitamos.
Los pobres y la tierra están clamando: Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz, para proteger toda vida, para preparar un futuro mejor, para que venga tu Reino Dios de amor, muéstranos nuestro lugar en este mundo como instrumentos de tu cariño por todos los seres de esta tierra, porque ninguno de ellos está olvidado ante ti.

! El santo matrimonio.!

EL MATRIMONIO COMO ANALOGÍA DEL AMOR NUPCIAL ENTRE CRISTO Y LA IGLESIA
1. En la Carta a los Efesios (5, 22-33) -igual que en los Profetas del Antiguo Testamento (por ejemplo, en Isaías)- encontramos la gran analogía del matrimonio o del amor nupcial entre Cristo y la Iglesia.
¿Qué función tiene esta analogía con relación al misterio revelado en la Antigua y en la Nueva Alianza? A esta pregunta hay que responder gradualmente. Ante todo, la analogía del amor conyugal o nupcial ayuda a penetrar en la esencia misma del misterio. Ayuda a comprenderlo hasta cierto punto -se entiende que de modo analógico-. Es obvio que la analogía del amor terreno, humano, del marido a la mujer, del amor humano nupcial, no puede ofrecer una comprensión adecuada y completa de esa realidad absolutamente trascendente, que es el misterio divino, tanto en su ocultamiento desde los siglos en Dios, como en su realización «histórica» en el tiempo, cuando «Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella» (Ef 5, 25). El misterio sigue siendo transcendente con relación a esta analogía, como respecto a cualquier otra analogía, con la que tratamos de expresarlo en lenguaje humano. Sin embargo, al mismo tiempo, esta analogía ofrece la posibilidad de cierta «penetración» cognoscitiva en la esencia misma del misterio.
2. La analogía del amor nupcial nos permite comprender en cierto modo el misterio que desde los siglos está escondido en Dios, y que en el tiempo es realizado por Cristo, precisamente como el amor de un total e irrevocable don de sí por parte de Dios al hombre en Cristo. Se trata del «hombre» en la dimensión personal y, a la vez, comunitaria (esta dimensión comunitaria se expresa en el libro de Isaías y en los Profetas como «Israel», en la Carta a los Efesios como «Iglesia»: se puede decir: Pueblo de Dios de la Antigua y de la Nueva Alianza). Añadamos que en ambas concepciones la dimensión comunitaria está situada de algún modo, en primer plano, pero no tanto que vele totalmente la dimensión personal que, por otra parte, pertenece sencillamente a la esencia misma del amor nupcial. En ambos casos nos encontramos más bien con una significativa «reducción de la comunidad a la persona» (1): Israel y la Iglesia son considerados como esposa-persona por parte del esposo-persona («Yahvé» y «Cristo»). Cada «yo» concreto debe encontrarse a sí mismo en ese bíblico «nosotros».
3. Así, pues, la analogía de la que tratamos permite comprender, en cierto grado, el misterio revelado del Dios vivo, que es Creador y Redentor (y en cuanto tal es, al mismo tiempo, Dios de la Alianza); nos permite comprender este misterio a la manera de un amor nupcial, así como permite comprenderlo también a la manera de un amor «misericordioso» (según el texto del libro de Isaías), o también al modo de un amor «paterno» (según la Carta a los Efesios, principalmente el cap. I). Estos modos de comprender el misterio son también, sin duda, analógicos. La analogía del amor nupcial contiene en sí una característica del misterio que no se pone directamente de relieve ni por la analogía del amor misericordioso ni por la analogía del amor paterno (o por cualquiera otra analogía utilizada en la Biblia, a la que hubiéramos podido referirnos).
4. La analogía del amor de los esposos (o amor nupcial) parece poner de relieve sobre todo la importancia del don de sí mismo por parte de Dios al hombre, elegido «desde los siglos» en Cristo (literalmente: a «Israel», a la «Iglesia»), don total (o mejor, «radical») e irrevocable en su carácter esencial, o sea, como don. Este don es ciertamente «radical» y, por esto «total». No se puede hablar aquí de la «totalidad» en sentido metafísico. Efectivamente, el hombre, como criatura, no es capaz de «recibir» el don de Dios en la plenitud trascendental de su divinidad. Este «don total» (no creado ) sólo es participado por Dios mismo en la «trinitaria comunión de las Personas». En cambio, el don de sí mismo por parte de Dios al hombre, del que habla la analogía del amor nupcial, sólo puede tener la forma de la participación en la naturaleza divina (cf. 2 Pe 1, 4), como lo ha esclarecido con gran precisión la teología. No obstante, según esta medida, el don hecho al hombre por parte de Dios en Cristo es un don «total», o sea, «radical», como indica precisamente la analogía del amor nupcial: en cierto sentido, es «todo» lo que Dios «ha podido» dar de sí mismo al hombre, teniendo en cuenta las facultades limitadas del hombre-criatura. De este modo, la analogía del amor nupcial indica el carácter «radical» de la gracia: de todo el orden de la gracia creada.
5. Parece que todo lo anterior se puede decir con referencia a la primera función de nuestra gran analogía, que pasó de los escritos de los Profetas del Antiguo Testamento a la Carta a los Efesios, en la que, como ya hemos notado, sufrió una significativa transformación. La analogía del matrimonio, como realidad humana, en el que se encarna el amor nupcial ayuda, en cierto grado y en cierto modo, a comprender el misterio de la gracia como realidad eterna en Dios y como fruto «histórico» de la redención de la humanidad en Cristo. Sin embargo, hemos dicho antes que esta analogía bíblica no sólo «explica» el misterio, sino que también, por otra parte, el misterio define y determina el modo adecuado de comprender la analogía, y precisamente este elemento suyo, en el que los autores bíblicos ven «la imagen y semejanza» del misterio divino. Así, pues, la comparación del matrimonio (a causa del amor nupcial) con la relación de «Yahvé-Israel» en la Antigua Alianza y de «Cristo-Iglesia» en la Nueva Alianza, decide a la vez acerca del modo de comprender el matrimonio mismo y determina este modo.
6. Esta es la segunda función de nuestra gran analogía. Y, en la perspectiva de esta función, nos acercamos de hecho al problema «sacramento y misterio», o sea, en sentido general y fundamental, al problema de la sacramentalidad del matrimonio. Esto parece particularmente motivado a la luz del análisis de la Carta a los Efesios (5, 22-33). En efecto, al presentar la relación de Cristo con la Iglesia a imagen de la unión nupcial del marido y de la mujer, el autor de esta Carta habla, del modo más general y, a la vez, fundamental, no sólo de la realización del eterno misterio divino, sino también del modo en que ese misterio se ha expresado en el orden visible, del modo en que se ha hecho visible, y, por esto, ha entrado en la esfera del Signo.
7. Con el término «signo» entendemos aquí sencillamente la «visibilidad del Invisible». El misterio escondido desde los siglos en Dios -o sea, invisible- se ha hecho visible ante todo en el mismo acontecimiento histórico de Cristo. Y la relación de Cristo con la Iglesia, que en la Carta a los Efesios se define «mysterium magnum», constituye la realización y lo concreto de la visibilidad del mismo misterio. Con todo, el hecho de que el autor de la Carta a los Efesios compare la relación indisoluble de Cristo con la Iglesia, con la relación entre el marido y la mujer, esto es, con el matrimonio -haciendo al mismo tiempo referencia a las palabras del Génesis (2, 24), que con el acto creador de Dios instituyen originariamente el matrimonio-, dirige nuestra reflexión hacia lo que se ha presentado ya antes -en el contexto del misterio mismo de la creación- como «visibilidad del Invisible», hacia el «origen» mismo de la historia teológica del hombre.
Se puede decir que el signo visible del matrimonio «en principio», en cuanto que esta vinculado al signo visible de Cristo y de la Iglesia en el vértice de la economía salvífica de Dios, transpone el plano eterno de amor a la dimensión «histórica» y hace de él el fundamento de todo el orden sacramental. Mérito particular del autor de la Carta a los Efesios es haber acercado estos dos signos, haciendo de ellos el único gran signo, esto es, un sacramento grande (sacramentum magnum).

Seamos pacientes ante las dificultades.

Ser pacientes; caminar sin desesperase aun en los momentos en que pareciera que Dios se ha olvidado de nosotros; serle fieles en la noche oscura y esperar que vuelva a ser de día para que todo se aclare: eso es parte de la vida, del caminar de quien ha depositado su fe y su confianza en Dios.
Cristo, después de grandes sufrimientos ahora Vive y Reina por los siglos de los siglos, sentado a la diestra de la Gloria de Dios Padre.
Si tomamos nuestra cruz y lo seguimos, reinaremos con Él.
Sal. 33 (32) Los proyectos de Dios duran por siempre; los planes de su amor, todos los siglos.
El día que decidimos libremente poner nuestra vida en manos de Dios, debimos también estar dispuestos a hacer en todo su voluntad.

! Dios me ha llamado a servir al mundo siendo yo de el mundo,!

Siendo yo del mundo,Dios me ha llamado para servir al mundo. La santidad es la de llevar la vida testimoniando una forma de vida segun el evangelio de jesus. El Papa Francisco: nos dice que el nos da su bendicion sin cobrarnos nada.pero nos pide que recemos por el. Jesus como hombre, Divino y humano, y nosotros como humanos caminando para el futuro como El. eso si con la enorme diferencia que somos pecadores pero con la gracias de Dios que teemos su perdon. El Papa Francisco nos da como testimoio de que cuando llego al Ecuador vio en este pais algo muy especial y despues Dios le presentaba en su interrogante: de que Ecuador estaba consagrado al Sagrado Corazon de Jesus. El Papa Francisco nos recomendaba de que recordemos siempre nuestra Gratuidad nuestro agradecimieto de lo que somos todos los dias que recordemos de donde venimos y esto se los recordaba para el mismo,para los obispos,sacerdotes,seminaristas religiosas que no nos enfermemos de alzheimer o memoria espiritual. El Papa Francisco no da la gran leccion de que Maria Santisima no es una madre criticona ni tampoco una suegra aburrida sino que es una madre que escucha siempre a su hijo. ! Me voy pero no me voy,me quedo aunque no me quede porque me voy y no me quedo me quedo me quedo en ustedes.! Francisco no es un Papa austero sino lleno de humildad, es un Papa Billero del pueblo un Papa que esta con los sufrimientos de los pobres y de los ricos. Francisco pide a los ecuatorianos todos que nos perdamos la memoria de nuestras raices. A los curas que sonrrian que no tenga cara de amargados.

! Junto al pozo somos todos samaritanos.!

Lectura del santo Evangelio según san Juan 4,5-42)


En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria, llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José. Ahí estaba el pozo de Jacob. Jesús, que venía cansado del camino, se sentó sin más en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía. Entonces llegó una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo: “Dame de beber”. (Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida). La samaritana le contestó: “¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?” (Porque los judíos no tratan a los samaritanos). Jesús le dijo: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva”. La mujer le respondió: “Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo, ¿cómo vas a darme agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del que bebieron él, sus hijos y sus ganados?” Jesús le contestó: “El que bebe de esta agua vuelve a tener sed. Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna”. La mujer le dijo: “Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla”. Él le dijo: “Ve a llamar a tu marido y vuelve”. La mujer le contestó: “No tengo marido”. Jesús le dijo: “Tienes razón en decir: ‘No tengo marido’. Has tenido cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad”.
La mujer le dijo: “Señor, ya veo que eres profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén”. Jesús le dijo: “Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos. Porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”. La mujer le dijo: Ya sé que va a venir el Mesías (es decir, Cristo). Cuando venga, él nos dará razón de todo”. Jesús le dijo: “Soy yo, el que habla contigo”. REFLEXION: Jesús y la mujer a solas. No tienen más conocimiento inicial el uno del otro que el de su origen judío y samaritano respectivamente. Expresión de esta escisión: templos diferentes, recensiones diferentes de la Torá o cinco libros de Moisés. Podemos decir que, inicialmente al menos, no dialogan personas individualizadas sino personajes-tipo que ilustran tradiciones y concepciones diferentes y enfrentadas. Cada uno tiene sus símbolos. Judea, el templo de Jerusalén; Samaría, el de Garizín; Jesús, el aire (La misma palabra griega significa aire y espíritu). Frente a judíos y samaritanos, Jesús ilustra una concepción distinta de Dios. En términos del diálogo: Jesús trae el don de Dios, el agua viva que aplaca la sed. Y la aplaca porque la fuente es mejor y además se encuentra dentro del que bebe. El pozo de Jacob tiene un agua contaminada: en él beben personas y animales. (Ironía y simbolismo del cuarto evangelista). El agua que Jesús trae es viva, es decir, limpia y cristalina. Cinco maridos: la mujer va al pozo en un horario atípico (mediodía), pues no quiere encontrarse con nadie por vergüenza. Pero hay que buscar simbolismo. El número de maridos puede representar los cinco libros de la Torá (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), que eran las únicas Escrituras aceptadas como sagradas por los samaritanos; aunque también puede ser una situación que refiere a la prostitución idolátrica de Samaría, que ha mezclado a Yahvé con los otros dioses paganos. Según algunas tradiciones, en Samaría se habían introducido cinco deidades gentiles que competían con Yahvé. De todas maneras, la situación de la mujer es angustiante en ambos sentidos. Jesús, sentado junto al pozo, dialoga con la samaritana "hacia el mediodía". A esta misma hora hará sentar Pilato a Jesús en Jn 19. 13-14. Es la hora de la matanza de los corderos a manos del personal encargado del Templo La samaritana se acerca con curiosidad al hombre que está sentado en el brocal del pozo. Como Jesús está vivo, como cada una de estas meditaciones es una cita de amor con Jesús que vive hoy, ¿por qué no pensar que soy yo al que él está esperando? Es a mí a quien dice: "Dame de beber". En el brocal del pozo está sentado un judío. Tiene cara de paz. No le importa nada. Sólo le importa lo esencial. Es un hombre raro: quiere, no atrapa. Es un hombre raro: no pide lo que piden todos los hombres; este hombre lleva a la persona a su verdad, a su intimidad, a su propia responsabilidad. Este hombre es la Verdad y dice la verdad y pone en camino hacia la verdad. No se ha visto un caso semejante. ¿Aquí, al pozo? No, ¿Aquí, a Jesús? Sí. Llama a tu marido y vuelve aquí (v. 16). A la luz del v. 20, el término marido funciona también simbólicamente. Es otro modo de designar lo que antes ha llamado el autor "pozo de Jacob" y cuyo significado va a especificar ahora: los cinco primeros libros de la Biblia, de donde tanto judíos como samaritanos derivan su concepción y comportamiento religiosos. Esta concepción y comportamiento son agua sucia que, además, no apaga la sed, sumiendo al que la bebe en una desazón mortal (la desazón de la ley); ocultan al Padre y el talante que de El procede (=su Espíritu). El pozo de Jacob tiene agua de la que toman personas y animales, por lo tanto, se trata de un agua contaminada. Samaría está, de alguna manera, contaminada. Siguiendo la tradición profética (cf. Am. 4, 4-8; Is. 12, 1-4; Jer. 17, 6-8), Jesús ofrece a la mujer un agua superior, agua pura de Dios, agua viva, cristalina, que Él puede darle a través de su propia persona. Cuando la mujer vuelve al pueblo, deja el cántaro junto a Jesús. Hay dos posibles aproximaciones a este suceso: dejar el cántaro es signo de que deja su religión anterior, su vida anterior, su agua anterior, o deja el cántaro porque tras la evangelización (tras el anuncio de la Buena Noticia a sus compatriotas) ha de volver al agua verdadera que la transformó. Agua que da el pozo de Jacob: para personas y animales (¡tremenda ironía!), sucia, no apaga la sed. Agua que da Jesús: clara, apaga la sed, genera vida. Reacción de la samaritana: Dame esa agua... No tendré que venir aquí (v. 15). El proceso de la mujer samaritana es un camino típico hacia la fe: la mujer se siente conocida, pero intenta desviar el encuentro hacia temas secundarios, huyendo del planteamiento personal. Por otro lado, su vida adúltera es una búsqueda constante de satisfacciones efímeras, búsqueda de calmar una sed que vuelve incesantemente, porque no ha podido encontrar el agua verdadera de la vida eterna.

jueves, 4 de junio de 2015

! EL PERDON ES SALUD ESPERITUAL.!

Del santo Evangelio según san Mateo 5, 38-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda. Meditación del Papa
Esta página evangélica se considera la charta magna de la no violencia cristiana, que no consiste en rendirse ante el mal -según una falsa interpretación de "presentar la otra mejilla"-, sino en responder al mal con el bien, rompiendo de este modo la cadena de la injusticia. Así, se comprende que para los cristianos la no violencia no es un mero comportamiento táctico, sino más bien un modo de ser de la persona, la actitud de quien está tan convencido del amor de Dios y de su poder, que no tiene miedo de afrontar el mal únicamente con las armas del amor y de la verdad.
El amor a los enemigos constituye el núcleo de la "revolución cristiana", revolución que no se basa en estrategias de poder económico, político o mediático. La revolución del amor, un amor que en definitiva no se apoya en los recursos humanos, sino que es don de Dios que se obtiene confiando únicamente y sin reservas en su bondad misericordiosa. Esta es la novedad del Evangelio, que cambia el mundo sin hacer ruido. Este es el heroísmo de los "pequeños", que creen en el amor de Dios y lo difunden incluso a costa de su vida. Reflexión
Jesús nos pide algo más que soportar "estoicamente" el mal, y evitar rencores y venganzas. Esta ya es una actitud de paciente dominio de uno mismo, digna de la alabanza de Cristo: "bienaventurados los mansos, ...los que lloran..." Pero hoy Jesús va más allá en su explicación porque nos pide una generosidad que desborda el ya amplio caudal del precepto del amor al prójimo. Y es que quien "soporta" no ofrece necesariamente la otra mejilla... y quien evita el mal, no tiene obligatoriamente que devolver bien. A quien se le solicita, no tiene razón humana por la que dar "más"... y sin embargo, una y otra vez Jesús nos pide que demos ese "más"... Se diría que la única manera de acabar con el mal es añadir más bien. Como quien tuviera que sepultar algo desagradable y la solución es enterrarlo con una buena capa de "cal"...
Así es el bien, el amor cuando con su "exceso" obliga al mal a no reproducirse, y a la larga lo extingue. No es una petición sólo para héroes. A todos nos lo pide, porque todos queremos imitarle y somos seguidores suyos. Sabemos que sólo su gracia y la fuerza que viene del Espíritu puede lograr en nosotros esta transformación. No dudemos en pedírselo hoy en nuestra oración.

! DIEZMAR NO ES OBLIGATORIO.!


¿Es obligatorio diezmar?
¿Qué dice la Biblia?
Diezmo es la décima parte de tus ganancias. Sea lo que sea que ganes, el 10 % es un diezmo. Antes de Abraham ya existía el diezmo y él mismo tuvo que diezmar al extraño sacerdote Melquisedec. En el Antiguo Testamento esta claro que diezmar es obligatorio. Sin embargo, muchos religiosos solicitan el diezmo en la actualidad como si también lo fuera para los cristianos.
Los israelitas tenían que diezmar frutos de la tierra y ganado (Levítico 27:30-33; Números 18:27). El diezmo era necesario entonces para sostener a los levitas y al culto. Si bien no siempre la gente estuvo dispuesta a diezmar con el corazón (2 Crónicas 31:4-12; Malaquías 3:7-11) por lo general el hábito se respetaba. Así la costumbre se mantuvo hasta los días de Cristo (Lucas 11:42). En esos días era una obligación para los hebreos pero no lo es para los cristianos quienes no estamos bajo la ley de los Judíos sino bajo la gracia de Dios y en un Nuevo Pacto, establecido cuando Cristo murió en la cruz por todos nosotros. Por lo tanto, hay evidencia que el diezmo no es obligatorio para los cristianos. De hecho Cristo ni los apóstoles ordenaron mantenerlo vigente. Por el contrario, se habla de ofrendar pero nunca un 10 % de las ganancias. De ahí que se infiere, si alguien en la actualidad quiere hacerlo, es por propia voluntad y no porque sea una orden divina.
Ahora bien: que el diezmo no sea obligatorio, no significa que no puedas diezmar. Son tantas las bendiciones que Dios nos dá que es un honor para nosotros ofrendárselo. De modo que, en mi opinión, si alguien quiere diezmar, que lo haga con alegría para el fortalecimiento de la obra cristiana. Pablo Santomauro refiere a continuación, sobre el mal uso que hacen algunos sobre el acto de diezmar.
En el cristianismo no es obligatorio diezmar
Seguiremos al apologista Pablo Santomauro en este árido tema. Él dice:
"Los cristianos no están bajo el mandamiento u obligación de diezmar. Reconocemos, eso sí, que un gran número de pastores ponen la obligación sobre los hombros de los fieles. Existe mucha enseñanza errónea respecto al diezmo, y ésta se origina en un falso entendimiento de la práctica de diezmar en el Antiguo Testamento. Los diezmos no eran primariamente ofrendas a Dios sino impuestos para sustentar el presupuesto nacional de la nación de Israel".
Y agrega un listado de triquiñuelas de algunos para presionar al cristiano para que diezme de las cuales reproduzco tres:
1) Abraham y Jacob diezmaron antes de la Ley – En el caso de Abraham, el NO dio los diezmos de sus pertenencias o ganancias, sino del botín de guerra como resultado de su victoria sobre los reyes de Mesopotamia. Jacob, por su parte, prometió a Dios el 10 por ciento de sus posesiones si Dios lo guardaba en su viaje a casa. Ambos diezmaron como respuesta a una bendición. No se trató del diezmo mosaico en el cual la persona debía diezmar le fuera como le fuera, bien o mal. Por otra parte, si los cristianos debemos diezmar hoy basados en este argumento, también debemos circuncidarnos porque los patriarcas lo hicieron. Decir que los judíos practicaban el diezmo antes de la Ley es abusar el texto bíblico.
2) Desde que el NT no prohíbe específicamente diezmar, entonces la práctica sigue en efecto hoy – Una lectura de Hechos 15 despeja las dudas y pone este argumento bajo tierra. Allí el Espíritu Santo y los apóstoles decidieron que los gentiles no estaban obligados por la Ley y sólo enumeraron ciertas excepciones como abstenerse de idolatría, sangre de ahogado y fornicación, pero no mencionaron ni sombra de la ley de diezmar. Además, si debemos diezmar por la simple razón de que el mandamiento no está abolido específicamente en el NT, entonces deberíamos guardar otras partes de la Ley que no están mencionadas en Hechos 15, entre ellas: hacernos flecos en las cuatro puntas de nuestras ropas (Dt. 22:12); mantener nuestros cabellos y barbas de acuerdo a la Ley (Lv. 19:27; perdonar a nuestros deudores cada siete años ( Dt. 15:1,2), etc.
5) Si no diezmamos le estamos robando a Dios – Esta es la triquiñuela favorita de muchos pastores. Usan el pasaje de Malaquías en el capítulo 3. El libro de Malaquías no fue escrito para los cristianos. Los profetas del AT se caracterizaban por exhortar al pueblo a guardar la ley de Dios. Malaquías también lo hace (Mal. 4:4), por lo tanto, ¿cómo puede ser que Malaquías 3:8, (¿Robará el hombre a Dios?) haya sido escrito para los cristianos, los cuales no estamos bajo la Ley? Jesucristo dijo que la ley y los profetas fueron hasta Juan (Lc. 16:16). Como si esto fuera poco, acusar a los cristianos que no diezman de ladrones es condenarlos al infierno virtualmente, ya que 1 Corintios 6:10 dice que los ladrones no heredarán el reino de Dios. Los que quieren imponer sobre los cristianos el diezmo del AT, tendrían que saber que bajo la ley, aun si diéramos el 10 % , estaríamos robándole a Dios, ya que como hemos visto la suma total de los diezmos era por encima del 20 %. Otro punto a considerar es que eran los levitas los que debían de traer el 10% de los diezmos, es decir el diezmo de los diezmos, “a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro” (Neh. 10:38). Por lo tanto, Dios estaba reprendiendo a los levitas en Malaquías 3, no al pueblo. El equivalente a los levitas en tiempos modernos serían los controversiales pastores que exigen el diezmo. ¿Traen ellos el diezmo de los diezmos a la iglesia? ¿O continúan viviendo en abundancia a expensas de su pobre grey? 
Conclusión
El cristiano esta facultado para ofrendar diezmo si así lo cree necesario. Sin embargo, ningún pastor puede obligar bajo presión a diezmar a otros, creándo cargos de conciencia, o haciéndo sentir que la falta de diezmo es dureza de corazón o maldad. Diezmar en la actualidad es voluntario. Cualquiera que diga que no, tiene en menos las Escrituras.

! DIOS CASTIGA ACASO.!

“Dios no castiga, el que conoce el corazón de Dios sabe que Dios no castiga. Dios es un padre y un padre bueno…un padre bueno no castiga, un padre bueno corrige”….“ Es imposible que Dios castigue, pues el castigo viene del odio, y en Dios no hay lugar para el odio, en cambio, la corrección viene del amor. Dios que es nuestro Padre, sólo anhela nuestra edificación, por eso nos corrige.” El significado de “castigo” según el diccionario
El diccionario de la Real Academia Española define castigo como:
Castigo.
(De castigar).
Pena que se impone a quien ha cometido un delito o falta.
Enmienda, corrección de una obra o de un escrito.
. Chile. Acción y efecto de castigar (‖ aminorar gastos).
Reprensión, aviso, consejo, amonestación o corrección.
. Ejemplo, advertencia, enseñanza.
ser de ~ algo.
Ser penoso o arduo.
Castigar.
(Del lat. castigāre).
Ejecutar algún castigo en un culpado.
Mortificar y afligir.
Estimular con el látigo o con las espuelas a una cabalgadura para que acelere la marcha.
escarmentar (‖ corregir con rigor a quien ha errado).
Corregir o enmendar una obra o un escrito.
Aminorar gastos.
. Enamorar por puro pasatiempo o jactancia.
Advertir, prevenir, enseñar.
Enmendarse, corregirse, abstenerse.
Obsérvese que además de que no se vincula al castigo con el odio, en algunos contextos el castigo es sinónimo de corrección, aunque Frank Morera contrapone ambos conceptos como excluyentes al sostener que Dios no castiga sino que corrige. Entendido de a su manera, ciertamente Dios no castigaría, porque Dios es amor y en ÉL no hay odio, pero ese no es el significado de la palabra castigo. El error que cometen otras personas es incluso más grave, porque ya no está basado en una mala comprensión del término, sino en la negación frontal de la justicia divina encontrándola incompatible con su misericordia. El Castigo divino en la Escritura
Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento encontramos la noción del castigo divino, pero en este caso hay que distinguir entre el castigo temporal, cuyo carácter es medicinal y busca la corrección del pecador para que se convierta y se salve, y el castigo eterno que es parte de la justicia divina como retribución al rechazo definitivo del amor de Dios.
El Castigo eterno
Que hay un castigo eterno impartido por Dios es algo que no se puede poner en duda a expensas de negar prácticamente toda la Biblia y el Magisterio de la Iglesia. Jesucristo lo dice claramente respecto a los que se condenen: “E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.»” (Mateo 25,46). Alguno dirá que no es Dios quien castiga sino la persona que se castiga a sí misma, pero esto también es incorrecto. La persona efectivamente sí elige su destino eterno en base a sus propias decisiones, pero es Dios quien imparte la justicia e imparte el castigo: “Por la dureza y la impenitencia de tu corazón vas atesorando contra ti cólera para el día de la cólera y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual dará a cada cual según sus obras: a los que, por la perseverancia en el bien busquen gloria, honor e inmortalidad: vida eterna; mas a los rebeldes, indóciles a la verdad y dóciles a la injusticia: cólera e indignación. ” (Romanos 2,5-8). “Porque es necesario que todos nosotros seamos puestos al descubierto ante el tribunal de Cristo, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo durante su vida mortal, el bien o el mal.” (2 Corintios 5,10); “Pues conocemos al que dijo: Mía es la venganza; yo daré lo merecido. Y también: El Señor juzgará a su pueblo.” (Hebreos 10,30); “en medio de una llama de fuego, y tome venganza de los que no conocen a Dios y de los que no obedecen al Evangelio de nuestro Señor Jesús. ” (2 Tesalonicenses 1,8)
El Castigo temporal o medicinal
En la Biblia frecuentemente se ve el castigo temporal como un medio medicinal para purificar al pecador o invitarle a conversión. La Iglesia misma en su disciplina de la excomunión castigaba con carácter misericordioso y medicinal excluyendo de la comunión eclesial a aquellos cuyas faltas lo ameritaban para que se convirtieran. Un ejemplo lo vemos en la primera epístola a los corintios donde San Pablo castiga con la excomunión a uno de los miembros de la Iglesia que vivía en adulterio: “Sólo se oye hablar de inmoralidad entre vosotros, y una inmoralidad tal, que no se da ni entre los gentiles, hasta el punto de que uno de vosotros vive con la mujer de su padre…Pues bien, yo por mi parte corporalmente ausente, pero presente en espíritu, he juzgado ya, como si me hallara presente, al que así obró: que en nombre del Señor Jesús, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de Jesús Señor nuestro, sea entregado ese individuo a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el Día del Señor. ” (1 Corintios 5,2-5), sin embargo en su siguiente carta San Pablo explica que el castigo buscaba su conversión e invita a perdonarle: “Bastante es para ese tal el castigo infligido por la comunidad, por lo que es mejor, por el contrario, que le perdonéis y le animéis no sea que se vea ése hundido en una excesiva tristeza.” (2 Corintios 2,6-7). Otro ejemplo lo encontramos en el Catecismo de la Iglesia Católica en donde se distingue entre el castigo de los condenados del castigo temporal que reciben las almas del purgatorio: “La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados.” (CEC 1031)
En el Antiguo Testamento abundan los ejemplos de castigos de parte de Dios que tienen tanto carácter medicinal así como la finalidad de impartir la justa retribución por parte de Dios por el pecado. Entre ellos podemos mencionar la destrucción de Sodoma y Gomorra, el Diluvio, la amenaza de la destrucción de Nínive, las plagas de Egipto, el castigo de David por su adulterio y asesinato de Urias el Hitita, etc.
El Nuevo Testamento no es la excepción. San Pablo por ejemplo, habla de cómo aquellos que recibían indignamente la Eucaristía eran castigados con enfermedades e incluso con la muerte: “Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo. Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y muchos débiles, y mueren no pocos.” (1 Corintios 11,29-30). Se menciona también el castigo de Herodes por no haber reconocido la gloria de Dios, quedando enfermo hasta morir: “El día convenido, Herodes, vestido con las vestiduras reales y sentado en su estrado, los arengaba, mientras el pueblo aclamaba: ¡Voz de dios, no de hombre! De improviso lo hirió el ángel del Señor, por no haber reconocido la gloria de Dios, y murió comido de gusanos.”(Hechos 12,21-23). También está el castigo de Ananías y Safira por haber mentido al Espíritu Santo: “Un hombre llamado Ananías, de acuerdo con su mujer Safira, vendió una propiedad, y se quedó con una parte del precio, sabiéndolo también su mujer; la otra parte la trajo y la puso a los pies de los apóstoles. Pedro le dijo: «Ananías, ¿cómo es que Satanás llenó tu corazón para mentir al Espíritu Santo, y quedarte con parte del precio del campo? ¿Es que mientras lo tenías no era tuyo, y una vez vendido no podías disponer del precio? ¿Por qué determinaste en tu corazón hacer esto? Nos has mentido a los hombres, sino a Dios.» Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y un gran temor se apoderó de cuantos lo oyeron. Se levantaron los jóvenes, le amortajaron y le llevaron a enterrar. Unas tres horas más tarde entró su mujer que ignoraba lo que había pasado. Pedro le preguntó: «Dime, ¿habéis vendido en tanto el campo?» Ella respondió: «Sí, en eso.» Y Pedro le replicó: «¿Cómo os habéis puesto de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? Mira, aquí a la puerta están los pies de los que han enterrado a tu marido; ellos te llevarán a ti.» Al instante ella cayó a sus pies y expiró. Entrando los jóvenes, la hallaron muerta, y la llevaron a enterrar junto a su marido.” (Hechos 5,1-10)
Es tan disparatado negar que Dios castiga, que implica negar los propios mandamientos divinos, pues en ellos Dios menciona la clara posibilidad de castigar a quienes los desobedece: “No pronunciarás en vano el nombre del Señor, tu Dios, porque Él no dejará sin castigo al que lo pronuncie en vano” (Éxodo 20,7).
Por eso insisto antes de continuar, que debe quedar claro que el castigo temporal no excluye sino que comprende la corrección, tal como queda claro en la Escritura:
“Castigando la culpa educas al hombre, y roes como polilla sus tesoros. El hombre no es más que un soplo.” (Salmo 39,12)
“Así como usa de misericordia, así también castiga; él juzga al hombre según sus obras.” (Eclesiástico 47,13).
“El castigo y la reprensión acarrean sabiduría; pero el muchacho abandonado a sus antojos, es la confusión de su madre.” (Proverbios 29,15).
“Porque el Señor castiga a los que ama, y en los cuales tiene puesto su afecto, como lo tiene un padre en sus hijos.” (Proverbios 3,12).
“Si bien cuando lo somos, el Señor nos castiga como a hijos con el fin de que no seamos condenados junto con este mundo.” (1 Corintios 11,32).
“Sino que os habéis olvidado ya de las palabras de consuelo, que os dirige Dios como a hijos, diciendo en la Escritura. Hijo mío, no desprecies la corrección o castigo del Señor, ni caigas de ánimo cuando te reprende. (Hebreos 12,4).
“Porque el Señor al que ama, le castiga; y a cualquiera que recibe por hijo suyo, le azota y le prueba con adversidades.” (Hebreos 12,5).
Además, este castigo que Dios impone al pecador no es tan sólo un medio correctivo o intimidatorio, sino que también persigue la expiación de la ofensa inferida a Dios y la restauración del orden moral perturbado por el pecado[3].
El Castigo en la Iglesia primitiva
La Iglesia primitiva interpretó de igual manera el castigo eterno como la retribución por las acciones pecaminosas no contritas de parte de la justicia divina y el castigo temporal como una corrección medicinal para invitar al pecador a la conversión. San Clemente Romano, quien fue ordenado sacerdote por el propio San Pedro y fue también obispo de Roma escribe en su epístola a los corintios una exhortación donde el castigo está vinculado directamente con la corrección y la disciplina.
Clemente Romano – (año 107)
“Aceptemos la corrección y disciplina, por la cual nadie debe sentirse desazonado, amados. La admonición que nos hacemos los unos a los otros es buena y altamente útil; porque nos une a la voluntad de Dios. Porque así dice la santa palabra: Me castigó ciertamente el Señor, mas no me libró a la muerte. Porque el Señor al que ama reprende, y azota a todo hijo a quien recibe. Porque el justo, se dice, me castigará en misericordia y me reprenderá, pero no sea ungida mi cabeza por la misericordia de los pecadores. Y también dice: Bienaventurado es el hombre a quien Dios corrige, y no menosprecia la corrección del Todopoderoso. Porque él es quien hace la herida y él la vendará; él hiere y sus manos curan. En seis tribulaciones te librará de la aflicción; y en la séptima no te tocará el mal. En el hambre te salvará de la muerte, y en la guerra te librará del brazo de la espada. Del azote de la lengua te guardará, y no tendrás miedo de los males que se acercan. De los malos y los injustos te reirás, y de las fieras no tendrás temor. Pues las fieras estarán en paz contigo. Entonces sabrás que habrá paz en tu casa; y la habitación de tu tienda no irá mal (fallará), y sabrás que tu descendencia es numerosa, y tu prole como la hierba del campo. Y llegarás al sepulcro maduro como una gavilla segada en sazón, o como el montón en la era, recogido a su debido tiempo. Como podéis ver, amados, grande es la protección de los que han sido disciplinados por el Señor; porque siendo un buen padre, nos castiga con miras a que podamos obtener misericordia por medio de su justo castigo.” (Clemente Romano, Epístola a los corintios, LVI)
El Pastor de Hermas – (año 141 – 155)
El «Pastor de Hermas» es un libro que fue muy apreciado en la Iglesia primitiva, hasta el punto de que algunos de los Santos Padres llegaron a considerarlo como canónico. Gracias al Fragmento de Muratori (un pergamino del año 180 que recoge la lista de los libros inspirados, descubierto y publicado en el siglo XV), sabemos que fue compuesto por un tal Hermas, hermano del Papa Pío I, en la ciudad de Roma. En esta obra que refleja el pensamiento cristiano más primitivo, encontramos como también se relaciona el castigo temporal con la corrección que busca la conversión.
“Pero, Hermas, no guardes ya rencor contra tus hijos, ni permitas que tu hermana haga lo que quiera, para que puedan ser purificados de sus pecados anteriores. Porque ellos serán castigados con castigo justo, a menos que les guardes rencor tú mismo”
El Pastor de Hermas, Visión Segunda, Sexta Parábola, III (7)
“Porque un hombre es atormentado durante tantos años como días ha vivido en la autoindulgencia. Ves, pues», me dijo «que el tiempo de la autoindulgencia y el engaño es muy corto, pero el tiempo del castigo y el tormento es largo. ”
El Pastor de Hermas, Visión Quinta, Sexta Parábola, IV (64)
Epístola de Bernabé – (año 130)
Este tratado cristianos primitivo ha sido atribuido desde comienzos de la Iglesia a Bernabé, el colaborador de San Pablo. En él se advierte que Dios castigará con la condenación a los que mueren en pecados graves, como idolatría, adulterio, asesinato, robo, etc.:
“Mas el camino del “Negro” es torcido y lleno de maldición, pues es camino de muerte eterna con castigo, en que están las cosas que pierden el alma de quienes lo siguen: idolatría, temeridad, altivez de poder, hipocresía, doblez de corazón, adulterio, asesinato, robo, soberbia, transgresión, engaño, maldad, arrogancia, hechicería, magia, avaricia, falta de temor de Dios”
Epístola de Bernabé, XX,1
Martirio de Policarpo – (año 156 - 177)
Escrito cristiano primitivo que narra el martirio de San Policarpo, quien fuera discípulo directo del apóstol San Juan. En él narra cómo los cristianos preferían morir antes de sufrir el castigo divino:
“Y prestando atención a la gracia de Cristo, despreciaban las torturas del mundo, comprando al coste de una hora el ser librados de un castigo eterno. ”
Martirio de Policarpo, III
Conclusiones
La noción de que Dios no castiga está fundada en unos casos, o en una mala comprensión del significado de la palabra castigo, o en una noción superficial y deficiente del amor de Dios. Como explica Santo Tomás, Dios es amor y quiere que todos se salven, pero también es justo y como tal también desea castigar al que peca. Ambas cosas no se excluyen: “Dios quiere con voluntad antecedente salvar a todo hombre; con voluntad consecuente, y por su justicia, quiere castigar a algunos.” (Santo Tomás, Suma Teológica, L.1, Q.19, a.7). Dios puede castigar para corregirnos, no por odio sino precisamente por amor, como lo hacemos con nuestros hijos, y como ejemplifica San Agustín: “Ni es otra la forma como castigamos a nuestros hijos, es decir, airados e indignados; pero no los castigaríamos si no los amáramos. ” (San Agustín, Sermón LXXXII, 2). Es Jesucristo quien nos advierte a cada uno de nosotros: “aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes” (Lucas 12,47). ¿No es esto castigo? dirán algunos “corrección”. Yo digo, que en este caso, ambas son lo mismo.