lunes, 1 de octubre de 2012

JESUS SI.......IGLESIA NO.

Nada hay de más absurdo que separar a la Iglesia de Cristo. Entre Cristo y la Iglesia no hay ninguna división ni contraposición." La Iglesia está fundada sobre los Apóstoles, elegidos directamente por Cristo. Ellos "son así el signo más evidente de la voluntad de Jesús respecto a la existencia y la misión de su Iglesia, la garantía de que entre Cristo y la Iglesia no existe ninguna contraposición" "Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron junto a él. Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios. Instituyó a los Doce…" (Mc 3,13-16; . Mt 10,1-4; Por medio de los Apóstoles, remontamos entonces hasta Jesús mismo." La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, del cual Cristo es Cabeza ( Ef 5,3). No se puede separar la Cabeza del Cuerpo ni viceversa: se tendrían dos realidades desnaturalizadas, decapitadas. Cristo "es también la cabeza del cuerpo, de la Iglesia" (Col 1, 18). Cristo y la Iglesia forman el "Cristo total (…) Plenitud de Cristo: la Cabeza y los miembros. ¿Cuál es la Cabeza, y cuáles son los miembros? Cristo y la Iglesia" "Cabeza y miembros son, por así decir, una sola persona mística" "Del mismo modo que, en el hombre, cabeza y cuerpo forman un solo hombre, así el Hijo de la Virgen y sus miembros constituyen también un solo hombre y un solo Hijo del hombre. El Cristo íntegro y total, como se desprende de la Escritura, lo forman la cabeza y el cuerpo. En efecto, todos los miembros juntos forman aquel único cuerpo que, unido a su cabeza, es el único Hijo del hombre quien, al ser también Hijo de Dios, es el único Hijo de Dios y forma con Dios el Dios único. Por ello el cuerpo íntegro con su cabeza es Hijo del hombre, Hijo de Dios y Dios. Por eso se dice también: Padre, éste es mi deseo: que sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti. (Jn. 17,21). Si se separase Cristo de la Iglesia; Se tendría una falsificación de la realidad y de la misión de Cristo mismo: se tendría "un Jesús de fantasía. No podemos tener a Jesús prescindiendo de la realidad que él ha creado y en la cual se comunica. Entre el Hijo de Dios encarnado y su Iglesia existe una profunda, inseparable y misteriosa continuidad, en virtud de la cual Cristo está presente hoy en su pueblo" "La Iglesia no tiene otra luz que la de Cristo; ella es, según una imagen predilecta de los Padres de la Iglesia, comparable a la luna cuya luz es reflejo del sol" La Iglesia por tanto no vive de sí misma y para sí misma, sino de Cristo Somos miembros de la Iglesia, hermanos los unos de los otros verdaderamente y solamente en cuanto somos hermanos de Cristo. Formamos la Iglesia, en cuanto Cristo nos une íntimamente a Sí mismo. Es Él quien nos hace ser una sola cosa entre nosotros. Más estamos unidos a Él y más estamos unidos entre nosotros. Esto se realiza de modo particular mediante el sacramento del Bautismo, en virtud del cual estamos unidos a la Muerte y a la Resurrección de Cristo. " Si no se tiene a la Iglesia por madre, no se puede tener a Dios por Padre" "El Hijo de Dios, habiendo tomado la naturaleza humana, se unió a ella tan íntimamente, que no sólo en aquel hombre que es el primogénito de toda creatura, sino también en todos sus santos, no hay más que un solo y único Cristo; y, del mismo modo que no puede separarse la cabeza de los miembros, así tampoco los miembros pueden separarse de la cabeza" El eslogan "Jesús sí, Iglesia no" es por lo tanto del todo inaceptable e inconciliable con la voluntad de Cristo y con la naturaleza misma de la Iglesia.

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