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jueves, 20 de junio de 2013
¿QUÉ COSA ES SER CATÓLICO?
No es difícil que a muchas personas les parezca hasta inútil el emplear el tiempo en detenerse a explicar a los que son católicos qué cosa es ser católico, pues se supone que al serio lo saben, y sin embargo, ello no es así y la realidad es que son muy pocos los católicos que saben dar a la pregunta: ¿qué cosa es ser católico? una contestación correcta.
Algunos contestan: ser católico es creer en Dios, pero ello no es exacto pues los mahometanos, judíos y protestantes, por ejemplo, creen en Dios y no son católicos.
Otros contestan: -ser católico es cumplir con los Mandamientos del Decálogo, pero esto también es falso, pues un protestante, por ejemplo, puede cumplir con el Decálogo y no por ello es católico; y un católico puede no cumplir con los Mandamientos y no por eso dejará de ser católico; será un mal católico, pero al fin católico, como un médico que no ejerce la medicina, sigue siendo médico.
Qué se requiere para ser católico
Para ser católico se requiere haber sido bautizado en la Iglesia Católica, pues es el Bautismo, el Sacramento que borra el pecado original, nos hace hijos de Dios por la Gracia, y miembros de la Santa Iglesia Católica.
Una vez bautizados, somos católicos aunque caigamos en pecado, pues ser católico no quiere decir ser santo, ni bueno siquiera, sino simplemente ser miembro de la Iglesia Católica (San Mateo, 13,24-30.)
La Iglesia Católica es una Sociedad que, como toda sociedad, tiene el derecho de imponer sus condiciones para ser admitido como miembro de ella, así como el de expulsar de su seno a aquellos de sus miembros que no cumplan con las condiciones con que fueron admitidos, y lo hace, por medio de la "excomunión". La excomunión es pues, ser expulsado de la Iglesia Católica, con todas sus tremendas consecuencias, como son: perder la vida de la Gracia, todo el mérito de las buenas obras hechas o por hacer, y no participar del Tesoro espiritual de la Iglesia, que son Los Sacramentos, y los méritos de Nuestro Señor Jesucristo y los Santos.
A partir de 1983 el Código de Derecho Canónico numera 7 casos de excomunión inmediata apenas se cometa la acción penada con ella; citamos algunos: Canon 1364 "El apóstata de la fe, el hereje o el cismático; 1367, "Quien arroja por tierra las especies consagradas o las lleva o retiene con una finalidad sacrílega; 1370, "Quien atenta físicamente contra el Romano Pontífice;1378, 1382 y 1388, se refieren especialmente a cuestiones de orden sacerdotal, y el 1398, pena a "quien procura el aborto".
La Iglesia Católica exige, en tres preguntas, a quienes vayan a recibir el Bautismo, renunciar al mal. ¿Renuncias a Satanás, padre y autor del pecado?, ¿ Renuncias a sus obras? ¿Renuncias a sus seducciones? a lo que los catecúmenos si son adultos o los padrinos en caso de infantes, deben responder: Sí renuncio. y la Profesión de FE
Pero ser católico no consiste solamente en no hacer cosas malas o renunciar a Satanás; hay que tener fe en Jesucristo y en todo lo que la Iglesia enseña.
Vemos así, que hay desde luego 2 clases de católicos: los VERDADEROS, que son los que se esfuerzan por cumplir lo que prometieron en su Bautismo, y los de NOMBRE o indiferentes, que son aquellos que sin haber dejado de ser católicos, no han incurrido en excomunión, pero tampoco se preocupan mucho ni poco, por cumplir sus promesas y viven prácticamente como si no fueran católicos.
Satanás es el jefe del mal, su inspirador; renunciar a él, significa tomar la resolución de que no reine en nosotros, defender siempre al bien.
Isaías, 5, 20: ¡Ay de los que llaman al mal, bien y al bien, mal!
La Obra de Satanás, es la rebelión contra Dios,
Las inspiraciones de Satanás son principalmente 3: Riqueza, Poder y Placer.
Renunciar a las riquezas, no quiere decir que nos comprometamos a no poseer nada, sino simplemente a no tener hacia ellas un apego desordenado, y que por lograrlas hagamos algo que pueda ofender a Dios.
Poder, honores, fama; terribles y peligrosas tentaciones del demonio; por conseguirlas se llega a extremos increíbles, y nos llevan al pecado capital de la soberbia, "quién como yo" las famosas palabras de Satanás.
Los placeres, y las diversiones cuando son lícitos no son un mal en sí, pero nos pueden apartar de Dios si nos aficionamos con exceso a ellos.
Un ejemplo lo tenemos en las excursiones dominicales que son una muy buena distracción, aire libre y descanso de nuestras tareas cotidianas, pero si por ir a ellas, faltamos a la Santa Misa, ofendemos gravemente a Dios.
Otros ejemplos: el cine y la Televisión, debemos evitar el aceptar espectáculos que activen lo que llamamos "concupiscencias" es decir, nuestras malas inclinaciones, llevando a la frivolidad, nuestro deseo de diversión.
Ver películas inmorales, que exhiben sin medida sexo, violencia y justificaciones a las más absurdas conductas y situaciones, que falsean el criterio, sobre todo de los jóvenes, son graves faltas al amor a Dios, y al más elemental sentido de defensa de lo que llamamos los VALORES UNIVERSALES, o cristianos, que tienen fundamento en los 10 Mandamientos y el Evangelio.
Católico verdadero, es quien además de cumplir las 2 promesas que hizo en su Bautismo, practica y vive la Religión Católica, y los Mandamientos de la Ley de Dios y de la Iglesia -combatiendo en sí mismo el afecto a las seducciones del demonio, que pueden resumirse en los 7 pecados capitales que son: avaricia, pereza, lujuria, gula, ira, envidia y el peor de todos la soberbia, que fue la que perdió a Satanás.
El católico verdadero, además de evitar cuidadosamente el pecado, estudia su Religión, anima a otros a hacer lo mismo
Es quien no siendo un hipócrita, bien puede ser rutinario en su piedad, contentarse con el grado espiritual de adelanto a que puede haber llegado
El católico de nombre, lleva una vida de "confort", una vida "light", en la cual no entra, ya no digamos un hijo más, pero ni siquiera la horrible obligación de ir a Misa los domingos. Con un botoncito desde su poltrona, cambia el canal de Dios y de la Religión, por el fútbol y la telenovela.
No seamos pues, sólo católicos de nombre, seamos verdaderos católicos, y para ello, instruyámonos en la doctrina de nuestra Santa Religión, pues nadie ama lo que no conoce, y procuremos recibir cada vez con más frecuencia y mejor, el Pan Bendito que bajó del Cielo para que nosotros subiéramos a él y del que Cristo dijo:
En verdad les digo: si no comen la Carne del Hijo del Hombre, y no beben su Sangre, no tienen vida en ustedes
El que come mi Carne y bebe mi Sangre, tiene vida eterna y Yo lo resucitaré el último día
Porque mi Carne es verdadera comida, y mi sangre verdadera Bebida
(Jn.6,53,58)
Así pues, vivamos de la Vida de Cristo y para ello, comulguemos, comulguemos, comulguemos...
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