domingo, 19 de octubre de 2014

! Seguir a Jesus no es facil pero tampoco imposible.!

Seguir al Señor Jesucristo, que es un anhelo de muchas personas en el mundo, demanda que paguemos un precio. Comienza con rendirnos a Él y prosigue con la determinación de perseverar en Sus caminos. Es una determinación que marca un cambio en nuestra existencia. Afecta positivamente el presente, pero también nos asegura eternidad en Su Presencia. Seguir al Señor Jesús no será fácil en la medida en que luchemos en nuestras fuerzas. Si queremos vencer, es necesario que nos movamos prendidos de Su mano. No habrá dificultad, oposición u ataque al que no podamos vencer. Él nos asegura la victoria. Nos ayuda, nos guía, nos fortalece. Si ha sido llamado por Jesús el Señor a emprender ese proceso maravilloso de transformación personal y espiritual, adelante. Pero no se desprenda de Su mano por ninguna circunstancia. El propósito principal en seguir a Cristo está en llegar a ser semejante a él. Esto lo declara el mismo Señor en otro pasaje de la Biblia, con las siguientes palabras: "El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor" (Mateo 10.24-25). El gozo de Cristo, la vida poderosa, victoriosa del Señor, el trabajo alegre que conduce a la creación de un mundo nuevo, de un estado de cosas distintas, todo viene como consecuencia de seguir a Cristo.
LA DECISIÓN DE SEGUIR A JESÚS DEBE NACER EN EL CORAZON Y NO SER FRUTO DE LAS EMOCIONES a.En las multitudes hay muchos espectadores
1. Las palabras construyen sueños o realidades
2. Hay que evaluar qué decisión tomamos, medir las consecuencias b. En las multitudes no hay compromiso
2. ¿Somos parte de los seguidores?
a. Implica salirse de las multitudes
a. El cristiano no se ata con sus palabras
b. Debemos recuperar el valor de las palabras
3. Seguir a Jesús implica no devolverno No solo por hoy... mañana y pasado también... Hablar acerca del gozo que significa seguir a Cristo. Cuando el Maestro estuvo en el mundo llamó a hombres de todas las clases sociales para que le siguieran. El evangelista Mateo transcribe el siguiente llamamiento del Señor: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga" (Mateo 11.28-30).
Era un llamamiento para venir y aprender, venir a vivir, venir y trabajar por la vida eterna. Cristo sabía que muchos de los que llegarían a seguirle no sabrían el significado de este seguimiento, por eso vuelve a decir, esta vez a sus discípulos: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz y sígame" (Mateo 16.24). Siguiendo a Cristo somos gradualmente transformados a una vida distinta, mejor y eterna en los cielos. Sentimos en nuestra alma un gozo nuevo; nos sentimos perdonados de nuestros pecados y en posesión de una paz gozosa, de una salvación sin límites. No era, desde luego, cosa sencilla seguir a Cristo. ¿Qué significa seguir a Cristo? Primeramente, seguir al Señor es aceptar una invitación personal. Nos llenamos de alegría cuando alguien de cierta categoría social o política nos extiende una invitación. La invitación de Cristo está hecha. Es cuestión de decir "SI" a ella y hacerla nuestra.
Pedro, Andrés y Juan experimentaron el gozo de la invitación personal de Cristo, cuando se hallaban pescando en el mar de Galilea. La Biblia dice acerca de él: "Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron" (Mateo 4.18-22). Abandonar los propósitos de uno en la vida, vivir con una responsabilidad distinta, seguir de cerca el plan propuesto por el Maestro para llegar a ser discípulo, no era cosa fácil. Pero Dios ha querido siempre lo difícil. Cristo invitó a tres hombres más para que le siguieran. El primero prometió seguirle, pero no se detuvo a considerar el precio de este seguimiento, y por lo tanto fracasó (Lucas 9.57-58). El tercero intentó igualmente seguirlo, pero no estaba dispuesto a dejar a los suyos. El segundo hombre es el que más nos interesa. También sintió deseos de seguir tras el Maestro, seguramente no le faltó la voluntad, pero pidió permiso al Señor para ir primeramente a un entierro. Fue a éste a quien dijo Cristo: "Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios" (Lucas 9.60).
SEGUIR A JESÚS IMPLICA ESPERAR EN DIOS
1. Jesús no hizo promesas
a. De liderazgo o de reconocimiento
b. De riquezas o de posición social
c. De que “todo marcharía bien”
d. De que no “nadarían contra la corriente”
2. Jesús confrontó a sus discípulos con la renuncia
a. Dejar todo en manos de Dios: economía, futuro, carrera...
b. Vivir un día a la vez, pero con Dios
c. Someterse a los “intempestivos” cambios en los planes de Dios
d. Dejar atrás las ataduras emocionales
e. Salirse de las multitudes para siempre “Deja que los muertos entierren a sus muertos…” Es bueno notar que los nombres, Jesus los mencionaba concretamente, no se trataba de eclesiásticos llenos de sabiduría humana, eran pescadores que trabajan para ganarse la vida como todos nosotros. Pero Cristo quería que dejaran sus trabajos y le siguieran, y eso quiere también de todos nosotros. La invitación de Cristo no quedaba limitada a aquellos pocos. Cristo me llamó a mí, ha llamado a millones a través de los tiempos, y sigue llamando a todos los hombres, a todos las mujeres."He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo" (Apocalipsis 3.20). Esto ocurrió en el caso de los discípulos. Pedro, Juan y Andrés fueron llamados a seguir a Cristo, pero fueron llamados para una misión específica: "Yo os haré pescadores de hombres", les dijo el Maestro. Un tercer motivo de gozo en seguir a Cristo. Y es el de la disciplina que este seguimiento impone. Hay algunos "maestros", y hemos escrito esta palabra entre comillas, que reclaman menos de los seguidores; otros reclaman más. Pero la disciplina que Cristo impone a quienes le siguen es totalmente distinta. Cristo no reclama más ni menos que otros. Lo que él reclama es un seguimiento distinto, que envuelve toda la personalidad del discípulo, que impone unos sacrificios personales, naturalmente recompensados por el gozo que origina. El evangelista Lucas nos transcribe estas palabras de Jesús: "Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser mi discípulo... Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo" (Lucas 14.26,33).
Este es el precio que hay que pagar por seguir a Cristo. Renunciar al amor de los seres que más amamos, de las cosas que más queremos, si es que estos seres y estas cosas nos apartan del Señor. Cristo debe ser primero en nuestra vida, primero en nuestros objetivos terrenos, primero en nuestro suspiro final. Pero este precio es posible pagarlo. No hay nada difícil ni imposible en la vida con Cristo. Porque el Señor no exige imposibles. El conocía y conoce perfectamente nuestras debilidades, nuestras indecisiones, nuestros pecados. Precisamente por todas estas cosas murió en la cruz. Pero, a pesar de ello, Cristo quiere que andemos cerca de él. Esto no puede hacerse, lógicamente, si la sangre de Cristo no ha salvado primeramente nuestra alma."Por tanto, id, y hacer discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" (Mateo 28.19-20).
Esta salvación tiene dos fuentes distintas y origina dos causas diferentes. Primeramente es preciso una decisión personal en seguir a Cristo. Esto crea una experiencia espiritual no experimentada hasta entonces y da una nueva razón de vivir. Pablo, el apóstol, dice en el capítulo 10 de la epístola a los Romanos que la salvación viene por la obediencia a los mandamientos de Cristo, por el reconocimiento del Salvador y Señor resucitado. Cuando creemos en Cristo, cuando le obedecemos, cuando nos arrepentimos de nuestros pecados, cuando confesamos públicamente su divinidad y cuando somos bautizados por inmersión, entramos en una nueva relación con Cristo y por medio de él con Dios (Marcos 16.16; Hechos 2.38; Mateo 10.32-33; Lucas 13.3).
El bautismo del Nuevo Testamento no es para ser administrado a cualquier persona, sino únicamente a aquellos que creen firmemente en el Señor, a los que adopten la más importante decisión de su vida, dejando de pecar y entregándose completamente al Señor. El bautismo ha de ser forzosamente de personas adultas porque el bautismo cristiano es un símbolo de la muerte, sepultura y resurrección de Cristo (Romanos 6.11). En la epístola a los Gálatas, Pablo aclara esto bien en las siguientes palabras: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gálatas 2.20). UNO NECESITA CONSIDERAR EL COSTO ANTES DE LLEGAR A SER UN
DISCÍPULO... Seguir a Jesús en ese tiempo significaría abandonar todo
Así fue necesario que lo hicieran Pedro, Andrés, Santiago, y Juan – Mt 4:18-22

! DAR LA LIMOSNA.!

La palabra «limosna» no la oímos hoy con gusto. Notamos en ella algo humillante. Esta palabra parece suponer un sistema social en el que reina la injusticia, la desigual distribución de bienes, un sistema que debería ser cambiado con reformas adecuadas. De acuerdo con la Biblia, la limosna implica "dar" ayuda a los que lo necesitan. Las limosnas se administran de una variedad de maneras y se otorgan de distintas formas, ya sea ayudando a un prójimo a conseguir un trabajo honesto o dando un poco de dinero a un mendigo desconocido. “La limosna ha sido siempre, en la tradición de la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, una vara para medir la justicia”. ¿Qué significa la palabra «limosna»?
La palabra griega «eleemosyne» proviene de «éleos», que quiere decir compasión y misericordia; inicialmente indicaba la actitud del hombre misericordioso y, luego, todas las obras de caridad hacia los necesitados. Recordemos aquí a San Pablo: «Si repartiere toda mi hacienda... no teniendo caridad, nada me aprovecha» (1Cor 13,3). También San Agustín escribe muy bien a este propósito: «Si extiendes la mano para dar, pero no tienes misericordia en el corazón, no has hecho nada; en cambio, si tienes misericordia en el corazón, aun cuando no tuvieses nada que dar con tu mano, Dios acepta tu limosna» El hecho de ofrecer limosna a quien la necesite es uno de los deberes dentro de la práctica del cristianismo. Jesús dirá de ellos “sepulcros blanqueados” en el análogo pasaje del Evangelio de Mateo, remarcando ciertas actitudes que Él define con dureza como “inmundicia”, “podredumbre”. “Den más bien como limosna todo lo que tienen dentro”, es su contrapropuesta. Cada religión tiene sus propias reglas, que se aplican tanto a las limosnas en sí como a quien las da y a quien las recibe. Dentro del cristianismo, es un requisito dar limosna si se está intentando ser un buen cristiano. La Biblia instruye en Mateo 5:42. "Da al que te pida, y no le muestres la espalda al que quiere tomar prestado de ti". La limosna es el acto de dar dinero o bienes a los necesitados como parte de la disciplina religiosa. Varias religiones consideran el acto de dar limosna como una virtud, tal es el caso dentro del cristianismo, el judaísmo, el budismo, el islamismo y el hinduismo. La Biblia contiene muchas referencias hacia la limosna, ya que de acuerdo con la tradición cristiana, el servicio a los demás trae consigo plenitud espiritual y virtud ante los ojos del Señor. En Lucas 6:38, Jesús dijo: "Porque si das, conseguirás. Tu dádiva regresará a ti en medida plena y desbordante, pero apretada y remecida para hacer espacio para que puedas recibir más en tu regazo. La medida que uses para dar-grande o pequeña- servirá para medir lo que recibas". En ese sentido, dar limosna no sólo genera satisfacción, sino dones para quien ofrece. No hacerlo puede generar consecuencias negativas. Según Proverbios 28:27, "El que da al pobre nunca sufrirá necesidad, pero el que cierra sus ojos tendrá muchas maldiciones "dar limosna cumple uno de los principios necesarios de la fe cristiana, que es alentar a las personas a desarrollar un espíritu más generoso.. Las personas sin hogar son un claro ejemplo de quienes necesitan limosnas; sin embargo, un buen cristiano también puede dar limosna a un vecino o miembro de la familia que necesite asistencia. En Lucas 21:1-4, Jesús vio a los ricos haciendo donaciones. Luego, vio a una viuda pobre que dio dos pequeñas monedas de cobre, a lo cual dijo: "De cierto digo, que esta viuda pobre ofreció más que todos los ricos; porque ellos de su riqueza ofrecieron sus sobras, pero ella de su pobreza ofreció todo lo que tenía para vivir". La «limosna» así entendida tiene un significado, en cierto sentido, decisivo para tal conversión. Para convencerse de ello, basta recordar la imagen del juicio final que Cristo nos ha dado:
«Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; peregriné, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; preso, y vinisteis a verme. Y le responderán los justos: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos peregrino y te acogimos, desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el Rey les dirá: En verdad os digo que cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,35-40).

VIVIR EN EL ESPIRITU DE DIOS, NO EN EL DE LA CARNE


Es el enemigo numero uno del hombre, sea cristiano o nó, junto con el dinero.
El cristiano hijo de Dios, Cristo le limpió y purificó, echó fuera de el lo que tenia de viciado y animal, viejo hombre, ahora vive en su cuerpo, o templo santo o tabernaculo, un nuevo ser que se llama Jesucristo, ya no vivo yo, mas vive cristo en mi, es de muy mal gusto obligar a mi nuevo ser, a tener relaciones carnales, esto es pecado, ya no somos nosotros CRISTO VIVE EN EL HOMBRE, y es PECADO, salvo. en el querer procrear, en cuyo caso se pedirá a Dios por ello. Cuando nosotros leemos en los evangelios, podemos comprobar que el Señor Jesucristo era conducido por el Espíritu mientras estaba en la carne. El mismo enseñó que la Biblia fue inspirada por el Espíritu, y prometió que el mismo Espíritu estaría en los discípulos para guiarles y enseñarles todas las cosas: "Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviara en mi nombre, él os enseñara todas las cosas, y os recordara todo lo que yo os he dicho". Jesús pidió de los suyos un andar tan perfecto que solo Dios en ellos podía efectuarlo: "Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entrareis en el reino de los cielos"(Mt. 5:20), "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que esta en los cielos es perfecto"(Mt. 5:48).
Jesucristo enseñó que lo espiritual es más importante que lo material; idea que debe gobernar nuestra conciencia día tras día "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas os serán dadas por añadiduras" (Mt. 6:33).
El único Espiritu de todos los cristianos es el Espiritu Santo de Dios o de Cristo, somos su cuerpo y su iglesia, (tambien llamado Espiritu de Cristo) y los deseos sucios carnales de fornicación, lascivia, lujúria y pecaminosos que antes subía a nuestra mente el "viejo hombre", viciado, animal, corrupto, adánico, (demonio) ya no existen. salvo ahora la carne, algo mas leve. Dios nos ha dejado instrucciones muy concretas en el manual de las Sagradas Escrituras para aprender, como llegar a ser enteramente una persona perfecta y viviendo en la plenitud del Espíritu Santo. (2ª Tim. 3:16-17, Juan 6:63, 1ª Co. 2:9-10).
Según estas lecturas, el Espíritu Santo nos dejó la Biblia para que por sus enseñanzas aprendiéramos a ser "enteramente perfectos". Cristo nos ha dicho que sus palabras son "espíritu y son vida", y Pablo nos ha recordado que el Espíritu Santo nos revela aun las cosas mas profundas de Dios.
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Ahora nuestro nuevo espíritu es el Espíritu Santo de Dios y de Jesucristo,RO.8.9                                   El nos sube pensamientos y sueños, pero de paz, amor, pureza y gozo, no impuros,                               de fornicación, concupiscencia y lascivia, pero aun así, somos tentados por nuestra propia carne,         que simpatiza y obedece al diablo.
Los deseos sucios y carnales, son y vienen de nuestra carne no del Espiritu Santo actual.              Todo verdadero creyente tendrá una experiencia muy dura de lo que cuesta vencer los impulsos del viejo hombre (naturaleza) cuya tendencia es llevarnos siempre a hacer aquellas cosas que odiamos y aborrecemos, pero que están en nosotros tratando de impedirnos vivir mas en el Espíritu que en la carne."Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mi. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal esta en mi. Porque según el hombre interior (hombre espiritual-nueva criatura) me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros que se revela contra la ley de mi mente y que me lleva cautivo a la ley del pecado que esta en mis miembros.                                                     ¡Miserable de mí!¿Quién me librara de este cuerpo (carne) de muerte?¡Gracias doy a mi Dios, por Jesucristo Señor nuestro..."(Ro. 7:19-25).
Sin embargo, algunas personas, que creen tener a Cristo, pueden desear la fornicación, concupiscencia y la lujuria, lascivia, si, dar placer a los deseos animales sucios e indignos de la carne, sin llegar a comprender, que el que esto haga, es porque no llega a comprender que el Espíritu de Dios o de Cristo mora en el,
El hombre no puede ni debe someter a su esposa a actos sucios e indignos, animales, demoniacos.
Ahora en Cristo, en vez de dar placer a nuestra carne, debemos darsela a Dios, y dejar que el verdadero amor de Dios fluya en la pareja en ese acto de la manera mas limpia, digna y menos pecaminosa, ante Dios que todo lo ve y oye, porque mora dentro de la persona.
La fuerza y fuego carnal, animal, salvaje, demoniaca que antes ejercía el "viejo hombre", (demonio) sobre la persona, desde dentro del cuerpo, no la ejerce ahora la carne, es mas leve, esta sometida en algunas cosas a Dios, el cristiano es libre de esa esclavitud siempre que asi lo desee, por Jesucristo. ¡Cuando estas cosas las practicamos estamos muy lejos de aprender a vivir mas en el Espíritu, y por el contrario, creceremos en vivir mas según los deseos del viejo hombre que ya fue crucificado cuando bajábamos a las aguas del bautismo. Hay varias maneras en que un hijo de Dios puede apagar o restringir al Espíritu Santo, no permitiendo que cumpla la plena voluntad de Dios, sea en nosotros o sea en otros. Le limitamos cuando no prestamos atención a sus indicaciones acerca de alguna obra buena que podamos hacer. Acerca de nuestro testimonio para que hablemos a otros de Jesucristo. Cuando perdemos el interés en la oración, cuando no tenemos celo por su Palabra, en su estudio, cuando dejamos de congregarnos, preocupados los unos por los otros, cuando pudiendo hacer el bien a otros dejamos de hacerlo, etc, etc, entonces ese poder que tenemos dentro de nosotros en su persona queda anulado por nosotros mismos, y nuestro corazón queda abonado para que nuestra carnalidad pueda hacer su obra sin ninguna oposición. El deseo de saber como vivir mas en Espíritu que en la carne debe estar motivado por un solo deseo u objetivo,"Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios"(Col. 1:8-10). Esta parte de la oración del apóstol para los Colosenses, nos indica que donde esta el Espíritu en plenitud, allí está la santidad y el poder. Al andar en el Espíritu, guiados por el Espíritu, bebiendo del Espíritu, llegaremos a la plenitud y el poder con efectos que solo Dios puede alcanzar a saber. El Espíritu Santo "habita en el creyente", pero podemos tenerle entristecido y al mismo tiempo podemos llegar a APAGARLO. (1ª Tes. 5:19).
La mujer caza el alma vida espiritu, del hombre, al vuelo. EZ.13.20
Dios no necesita que su pueblo fornique para tener descendencia, Dios engendra a su pueblo;
La relacion de pareja del cristiano, es nula o casi nula, pues en el bautismo renunció a ello. La relación de pareja del cristiano, esta regulada en cierto modo por Dios, contra las pasiones desenfrenadas de fuego animal y diabolico, dando preeminencia a las caricias y amores dignos y honestos a los ojos de Dios, que esta en esos cuerpos, y todo lo ve, y todo lo oye
El hombre viene del mundo y de sus placeres, y ahora en Cristo se abstiene de todo ello, incluida la mujer, ese deseo carnal que antes ejercia la carne, en el bautismo queda disminuido, y ahora procura dar placer, pero al Espiritu Santo de Dios que mora en el; ahora vivimos en el Espiritu, y hemos casi anulado a la carne en nosotros, gracias al Espiritu Santo de Cristo que mora en el Cristiano autentico, y si alguno no le tiene, es que no es cristiano.
Absteneos de fornicación, nos dice el Señor, y fornicación es todo acto de pasiones desenfrenadas,de fuego animal y diabolico y lascivia.
Es muy dificil dar gloria a DIOS en el acto, muy dificil, casi imposible.
La fornicacion es el deseo carnal y sucio a los ojos de Dios; el deseo mediante el amor y limpio, si es de Dios.