viernes, 22 de febrero de 2013

REFLEXIONES SOBRE LA PROFESIÓN DE MÉDICO

El valor de un hombre debe ser medido Por lo que da, no por lo que obtiene. EINSTEIN El comportamiento dentro del ejercicio de la medic ina es cambiante, según la influencia personal que se le imprima a las experiencias vividas; pues, con el paso de los años, se acumulan vivencias que nacen de la vida misma y otras que nos enriquecen a través de la educación y la preparación profesional. Todas estas experiencias modifican los conceptos de nuestras reacciones y actitudes, marcando las diferentes etapas de nuestro desarrollo. El ser humano se siente satisfecho de sí mismo cuando lleva a cabo un trabajo creativo con el cual percibe la respuesta económica que corresponde a su capacidad para solventar necesidades. Es conveniente meditar lo que significa ser médico, y formar parte de esta profesión, reflexionar si el hecho de ser médico nos significa llevar una vida honorable, que nos dignifique como personas. Señalar las cualidades que el médico debe tener, sería una lista larga, por lo que sólo me concretaré a aquellas básicas que le permiten desempeñar y cumplir su misión. Cito a William Osler, quien esgrime que “imperturbabilidad, la ecuanimidad, y la sabiduría, son los pilares que habrán de sostener la vocación, apoyándonos en las habilidades y destrezas”. Entendiendo por vocación el llamado a ejercer una profesión. El ejercicio de la medicina se ve cada día más expuesto a desviaciones de su concepción original, en donde el respeto, la prudencia y el secreto profesional constituyen entre otras, características esenciales en la práctica de nuestra profesión médica. Es fácil olvidar los principios fundamentales que deben ser el paradigma en nuestro actuar. No se puede concebir que un médico sea solamente técnico, mero aplicador del conocimiento, requiere de un profundo sentido del humanismo y, sobre todo, de gran capacidad de decisión frente a las distintas situaciones que se van presentando. Es imperativo ser profesionales responsables, íntegros, con sólida formación científica y técnica, así como tener un irrenunciable compromiso con la vocación de servir, y con el objetivo de tratar de lograr la salud y el bienestar de nuestros pacientes y de la comunidad. Nuestro país necesita más médicos científicos que, además de saber curar “una enfermedad”, sepan que es mejor curar a la persona enferma; que sean conscientes del valor de la vida humana, que la amen, la respeten y estén dispuestos a dedicar todos sus esfuerzos al servicio de sus semejantes, como único y verdadero sentido de su vocación de médicos. La actividad médica debe estar siempre en concordancia con aquello que le da origen: la solicitud de ayuda expresada por quien se considera necesitado por encontrarse con un problema de salud. Es decir, es la respuesta a una petición de ayuda de parte del enfermo. La parte sustancial de la medicina como profesión es que su trabajo lo realiza con seres humanos. Quiero plantear aquí la necesidad de reflexión, y preguntarnos si existe indiferencia ante las necesidades emocionales de los pacientes, si somos protagonistas del proceso de despersonalización, indiferencia o frialdad humana, o actores de la .marginación social y conversión del paciente en un objeto, prescindiendo con ello de sus sentimientos y valores. Vivimos en un mundo marcado por la deshumanización en todos los ámbitos, y la medicina no ha escapado a esta tendencia; se le está dando más importancia a los medios técnicos, con la consecuencia obligada de la pérdida esencial: descubrir cómo es el enfermo, entablar una relación personal con él, reconocer y promover que la persona humana es el centro de toda nuestra atención. Es necesario enfatizar que el fin último de nuestro trabajo, es devolver al paciente la salud, la paz, la armonía, el equilibrio con las personas y las cosas que lo rodena. La relación médico paciente es uno de los puntos clave del ejercicio de la medicina. Todo médico debe tener como objetivo primordial el dar al enfermo la mejor atención que los recursos y circunstancias pueden ofrecer para ello. El médico, para tomar decisiones, no debe ignorar el sentir propio del paciente, el de sus familiares, y el de la sociedad a la que pertenece. Nuestra profesión tiene un componente humanista fundamental que, de no cumplirse, deja de ser medicina humana, para convertirse en veterinaria de alto nivel. La medicina tiene un componente de responsabilidad fundamental; los médicos, en el ejercicio profesional, caminamos múltiples senderos para encontrar nuevas soluciones, y de esta manera, ayudar a nuestros semejantes. El comportamiento del médico debe ser manifestación de su forma de ser; y superar a lo que le digan que deba ser o hacer. Su formación implica superación en lo cognoscitivo , en las destrezas, en su actitud. Son los resultados los que miden la capacidad de una persona , y no sus intenciones o sus proyectos; y, parte de la felicidad de un médico, es saberse capaz de solucionar los problemas que son motivo de su profesión. La principal obligación ética del médico ante un enfermo es tener el interés serio de solucionarle su problema de salud. Todo médico tiene limitaciones en conocimientos y en capacidad resolutiva, pero como profesionales se nos pide que seamos conscientes de ellas; nadie está obligado a ser un experto en todas las áreas o especialidades; ni es lógico pensar que así sea. Lo ético es no obligar al paciente a permanecer dentro del círculo de nuestras limitaciones, cuando su problema nos ha rebasado. Los médicos necesitamos tener conocimientos de la profesión y actualizarlos de manera continua para seguir el paso del progreso científico y tecnológico. Debemos actuar profesionalmente con capacidad intelectual, con un acervo correspondiente a nuestro nivel profesional, y estar informados de los avances y de la evolución actualizada en la medicina . Un médico satisfecho en sus necesidades personales mantendrá una actitud positiva que lo beneficiará en sus expectativas profesionales, hecho que se verá reflejado en resultados positivos con los enfermos. Es obligación de los médicos promover en los que van a engrosar nuestra profesión que tengan la educación y calidad humana para engrandecerla y para que definitivamente no la denigren. Parte de la educación del médico en formación, es la aceptación del orden y la subordinación en el trabajo como algo natural y necesario, conscientes que solo teniendo como base la disciplina pueden construirse resultados exitosos. El médico tiene – por su preparación, su sensibilidad de servicio y por las características eminentemente humanas de profesión-, una intervención muy importante en la educación dentro del área de la medicina, ya sea en escuelas, universidades u hospitales. Tal su derecho, su privilegio y su obligación, para asegurarle a la sociedad médicos cada vez mejor capacitados. El médico no debe olvidar que es un paciente en potencia, además de cobrar conciencia de que es indispensable invertir en capital humano. Quién tenga interés por la superación profesional , nunca será una persona que se manifieste con vulgaridad y siempre tratara de huir de la mediocridad. ¿Cuál es el papel que le corresponde al médico en el ámbito social y en el grupo al que pertenece? No debemos perder de vista el hecho de que nuestro país se encuentra en vías de desarrollo, por lo que debemos cuidar la adecuada distribución de recursos, privilegiar lo ético por sobre lo jurídico y hacer honor a una tradición que ubica a la medicina en la defensa de los derechos fundamentales de los pacientes. El médico es, en lo social, el tamiz obligado de las decisiones, acciones y políticas relativas al paciente. Al manifestarnos sensibles de los problemas sociales del país y de la comunidad en que nos desarrollamos, debemos participar y comprometernos a más acciones que beneficien a la sociedad. El médico debe hacer conciencia sobre que acciones u omisiones tienen el potencial de causar daño. El verdadero bien que se puede aportar a la sociedad no depende únicamente de la preparación técnica de sus hombres, sino que a los esfuerzos académicos se les debe imprimir el aspecto humanístico. Una mente llena de fórmulas y conocimientos científicos, pero solo de eso es una mente que podrá servir muy poco a la sociedad. Se requiere de la preparación de hombres y mujeres íntegros. Tenemos un compromiso social de llevar la salud a toda la población, sin importar su cultura ni su estructura política, es necesario identificar problemas de salud y generar proyectos para su solución. Dos son los grandes desafíos y los grandes daños a los cuales no debemos abocar; la inequidad y la ineficiencia en los servicios de salud. Debemos ser más participativos en la toma de decisiones sobre la evolución y el futuro del sistema de salud, para poder plantear a la sociedad soluciones factibles a problemas de salud; definir prioridades, seleccionar qué es más importante atender, ante la limitación de los recursos financieros. Y siempre vincular a la salud con el desarrollo económico y social. Aliviar los síntomas, el dolor, el sufrimiento y evitar mayores daños. Los recursos aplicados con estos propósitos nunca serán considerados como derrochados. Hay que romper con la indiferencia que disminuye, desalienta y frena los impulsos altruistas. Debemos desarrollar una mayor conciencia y una adecuada capacidad de análisis de los dilemas morales en la profesión, preparándonos a aceptar responsabilidades derivadas de nuestra función como médicos, en lo particular, y como miembros de un equipo. Así mismo, debemos desarrollar la capacidad de evaluar nuestro propio comportamiento. El reto es intentar ser personas comprometidas con nuestros principios y valores. La actuación ética y humanística es una obligación particular en la medicina Las tareas del médico han sido descritas, de manera sencilla, con estas palabras: A veces curarás, frecuentemente ayudarás y siempre confortarás.” Nos hemos especializado en las ciencias y dedicamos poco tiempo al cultivo de las artes, con lo que se pierde sensibilidad social M.C. LIGIA GARCÍA CÁCERES.

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