¿Porqué Ayunamos?
El ayuno sirve para avisar al cuerpo, estomago y apetito que nuestro espíritu domina la vida. Cuando cambiamos el tiempo que gastamos en comer por tiempo en la presencia de Dios podemos recibir beneficios poderosos espirituales, Mateo 17.21. También hay muchos médicos que reconocen que el ayuno regular hace bien al cuerpo. Por eso dice al respecto el Catecismo de la Iglesia: "Tomar la cruz cada día y seguir a Jesús es el camino más seguro de la penitencia" (Cat. No. 1435) El ayuno como una penitencia para nuestros pecados es beneficioso. Sin embargo, hacer obras de caridad para los demás logra mucho más que lo que obtenemos absteniéndonos de la carne buena, los dulces sabrosos, o de buena diversión. Nuestros sacrificios para la Cuaresma deben beneficiar a los demás, no nada más a nosotros mismos.
Caminar con Jesús significa que ayunamos de la manera que él ayunó. ¿A que renunció Jesús para la Cuaresma? ¡Su vida!. La Cuaresmal empezó cuando él entró al desierto y resistió las tentaciones de Satanás. Después, él renuncio a su estilo de vida de antes por una nueva vida de servicio. El renuncio a la comodidad y la familiaridad de permanecer en su propia casa. Cuándo nosotros queremos vencer las tentaciones, nosotros debemos definitivamente ayunar para mejorar nuestra autodisciplina, pero esto es sólo el comienzo. Somos llamados a llevar nuestra santidad al mundo. Somos llamados a ayudar a los demás. En Zacarías 7,5-6 el Señor preguntó a personas y sacerdotes si ayunaban por él, o ¿si tuvieron otra agenda? El ayuno que se ve en Isaías 58,1-5 definitivamente no agradó a Dios. Incluso durante su día de ayuno ante el Señor, la gente se aprovechaba de sus obreros, discutiendo, dando palizas el uno al otro,hablando mal del otro,siendo hipócritas e intentando chantajear a Dios, quejándose y negando sus órdenes. Dice Dios, "Así ni siquiera pensar que os voy a escuchar desde lo alto" Si nosotros queremos vencer las tentaciones, nosotros debemos definitivamente ayunar para mejorar nuestra autodisciplina, pero esto es sólo el comienzo. Somos llamados a llevar nuestra santidad al mundo. Somos llamados a ayudar a los demás,es nuestro objetivo específico, la razón central para cualquiera de nuestros pecados? La falta de amar. Si supiéramos cómo nuestros pecados lastiman a los demás - si pudiéramos imaginar realmente todos los efectos dañinos - nosotros nos sentiríamos horrorizados de cometer el pecado. El problema es, que no tomamos el tiempo para examinar lo perjudicial que son nuestros pecados hasta que el acto ya está hecho y reaccionamos a sus consecuencias.
La clase de ayuno que Dios desea de nosotros es proactivo, no reactivo. ¿Que Tipo De Ayuno Agrada A Dios?
Dios dice en Isaías 58,6-12, "Así es el ayuno que he escogido", y nos los recomienda a nosotros.
Este tipo de ayuno casi no tiene que ver con la negación de la comida, más bien trata de negarte a ti mismo escogiendo vivir por Dios y por otros. No dura solo un día más bien es un ayuno para toda la vida tan largo como vivamos. Dios Nos Pide Que Ayunemos Así:
Desatar las ligaduras de impiedad.
Soltar las cargas de opresión.
Dejar ir libres a los quebrantados.
Romper cada yugo.
Partes tu pan con el hambriento.
Albergues a los pobres errantes.
Cubrir el desnudo al verle así.
No esconderte de tu hermano.
Quitar el yugo de en medio de ti, el dedo amenazador y el hablar vanidad. Este tipo de ayuno puede cambiar el mundo aunque trae consigo mucha demanda espiritual, emocional y material. Pero ve cómo Dios apoya milagrosamente a los que se atreven a negarse para vivir en favor del pobre y oprimido.
Tu luz vendrá como el alba.
Tu sanidad aparecerá pronto.
Tu rectitud irá delante de ti.
El Señor será tu retaguardia.
Cuando clames, el Señor contesta.
Cuando pides ayuda, Dios te dirá, "Aquí estoy yo".
Tu luz subirá en la oscuridad.
Tu noche será como el mediodía.
El Señor te guiará siempre.
Satisfará tus necesidades.
Dará vigor a tus huesos.
Serás como un jardín bien regado.
Serás un manantial que fluye.
Tu descendencia reconstruirá las ruinas antiguas.
Repararás y restaurar la sociedad.
También Ve: Zacarías 7.8; 8,16-19. Hacer el bien a los demás es una disciplina espiritual que nos purifica, aumenta el flujo del amor, y vence nuestro egoísmo sin que nadie sea lastimado.
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