jueves, 20 de junio de 2013

SENTIRSE MUY ORGULLOSOS DE SER HUMILDE CATOLICO.

En el mundo actual existe una actitud anticatólica manifiesta, de modo que quien desee manifestarse abiertamente como católico, recibirá constantemente críticas y oposiciones, que pueden llegar a verdaderas persecuciones. Muchos políticos, incluso de países mayoritaria¬mente cristianos, pareciera que tienen un deseo común: eliminar la fe católica del mundo. Y lo hacen como si la Iglesia fuera una institución retrógrada, oscurantista e intolerante, que debe ser eliminada por no favorecer la paz, sino fomentar la violencia. Evidentemente, eso no es verdad, pero pretenden imponer sus ideas por la fuerza del poder político o a través de los grandes medios de educación y comunicación social.Ser católicos de verdad en un mundo anticatólico es difícil, porque supone luchar contra una mayoría que, por maldad o por ignorancia, atacan nuestra Iglesia y nuestra fe. Hace falta mucho coraje para vivir como católicos, pero vale la pena. El mundo moderno necesita testigos vivos del Evangelio, católicos militantes, que no se escondan sino que den la cara y salgan al frente para defender su fe. Católicos que no se avergüencen de su historia y que sepan responder ante las acusaciones que les plantean los enemigos de la Iglesia. Vive tu fe y así, por experiencia personal, podrás decir a todos los que te rodean que ser católico es la mayor gracia que Dios te ha regalado,Con respecto al catolicismo, cualquiera puede hablar mal de Cristo o de la Virgen María, del Papa o de los católicos, y hasta es felicitado en los medios masivos de comunicación social. Ser católico no está de moda. Muchos católicos bautizados, aunque no practicantes, parece que se sienten avergonzados de su historia y de su fe. POR ESO EL CATOLICO QUE SE SIENTA ORGULLOSO DE SERLO TIENE QUE PRACTICAR LA VIRTUD DE LA HUMILDAD SIN ELLA NO HAY CONVERSION EN JESUS QUE ES LA CABEZA DE LA IGLESIA CATOLICA. El católico santo, es un hombre lleno de virtudes, de cosas buenas, pero que además de tenerlas, no hace alarde de todas su cualidades. El hombre santo es ante todo un hombre Ser humilde es reconocer los DEFECTOS que tengo, y reconocer también mis CUALIDADES. - Ser humilde es reconocer la verdad: que no soy más que criatura de Dios, imperfecta, necesitada, que cae una y otra vez en el pecado. Pero a la vez reconocer que soy criatura amada infinitamente por Dios, redimida por Él y llamada a dar frutos en mi vida. - Ser humilde es vivir sin buscar el aprecio de los demás, la fama y el poder. Es vivir sin que me importe lo que piensen los otros sobre mí, importándome solo lo que piensa Dios. HUMILDE. Para ser humilde es necesario, mirarme a mí mismo, de cara a Dios y no de cara a los hombres. - Aceptar que soy pequeño ante la grandeza de Dios. Reconocer que yo VALGO no por mí mismo, sino porque soy hijo de Dios, porque vengo de Él. Todos los hombres tenemos defectos. Lo que es importante es aceptarlos y no negarlos y después trabajar, y luchar por mejorarlos. La VERDADERA HUMILDAD es reconocer con realismo todo lo bueno y todo lo malo que tengo, y después tomarlo en mis manos y saber que yo solo no puedo hacer nada con ello, pero CON LA AYUDA DE DIOS, puedo aumentar mis cualidades y corregir mis defectos para poder realizar la VOLUNTAD DE DIOS EN MI VIDA. CONTEMPLAR A CRISTO humilde. Él, siendo nada más y nada menos que "el Hijo de Dios", siempre fue humilde y sencillo, desde su nacimiento hasta su muerte en la cruz, nunca hizo alarde de todas sus cualidades y poder. Leyendo el Evangelio verás que Jesús siempre fue sencillo y humilde. Él mismo nos dijo: "Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón". esto es lo que nos debe a nosotros los catolicos de convertirnos en ser autenticos catolico el de ser un verdadero y santo catolico en la tierra siendo de verdad humilde de alma. Señor Jesús, manso y humilde. Desde el polvo me sube y me domina esta sed de que todos me estimen, de que todos me quieran. Mi corazón es soberbio. Dame la gracia de la humildad, mi Señor manso y humilde de corazón. No puedo perdonar, el rencor me quema, las críticas me lastiman, los fracasos me hunden, las rivalidades me asustan. No sé de donde me vienen estos locos deseos de imponer mi voluntad, no ceder, sentirme más que los otros.. Hago lo que no quiero. Ten piedad, Señor, y dame la gracia de la humildad. Dame la gracia de perdonar de corazón. La gracia de aceptar la crítica y aceptar cuando me corrijan. Dame la gracia poder, con tranquilidad, criticarme a mí mismo. La gracia de mantenerme sereno en los desprecios, olvidos e indiferencias de otros. Dame la gracia de sentirme verdaderamente feliz, cuando no figuro, no resalto ante los demás, con lo que digo, con lo que hago. Ayúdame Señor, a pensar menos en mí y a abrir espacios en mi corazón para que los puedas ocupar Tú y mis hermanos. En fin, mi Señor Jesucristo, dame la gracia de ir adquiriendo poco a poco un corazón manso, humilde, paciente y bueno. Cristo Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo. Así sea

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