lunes, 26 de enero de 2015

El Purgatorio.

La doctrina del purgatorio fue proclamada como un dogma de la fe por el concilio de Florencia
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Las almas que llegaron a la muerte en estado de gracia, pero no totalmente purificadas para entrar al Cielo, pasan a un estado de purificación que conocemos con el nombre de Purgatorio. Mito 30: La doctrina del purgatorio fue proclamada como un dogma de la fe por el concilio de Florencia
No hay una sola palabra en la Biblia que enseñe lo del purgatorio. La sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. (I Juan 1:7-9; 2:1-2; Juan 5:24; Rom. 8).
"A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero"
Por lo tanto, sería bueno que los autores de esta mitología se aclararan sobre la fecha de la proclamación del dogma., ya que el II concilio de Lyón (1274) afirma que los que murieron en la caridad de Dios "con verdadero arrepentimiento de sus pecados, antes de haber satisfecho por ellos con verdaderos frutos de penitencia», son purificados después de la muerte con «penas purgatorias».
(1536) confirmará la doctrina sobre el purgatorio (DS 1820) contra los reformadores, sobre todo Lutero, que excluía toda posibilidad de purificación personal, basándose en que con ello se negaba la eficacia universal expiatoria de la muerte de Cristo. Por lo tanto, nos encontramos ante una tradición protestante más.
No ha de olvidarse que el dato más importante de los primeros siglos (I-IV) es la práctica de los sufragios, como se deduce de las inscripciones funerarias, las actas de los mártires, etc. de la Iglesia antigua.
Por otro lado, los contextos de las citas que coloca el enunciado del mito, ¿contraponen la sangre de Cristo a la purificación del purgatorio? Es decir, si la Biblia, según los protestantes con Lutero a la cabeza no enseña una sola palabra sobre el purgatorio, Esto es precisamente el purgatorio, una purificación que algunos necesitarán para poder disfrutar plenamente de la amistad eterna con Dios.
No es un invento de la Iglesia como lo dicen algunos, sino la clara enseñanza de la Biblia por medio del Apóstol San Pablo que usa la figura de "salir, pagar, castigar o escapar a través del fuego" para enseñar acerca de la purificación.
Así está escrito en todas la Biblias del mundo, en palabras muy similares. A esta realidad que la Sagrada Escritura nos muestra le llamamos purgatorio = purificación. Que esta palabra no venga en la Biblia no nos interesa, pues tampoco viene la palabra "Trinidad" ni "Encarnación" y el protestante las acepta.
¿cómo es que ponen esas citas que no dicen nada sobre el rechazo de una doctrina de la que la Biblia no habla? "Un día se verá el trabajo de cada uno. Se hará público en el día del juicio, cuando todo sea probado por el fuego. El fuego, pues, probará la obra de cada uno. Si lo que has construido resiste el fuego, será premiado. Pero si la obra se convierte en cenizas, el obrero tendrá que pagar. Se salvará pero no sin pasar por el fuego". 1Cor 3,13-15. Al seguir estudiando la Biblia sobre este tema, encontraremos que la existencia del purgatorio es una consecuencia lógica de la Santidad de Dios, pues si Él es el tres veces santo(Is 6,3) o sea la plenitud de la santidad y perfección, entonces quienes estén junto a Él también deben de serlo(Mt 5,48), por eso, quien es fiel a Dios, pero no se encuentra en un estado de gracia plena a la hora de morir, no puede disfrutar del cielo porque la misma Biblia dice que en la ciudad celestial:
"No entrará nada manchado (impuro)" Ap 21,27
Entonces, si un cristiano no puede entrar al cielo por tener alguna mancha o impureza, ni tampoco sufrir el castigo eterno, es claro que tendrá que 'pagar' en esta vida o en la otra. Esto está escrito en la Biblia:
"Al que calumnie al Hijo del Hombre se le perdonará; pero el que calumnie al Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro" Mt 12,32.
Sin embargo, la Biblia sí habla, y mucho, sobre el purgatorio. Otra cosa es que no se emplee el término "purgatorio"; pueden llamarlo como quieran si el nombre lo les gusta. La enseñanza de la palabra de Dios y de la Iglesia en consonancia con ella, es clara. a) Los que mueren en la gracia y en la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo. (CIC N° 1030)
b) La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia (Cf. DS 1304) y de Trento (Cf. DS 1820; 1580). La tradición de la Iglesia, haciendo referencia a ciertos textos de la Escritura (por ejemplo 1Co 3, 15; 1P 1, 7) habla de un fuego purificador. (CIC N° 1031)
c) Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: "Por eso mandó (Judas Macabeo) hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberadas del pecado" (2M 12, 46). Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular en el sacrificio eucarístico (Cf. DS 856), para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos.
(CIC N° 1032)
Las reflexiones que siguen hacen ver que la Biblia sí habla del purgatorio.
Los protestantes suelen acusarnos de que el purgatorio no figura en la Biblia, de que a su decir para la Iglesia católica no consiste sino en una "teología de segunda oportunidad" (o categoría) y un rechazo de la suficiencia del sacrificio propiciatorio de Cristo. Si hemos de sufrir para que nuestros pecados queden completamente purgados, bien puede deducirse que el sacrificio de Cristo no es suficiente".
Cabe decir ante todo que hay muchos malentendidos en lo que revela la Biblia y lo que enseña la Iglesia católica
La Iglesia católica no niega que el sacrificio de Cristo sea suficiente:
La justificación nos fue merecida por la pasión de Cristo, que se ofreció en la cruz como hostia viva, santa y agradable a Dios y cuya sangre vino a ser instrumento de propiciación por los pecados de todos los hombres (NCIC 1992).
El mismo catecismo explica:
"Salvo que elijamos libremente amarle, no podemos estar unidos con Dios. Pero no podemos amar a Dios si pecamos gravemente contra Él, contra nuestro prójimo o contra nosotros mismos: "Quien no ama permanece en la muerte. Todo el que aborrece a su hermano es un asesino; y sabéis que ningún asesino tiene vida eterna permanente en él" (1 Jn 3, 15). Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra ´infierno´".
Esto aclara que no se trata de una teología de "segunda oportunidad"; con todo, los protestantes suelen argüir preguntando en qué parte de la Escritura el cristiano ha de "purgarse de su pecado o imperfecciones".
La Escritura sí habla sobre el concepto y la realidad del purgatorio. El término "purgatorio" no aparece en la Biblia, pero eso no es ningún requisito para la doctrina cristiana: es como decir que como en la Biblia no se dice que Cristo tuviera orejas, de hecho no las tuvo, o que como Pablo no habla de Belén, Cristo no nació ahí. No aparece la palabra Trinidad y todos creemos en ella.
La afirmación de Cristo supone que hay almenos algunos pecados que se pueden perdonar en la otra vida. Si Jesús hubiera querido condenar esta enseñanza, lo habría hecho; en cambio no la modifica, sino que la respeta.
Se podría objetar también que el libro de los macabeos no habla del purgatorio de los católicos porque los personajes de quienes se habla, habrían sido castigados por su idolatría. Es un pecado mortal según la enseñanza católica, y por ese motivo, el lugar para ese pecado no es el purgatorio, sino el infierno.
Sólo Él conoce el grado de culpabilidad de estos pecadores. Algunos pudieron haberse arrepentido antes de morir. Como cristianos, siempre esperamos y siempre oramos. Pero más importante aún es que el texto de Macabeos indica que los judíos creían en un estado en que se encuentran algunos pecadores hasta que se expíen sus pecados.
Jesús es más explícito sobre el purgatorio. no se ha de olvidar que Cristo pronunció estas palabras durante el Sermón de la montaña.
Es el sermón en el que nos habló del cielo,infierno, pecados mortales y veniales . Todo esto indica que el Reino de los cielos es la meta definitiva. Precisamente en medio de este discurso, Cristo dijo: "ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te metan en la cárcel. Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo". Notemos que esta cárcel es un lugar de castigo, donde la reparación se hace por las ofensas cometidas.
Se podría objetar ahora que en los evangelios no hay distinción entre pecados mortales y veniales, y que Cristo no habla de una prisión espiritual después de la muerte sino de una cárcel física antes de la muerte. ¿No nos estará enseñando sólo a vivir sabiamente en esta vida? ¿Acaso no nos aconseja más bien que nos reconciliemos con nuestros enemigos ahora, para que no paguemos las consecuencias de la cárcel luego?
En cuanto a que "cárcel" se refiere a esta vida, ¿qué decir del contexto? Mt 5 versa de la eternidad. Cristo dice que si no amamos a los enemigos, ¿qué recompensa tendremos (v 46)? Luego, conforme continúa el sermón, aclara muy bien que tales recompensas no son de este mundo. Son tesoros en el cielo (6,19) y "recompensas de vuestro Padre que está en el cielo" (6,1). Asimismo, san Juan 20,31 señala que su evangelio se ha escrito para que creyendo "tengamos vida eterna". Ello sugiere que la Escritura ha de verse en el contexto de la total realización en el mundo futuro. Nuestra vida presente es "puro vapor, que hoy aparece y que mañana se marchita" (Santiago 1,17). Así pues, cabe preguntarse por qué han de descubrirse principios eternos en las palabras de Cristo durante el sermón de la montaña menos en este caso.
El contexto es obvio. Jesús está hablando de cosas espirituales, recurriendo a un ejemplo conocido en su tiempo sobre la cárcel, a fin de relacionarlo con una realidad espiritual más profunda. Las parábolas son sus ejemplos más notorios. La "cárcel" es una imgen que resultaba familiar a los oyentes de Cristo sobre la verdad del purgatorio como "estado" (lugar) de castigo tanto temporal como de reparación.
Se podría decir que Jesús se refería al infierno y no al purgatorio, y que la expresión "no saldrás de allí hasta que hayas pagado hasta el último céntimo" indicaría que de hecho no se puede salir de ahí, pues el precio por el pecado es impagable.
"No se desprecia al ladrón si roba para saciarse cuando tiene hambre; mas cuando es sorprendido, paga siete veces; tiene que dar todos los bienes de su casa"]. En tal caso, se ha de decir que Jesús no era un buen maestro, ya que recurre a dicho ejemplo no para hablar del purgatorio sino del infierno eterno. No dice, de hecho que se trata de un castigo "eterno". Cuando Cristo habla del infierno, se sabe perfectamente que habla del infierno. Así, la mayoría de lo que se sabe del fuego del infierno, se debe a que salió de los labios de Cristo. Y es bastante explícito cuando dice que es "eterno"                  ( Mt 5,24-25). El término griego para prisión "phylake" es la misma que emplea 1Pe 3,19 para describir el sitio al que descendió Jesús tras su muerte para liberar a los espíritus creyentes del AT que lo estaban aguardando.  ¿En 1Cor 3,11-15 se habla de purgar los pecados, pues sólo se habla de probar la obra por el fuego?
Parecería, en efecto, que el meollo del asunto es la recompensa para los creyentes por su servicio y no cómo su alma es purificada del pecado. Aquí los creyentes ven cómo sus obras son probadas por el fuego.
La Iglesia llama Purgatorio a esta purificación final de los elegidos que es completamente distinta del castigo de los condenados. La Iglesia ha formulado la doctrina de la fe relativa al Purgatorio sobre todo en los Concilios de Florencia ( DS 1304) y de Trento (
DS 1820: 1580). La Iglesia Católica considera que la salvación es como un objeto de adorno o embellecimiento del alma. Es un proceso que comienza con el bautismo, mediante el cual se infunde la gracia santificante inicial.
Según 1Cor 3, tanto las obras del creyente como el creyente pasarán por el fuego purificador descrito por san Pablo, a fin de poder ser salvo, purificado y preparado para estar en presencia de Dios. Por lo tanto, las obras purificadas no se han de separar del que las realiza y contradice al texto el decir que sólo las obras son las que se purifican. Un cristiano nacido de nuevo quiere obedecer a Dios. Es motivado por el amor de Cristo, no por el temor de una dolorosa retribución (2 Co. 5:14; Ro. 8: 15).

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