jueves, 4 de julio de 2013

LAS PROMESAS DE DIOS NO SON COMO LAS NUESTRAS.

De la manera en que algunos usan el término, una promesa no es nada más que una buena intención que se descarta fácilmente si se torna problemática. Estas personas ven la promesa como algo que se hace para no cumplirla.Pero cuando Dios promete algo, hace más que expresar un simple deseo. ¡Está dando Su palabra, que es absolutamente confiable! !Como creyentes somos ricos.! Es muy triste darse cuenta que muchos creyentes viven como mendigos espirituales a pesar de las grandes riquezas que Dios les ha preparado. Gracias a sus “preciosas y grandísimas promesas”, Él nos ha dotado de todo lo que necesitamos para disfrutar de vidas agradables y fructíferas delante de Él y del mundo en general. Las promesas del Señor abarcan todas las esferas de las necesidades humanas. Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él Amén, por medio de nosotros, para la Gloria de Dios. 2 Corintios 1:20. Consolados para consolar a otros: Alguien dijo que Dios no nos consuela solamente para que seamos consolados sino para que seamos consoladores. El nos alienta de tal manera que podamos alentar a otras personas en cualquier dificultad, aflicción o desaliento. En otras palabras, el propósito de Dios es que nosotros sirvamos de cauces por medio de los cuales su consolación divina pueda fluir a otros que estén pasando por momentos de dificultades y se sientan oprimidos por las circunstancias, el mundo y el diablo Liberados por el poder resucitador de Dios:El apóstol soportaba las tribulaciones para que los creyentes a quienes él había ganado disfrutaran de aliento y salvación. La salvación de ellos, a la vez, se hada eficaz solamente en la medida en que ellos estuvieran dispuestos a sufrir las mismas aflicciones por las que estaban pasando Pablo y sus acompañantes. De la misma manera también recibía consolación para que los creyentes fueran consolados. Y salvos. La salvación en este caso significa al más que ser convertidos del pecado. En ella se incluyen todas las bendiciones y triunfos que Cristo logró para nosotros al morir y resucitar por nuestro bien. Las promesas de Dios en Cristo: La Biblia no enseña que haya ventaja alguna en morir como mártir por la fe. Es más importante vivir por Cristo que morir por El. Pero muchas veces, para poder vivir el tipo de vida que El espera que vivamos tenemos que enfrentarnos a peligros de muerte. Esto fue lo que le aconteció a Pablo y, su equipo, pero Dios los protegió milagrosamente. El Dios que es poderoso para resucitar a los muertos también lo es para salvar, rescatar y librar a los vivos. El apóstol también abrigaba la esperanza de que Dios seguirla protegiéndolos en el futuro. Todas las promesas del Señor son nuestras: El les asegura que "nuestra esperanza respecto de vosotros es firme" (versículo 7). El tenía mucha confianza de que así como los corintios habían sido firmes en las tribulaciones pasadas también lo serían en el futuro. El esperaba que ellos siguieran siendo partícipes de los sufrimientos que se experimentan por causa del evangelio. Asimismo ellos habrían de seguir firmes en la consolación de Cristo, a fin de que pudieran consolar también a otros. Dios nos ha dado un anticipo: A una persona que esté pasando por momentos de aprietos y dificultades le resulta de mucho más consuelo oír que alguien diga: "Esto me sucedió, pero por la gracia de Dios salí victorioso", que cuando. el que habla se refiere a algo que él no experimentó. En Cristo Jesús sólo hay un sí para todas las promesas de Dios. El ya estampó el inquebrantable amén a todas ellas. Todo lo que falta es que nosotros también apliquemos nuestro "amén". El triunfo en Cristo:Recuerde esto cuando le toque pasar por otra circunstancia apremiante, a fin de que sus pruebas y aflicciones le puedan servir de preparación para ayudar a otros. Cada vez que tenga que enfrentarse a una dificultad piense en que Dios puede estar dándole la oportunidad de aprender algo nuevo para ayudar a alguien. Jesús predicó y enseñó siempre un mensaje positivo. A cualquier lugar adonde fuera siempre iba haciendo bien a todos. Esto no quiere decir que no actuara con firmeza contra el pecado, siempre que fuese necesario. El denunció la hipocresía y el engaño de la religión que anuncia los líderes de los judíos. No obstante, sanó con amor a los enfermos e hizo uso de palabras bondadosas y tiernas para consolar a los quebrantados de corazón. Predicó contra el pecado, pero también le señaló al hombre el camino para ser justificado delante de Dios. A menudo anunció el justo juicio de Dios, pero con mayor frecuencia se refirió al perdón que hay disponible para el penitente. El grato olor de Cristo El grato olor de Cristo Una predicación pura y sincera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario