domingo, 14 de octubre de 2012

! EL TENTADOR O ANGEL DE LUZ. ¡

Una vía válida para entender la naturaleza de la mente humana es analizar los mitos que ella crea. La imagen de Satanás que ha prevalecido a lo largo de la mayor parte de la historia judeocristiana, contiene lo que se considera mal y pecaminoso.la figura de Satanás como ser "diverso" y distinto de la persona que concibe la imaginación, se debe al esfuerzo del individuo por conseguir la experiencia del mal personal, proyectándolo fuera de sí. Cuando san Ignacio de Loyola dice a propósito de Satanás como "enemigo de la raza humana", implica el carácter extraño del mal: es hostil a la naturaleza humana y a su bienestar y no "pertenece" a la experiencia humana.La "alteridad" de Satanás está ligada a la separación del hombre de Dios. Esta separación constituye el rasgo esencial del pecado. Toda la humanidad se alejó de Dios en Adán. Y así como el alma de éste se dividió en sí misma por el pecado, lo mismo todos los hombres quedaron divididos entre sí por el egoísmo. La envidia de Caín, que hubiera sido imposible en el Edén, llevó al asesinato en un mundo en que todo individuo centrado en sí mismo se había convertido en su propio pequeño Dios, en el propio juez y en el modelo propio del bien y del mal, de la falsedad y de la verdad".La paráfrasis pone de relieve una variedad de separaciones: Dios y Adán, creación material y creación inmaterial, el alma de Adán dividida dentro de sí misma por el pecado, Dios y el mismo "pequeño dios", el juicio del hombre y el juicio de Dios. El pensamiento de Agustín incluía también la separación del espíritu y la carne y de la autoridad y la obedencia. El "egotismo", que representa la separación extrema entre el yo consciente y el resto de la creación, es atribuido característicamente a Satanás, cuya naturaleza nihilista anula cuantas cosas quedan fuera de su voluntad.Satanás simboliza la existencia personal absolutamente separada, alienada y en conflicto con toda otra existencia. La afirmación clave para comprender su caráctel podría ser muy bien la de Sartre: `L'enfer c'est l'autre", porque dondequiera que se encuentre en la creación no puede realmente sustraerse nunca a aquel contexto (el infierno) a que su pecado primordial le ha condenado eternamente.DOMINIO DEL MUNDO SECULAR Además de la separación, a Satanás se le ha atribuido tradicionalmente el dominio del mundo secular. Es descrito como "el príncipe de este mundo" (Jn 12,31; 14,30; 16,11). Pablo le llama "el dios de este mundo" (2 Cor 4,4). Cuando el diablo tienta a Jesús, le conduce a una alta montaña y le muestra "todos los reinos del mundo y la gloria de los mismos" y luego le dice: "Te daré todo esto si, postrándote, me adoras" (Mt 4,8ss).(Lc 4,5-7): "Lo condujo luego el diablo a lo alto, le mostró todos los reinos del mundo en un instante y le dijo: Te daré todo este imperio y la gloria de estos reinos, porque me han sido entregados, y los doy a quien quiero. Si, pues, te postras ante mi, todo será tuyo".Uno de los aspectos del dominio de Satanás es su poder de manipular (y de tentar) las mentes de los hombres Satanás es un tentador (Mt 4,3), el padre de la mentira (Jn 8,44), un engañador profesional (2 Cor 11,14).Tiene profundas raíces en la tradición cristiana, en la que el diablo está en favor de la obligación contractual rígida, en contraste con Jesús, que representa la mitigación de esa obligación con sus manifestaciones de misericordia, bondad, amor y perdón. En este contexto, el diablo simboliza los efectos aparentemente inexorables del mal; por otro lado, Jesús representa una misericordiosa "cláusula de salvación" de los males que están expresados en la noción de pacto con el diablo. El pacto con el diablo es lo contrario de las obligaciones contractuales de la alianza con el Dios vivo, y recuerda las palabras de Jesús: "Nadie puede ser esclavo de dos señores, porque aborrecerá al uno y amará al otro, o bien despreciará al uno y se apegará al otro. No podéis servir a Dios y al dinero" (Mt 6,24).El estado del alma humana se interpreta, en base a la lógica de las obligaciones contractuales, partiendo del supuesto de que todo hombre ha escogido inevitablemente aliarse con el verdadero Dios o con su adversario; que se ha colocado bajo la protección de una potencia superior para obtener lo que considera lo mejor de la vida, y que está contractualmente obligado hacia tal potencia.El rechazo es otro elemento asociado a la imagen de Satanás. El rechazo de la verdad de las cosas conduce fuera del camino. La verdad que se niega no deja de serlo, sino que permanece como expresión activa de uno mismo, con gran sufrimiento por parte del que ha renegado de ella. Satanás simboliza la negativa a reconocer y aceptar la verdad de la propia realidad en particular y de la realidad en general.La expulsión es otro aspecto de la historia de Satanás. El comenzó a existir como ángel entre los demás ángeles; después de su desafío fue expulsado del paraíso y abandonado a sí mismo. Su expulsión del paraíso es paralela a la de Adán y Eva del paraíso terrestre. En las Escrituras, Satanás aparece como el arquetipo de la rebelión, y su irreligión.Es como si Satanás hubiera sido expulsado a causa de su orgullo rebelde, que se afirmaba a sí mismo en oposición al orden cósmico fijado sobrenaturalmente.Los complejos orígenes de la visión cristiana del diablo combinan conceptos hebreos (Satanás, Lucifer, la serpiente tentadora), conceptos griegos (daimon y diabolos) e ideas egipcias (el n'ter, espíritus malos, fantasmas y apariciones, que no son otra cosa que las antiguas divinidades paganas de Egipto). Demonio, adversario, espectro; estas características explican las múltiples funciones del diablo: una criatura que seduce y tienta, que representa todos los hechizos del mundo y de su belleza, pero también un ser monstruoso, que aterra y ataca al monje; un espíritu repugnante y asqueroso. Las tentaciones y las luchas de los Padres del desierto oscilan entre estas dos representaciones del poder diabólico, visto como belleza y como horror. En el primer caso, el tentador es presentado en forma humana e incluso superhumana; como una persona de una belleza maravillosa o como ángel de luz. Los primeros cristianos griegos lo pintaron como un joven o una muchacha bellísima y encantadora; reconocieron que el mal es tan atractivo y tan poderosamente seductor, que los hombres "ceden" o "asienten" a su tentación.El arte medieval prefirió representar al diablo como un monstruo feo y horrible. Su simbolismo del mal subraya los efectos más que la causa del mal. La figura horrible y subhumana del mal, en parte hombre y en parte animal, simboliza personalmente el mal que altera y deforma la integridad natural, corpórea y espiritual del hombre.La Iglesia pone en guardia contra las exageraciones y las distorsiones de la fe en el diablo, en los diablos y en los ángeles. No contempla al diablo según un dualismo absoluto, como si se tratase de un antagonista independiente de Dios. Su condición es la de una criatura finita, de un ángel imperfecto y disfuncionante. La influencia diabólica no se limita al campo de lo extraño y lo curioso, sino que se ejerce en una medida igualmente grande en el de lo "respetable", lo "razonable" y lo "inteligente" La Iglesia, al hablar de los ángeles, de los demonios y del diablo, representa la interpretación desde la fe de la experiencia natural de una variedad de principados y de potestades sobrenaturales.La gente puede pensar en muchas cosas cuando dice "Satanás"; cosas dispares y opuestas entre sí. Se piense lo que se quiera sobre la posibilidad de la posesión diabólica, la afirmación de la madre de la víctima en El exorcista es memorable: No creo en Dios, pero creo en Satanás. Induce a pensar que para muchos es más fácil creer en Satanás que en Dios.Para los que desesperan de encontrar un sentido, un amor y una bondad últimos en lo que se presenta como una existencia repleta de pesadillas y absurda, Satanás es el amo lógico de este mundo.Para otros, Satanás puede ser una deidad con la que se pueden hacer buenos negocios sobre la base de mi-alma-por-algo-mejor. Existe también el Satanás "compañero de juego" para el que va en busca de lo sensacional, criaturas aburridas en una cultura de la diversión. Ninguno de estos "Satanás" corresponde a la realidad afirmada en la tradición de la Iglesia y de la Escritura.Aunque la Iglesia ha expresado su fe en la existencia del diablo, de los diablos y de los ángeles, los biblistas no han resuelto todavía plenamente el problema de lo que quieren decir todos los textos bíblicos que mencionan a esos seres. Cristo adaptado a una concepción errónea en el campo de las ciencias naturales y entre el de haberlo hecho en el campo religioso. Jesús no consideró tarea suya instruir a los hombres sobre temas puramente naturales de las ciencias de la naturaleza... El vino a amaestrarlos en el campo de la religión. Vino a destruir las obras del diablo. Satanás ha tenido éxito porque ha trabajado verdaderamente de manera subterránea y fraudulenta... Y Cristo no podía dejar a los hombres en la confusión y la ignorancia. Era oportuno que hablase y obrase de manera clara.

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