¿De qué sirvie la fama, la riqueza, la juventud y la belleza?
Nació para triunfar, pero murió en la derrota. Una tarde soleada de sábado, cuando muchos de sus amigos y conocidos en el mundo artístico, se aprestaban a salir a disfrutar un día más de fiesta en un mundo rodeado de glamour, riqueza y trivialidad. Un final abrupto, absurdo, sin pensarlo. Emoticono heart
Si nuestra vida no está
afincada en Dios, tenemos algo
seguro: la eternidad en perdición...
"El mayor demonio soy yo. Puedo ser mi mejor amiga o mi peor enemiga”, dijo Whitney Houston al referirse a su adicción a la cocaína, marihuana y las píldoras En la Biblia encontramos a grandes hombres de Dios, reconocidos y famosos, como Isaías un gran profeta, David uno de los grandes reyes, Jeremías el profeta llorón, Moisés el gran libertador, Josué el gran caudillo, Job, Calet, Noe, Enoc, Salomón, etc. Dentro de los apóstoles mencionados por Marcos hay uno que no tiene fama lo hemos dejado quizás hasta en el anonimato, su verdadera identidad cuesta mucho identificarlo. Ese apóstol mencionado por Marcos es Tadeo. Quizás usted dirá, ¿Ese nombre es bíblico? Está en el Antiguo Testamento o Nuevo Testamento? “No sabía que existía un apóstol llamado Tadeo.
Este apóstol muchos de nosotros lo hemos pasado desapercibido, lo hemos tenido en el anonimato y hasta en el olvido y sin ningún interés de conocer de él, en varias ocasiones hemos pasado al lado de este apóstol y ni siquiera nos hemos dado cuenta que él está ahí. No tuvo fama pero es registrado en la Biblia como uno de los apóstoles que fue escogido por Cristo y que alcanzo su salvación. Marcos lo identifica como el apóstol Tadeo, pero cuando nos vamos al evangelio de Mateo encontramos que su verdadero nombre es Lebeo pero que le decían de sobre nombre Tadeo (Mateo 10: 3), Lucas en su evangelio así como en su libro de los Hechos de los apóstoles le nombra como "Judas el hermano de Jacob" (Lucas 6: 14 – 16; Hechos 1: 13), y Juan lo llama Judas no el Iscariote (Juan 14: 22). Es por eso que en ocasiones usted habrá escuchado de Judas Tadeo que es hablar del mismo apóstol.
Este apóstol aparece en la Biblia de diferentes maneras, a veces como Lebeo, otras como Tadeo y de repente como Judas. Por esta razón muchos de nosotros lo hemos pasado por alto, pensando que son tres personas diferentes, pero la realidad es que se está hablando del mismo apóstol.
Quizás la gran mayoría le pasamos por alto, pero no el que le llamó, su trabajo realizado le fue tomado en cuenta aunque nunca lo reconocieron. Es posible que esa sea su condición como creyente, nadie se fija en usted, pero creo firmemente que no es así con su Dios, El reconoce todo su trabajo, esfuerzo y dedicación que usted hace.
En la actualidad hay una terrible carrera por querer ser famoso. Muchas personas ingresan en los centros de estudios -lo cual no está mal- con la visión de querer sobresalir en la sociedad, ser renombrado y reconocido ante los ojos de los hombres. Pero cuando la fama comienza a llegar a la vida de las personas, éstas se enaltecen, y hasta se olvidan de donde salieron.
El rey Salomón era un hombre sabio y rico, como ninguno en su época, cuando estaba sentado en su trono nadie podía irrumpirle si no era llamado por él. Cuando llamaba a alguien, esa persona tenía que llegar agachada y con porte reverente, no podía verle a la cara, al irse debía hacerlo de la misma forma como entró.
Un día su madre, Betsabé, irrumpió sin ser llamada y sin porte reverente, al verla Salomón bajó de su trono y salió a recibirla, con reverencia, ya que ella no era cualquier persona, sino su madre. Sin embargo, muchos, algunos hasta llamados creyentes, se olvidan de la mujer que los trajo al mundo, tal parece que salieron de una cantera.
Dios ha bendecido a algunos, luego de que no han tenido bienes materiales, los ha prosperado, les ha provisto de casas, carros, profesión, títulos, cuenta bancaria y buena ropa; pero luego de recibir estas bendiciones, empiezan a cambiar, ya no son los mismos de antes, ya no hablan como antes, ahora son orgullosos, altivos, tratan de menos a aquellos que no han alcanzado sus mismos logros, logros que Dios por misericordia les ha dado, e incluso consideran ignorantes a aquellos que no piensan como ellos.
Se cumple en ellos lo que enseña la Palabra de Dios: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu” Proverbios 16:18. Un futbolista muy reconocido expresó en una ocasión, que él era más famoso que Jesucristo, porque él había ido a muchos países donde no habían escuchado de Jesús, pero si habían escuchado sobre él. Esto es uno de las claras consecuencias de los peligros de la fama.
La Biblia nos cuenta que Dios había decidido destruir a Sodoma y Gomorra. Y es que Él siempre nos da la dirección precisa para nuestras vidas, pero el hombre se afana por seguir su propio juicio. Si Dios le dice que corra al monte es porque usted puede llegar, no importa cuán difícil parezca la encrucijada. Cuando el hombre corre en su propia voluntad, Dios permite que le sucedan muchas cosas. El que guía un carro no suelta el timón, porque el carro busca salirse de la carretera y por lo tanto necesita un chofer que lo dirija a su destino. Las corrientes de los aires, quieren desviar los aviones, la corriente de los mares quieren desviar los barcos, el diablo quiere sacar al creyente de su ruta y de su santidad; por eso hay que buscar al Señor, porque Él nos va dando el mejor rumbo a seguir para nuestras vidas.
El único que conoce el camino al Cielo es el Espíritu Santo, por ello Dios lo dejó aquí en la tierra, para que nos guiara hacia la justicia y la verdad, para que lo cojo de nosotros no se salga del camino. El libro de Isaías nos dice que, éste es un camino de santidad, para que ni el más torpe se aparte. No es camino de mucho saber, sino de mucho obedecer. Todo el que busca a Dios de todo corazón prospera espiritual, moral y materialmente. Dios prosperó a Uzías, y le dio fama. Uzías se engrandeció en gran manera, además tenía un cuerpo de ingenieros buenísimos, pues fue el primero que diseñó las lanzas, fabricó máquinas que lanzaban piedras, y llegó a no confiar en Dios, porque el diablo le hizo creer que ya era popular, famoso. Cuando esto sucede, se está muy ocupado y no se tiene tiempo para orar, ni para consagrarse. Como dice en 2 Crónicas 26:16 “Mas cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina...”
Debemos estar muy claros con Dios, en que no merecíamos su sacrificio, lo que sí teníamos muy merecido era la condenación, puesto que Dios no estaba obligado a salvarnos; ya que Él no nos hizo pecadores, sino que el mismo hombre se hizo pecador.
Tal como dice la Palabra: “Por gracia sois salvos y esto no de vosotros, pues es un regalo, un don de Dios”. Dios no nos deja en el olvido a su tiempo nos dará lo que merecemos así como muchos hombres de Dios mencionados en la Biblia, ejemplo: David estaba en olvido, entre las ovejas. Jesús nació en Belén una de las más pequeñas ciudades de Judá. Juan el Bautista estuvo en un solitario desierto. Jonatán gano una gran batalla contra los filisteos, junto a su siervo que nunca se registro su nombre. El siervo de Jonatán perdió la fama terrenal; pero gano la celestial. La fama terrenal se acaba; pero la celestial perdura para siempre.
En cambio, Cristo nos dio un verdadero ejemplo de lo que es vivir en integridad, ya que su fama se extendía por todos lados, pero Él se conservaba humilde, enseñándonos que se podía ser famoso y guardarse para Dios, en integridad y en humildad.
Recuerden siempre los peligros de la fama. No crean que han llegado donde se encuentran, por su inteligencia, ni por su fuerza; no permitan que el diablo les enferme los pensamientos, porque la gloria y honra le pertenecen únicamente y siempre a Dios.
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