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lunes, 22 de octubre de 2012
La diferencia entre el cristianismo y el paganismo
En el cristianismo se concentraba el hombre solamente a sí mismo, se desligaba de la conexión con el mundo entero, se convertía en un factor satisfecho de sí mismo, en un ser absoluto sobre y extranatural. En cambio, los paganos, recogidos en sí mismos, no ocultándose de la naturaleza, limitaban su subjetividad por la contemplación del mundo. Por más que los antiguos celebraran la gloria de la inteligencia y de la razón, eran, sin embargo, tan liberales y objetivos como para dejar vivir también lo contrario del espíritu o sea la materia, y de dejarla vivir eternamente, tanto en la teoría, como en la práctica. Los cristianos, en cambio, demostraban su intolerancia práctica y teórica también por el hecho de que creían en la destrucción del mundo, por ser esto lo contrario de la sujetividad. Los antiguos eran libres de sí mismos; pero su libertad era la libertad de la indiferencia hacia sí mismos; los cristianos eran libres de la naturaleza, pero su libertad no era la libertad de la razón. A los antiguos les encantaba el cosmos de tal manera, que se olvidaban de sí mismos contemplándolo, creían ser una nada frente a él; los cristianos despreciaron el mundo, pensando: ¿qué es la criatura en comparación con el Creador? ¿Qué son el sol, la luna y la tierra en comparación con el alma humana? El mundo perece; pero el hombre es eterno. Cuando los cristianos desligaban al hombre de la comunidad con la naturaleza, creyendo por eso mismo en el extremo de una figura noble, que ya designaba a la remota comparación del hombre con el animal, como una lección atea de la dignidad humana, los paganos cayeron en el otro extremo, en la vileza que destruye la diferencia entre el animal y el hombre.
Los paganos contemplaban al hombre no solamente en relación con el universo; pues ellos consideraban al individuo sólo en relación con otros hombres, en relación con una comunidad. El concepto del hombre como individuo, era para los antiguos un concepto derivado, deducido del concepto de la especie o de la comunidad. Aunque ellos apreciaban mucho la especie, las cualidades de la humanidad, y la inteligencia, al individuo lo despreciaban. En cambio, el cristianismo se despreocupa de la especie fijándose únicamente en el individuo. El cristianismo (no el cristianismo de hoy, que está penetrado por la cultura pagana y sólo, ha retenido el nombre y algunas sentencias generales del cristianismo y es lo contrario directo del paganismo), sólo se concibe verdaderamente y sin ser disfigurado por la interpretación especulativa y arbitraria, si se le considera como punto contrario del paganismo. Los antiguos sacrificaban el individuo a la especie; los cristianos, la especie al individuo, O sea: el paganismo consideraba y contemplaba al individuo sólo como una parte en oposición a toda la especie; en cambio el cristianismo sólo lo contempla en unidad inmediata y no diferenciada con la especie. Para el cristianismo, el individuo era el objeto de la providencia inmediata, es decir, un objeto inmediato de la esencia divina. Los paganos creían en una providencia del individuo sólo a raíz de la especie, de la ley, del orden universal; luego, creían solamente en una providencia mediata y natural no milagrosa, pero los cristianos rechazaron la mediación y se pusieron en contacto directo con el ser general que abarca y que lo prevé todo.
Mi sabiduría, mi voluntad son limitadas; pero mi límite no es el límite de los demás, menos aún de la humanidad; lo que a mí me cuesta, es fácil para el otro; lo que para un tiempo es imposible, inconcebible, es posible y concebible al tiempo venidero. Dios no es otra cosa entre los cristianos que la contemplación de la unidad inmediata que reina entre la especie y el individuo, el ser general y especial.
La idea suprema, desde el punto de vista de la religión o de la teología es: Dios no ama, Dios es el amor; Dios no vive, Dios es la vida; no es justo, sino que es la misma justicia; no es una persona, sino la personalidad misma -es la especie, es la idea como algo directamente real.
Dios es el amor, la verdad, la belleza, la sabiduría, el ser perfecto y general, Dios es la propia esencia del hombre -luego los cristianos se distinguían de los paganos por el hecho de que identificaban al individuo directamente con la especie, porque para ellos el individuo tiene el significado de la especie, porque el individuo vale por si sólo como la existencia perfecta de la especie, y porque deifican al individuo humano, haciendo de él el ser absoluto.
Los cristianos individualizaban la inteligencia, los paganos hicieron de la misma un ser universal. Para los paganos, la razón, la inteligencia, era la esencia del hombre; para los cristianos sólo es una parte de ellos. Por eso, para los paganos sólo la inteligencia era la especie; en cambio, para los cristianos es el individuo inmortal, es decir, divino. De ahí resulta la diferencia ulterior entre la filosofía pagana y la cristiana.
La ausencia entera del concepto de la especie en el cristianismo, la documenta especialmente su doctrina característica de la pecaminosidad general de los hombres. Pues la base de esta doctrina es que el individuo no debe ser individuo, una exigencia que a su vez tiene por fundamento la suposición de que cada individuo es un ser perfecto y la representación o existencia completa de la especie.Todos los hombres son pecadores. Convenido; pero no todos pecan de la misma manera. Hay una grande y hasta esencial diferencia entre ellos con respecto a eso. El uno tiene una inclinación hacia la mentira, pero el otro no: daría su vida no por faltar a su palabra o mentir; el tercero tiene una inclinación hacia la bebida, el cuarto hacia la vida sexual y el quinto no tiene ninguna de estas inclinaciones, ya sea debido a la gracia de la naturaleza, ya sea debido a la energía de su carácter. Luego, los hombres se completan tanto en lo moral como en lo físico e intelectual; de manera que son en total así como deben ser representando en su totalidad al hombre perfecto.
El individuo es defectuoso, imperfecto, débil y exigente; por el amor es fuerte, perfecto. Pero, así como el amor, obra también la amistad; por lo menos donde es verdadera y sincera, donde es una religión, así como era entre los antiguos. Los humanos se completan; la amistad es un medio de la virtud y más aún: es la virtud misma, pero una virtud común
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