jueves, 9 de julio de 2015

! Oraciones para dejar el tabaco !

.Dejar de fumar es uno de los retos a los que muchos se enfrentan y que no son pocos los que acaban dejándolo a medio camino por falta de motivación o por momentos de flaqueza. El tabaco es malo para la salud, un gasto para tu bolsillo cada mes y una molestia para los que están a tu alrededor. Son pocos los motivos para no dejar el tabaco. Sabemos que el tabaco es un vicio difícil de dejar. Por eso mismo, os dejamos unas oraciones que os ayudarán a dejar de fumar: Oración para dejar el tabaco..... Dios mío, vengo a ti en este momento, para pedirte por mi salud física. Quiero dejar el vicio del cigarrillo, yo no puedo en mis fuerzas, estoy cansado de querer dejarlo y no puedo, además gasto mi dinero innecesariamente, por eso elevo esta oración, creyendo que tú eres poderoso para oírme y ayudarme a abandonarlo. Creo en ti, y también en tu Hijo Jesucristo, que has enviado al mundo para darme salud física y muchas cosas mas, de acuerdo a tu palabra. Ayúdame, quítame el vicio del cigarrillo, que esta destruyendo mi vida, te necesito, obra en mi, en el nombre de Jesucristo de Nazareth te lo pido. Llena este vacío que siento dentro de mí y que no lo puedo llenar, para que pueda ser libre de verdad y feliz en mi vida. Señor Jesús, entra a mi corazón, fortaléceme con tu poder, haz un milagro en mi y yo declaro que tu sanarás mi vida, yo no haré nada pues tú lo harás y reconoceré que tuya es la gloria y el poder, en los cielos y en la tierra, yo te doy gracias Señor, te recibo ahora, Amén.

“Laudato si”: La encíclica del papa Francisco sobre el cambio climatico.

Protejamos nuestra casa comun, ya que la estamos convirtiedola en una porqueria y nosotros los cristianos ademas estamos llamados a no contaminar el ambiete porque estamos cometiendo un crimen contra la naturaleza y que es un crimen contra nosotros mismos y un pecado contra Dios, aceptemos hermanos nuestro mundo como sacramento de comunion y compartirla con el projimo, como Dios lo creeo para vivir en ella y compartir. 20 puntos mas importantes de la encíclica "Laudato si" del papa Francisco
El papa llama a "limitar al máximo el uso de recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar". Estos son los 20 puntos mas importantes de la encíclica "Laudato si" sobre medioambiente del papa Francisco publicada hoy, reseñó Efe.
1.- El papa pide "cambios profundos" en los estilos de vida, los modelos de producción y consumo y las estructuras de poder.
2.- Critica "el rechazo de los poderosos" y "la falta de interés de los demás" por el medio ambiente.
3.- Afirma que la Tierra "parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería".
4.- El papa llama a "limitar al máximo el uso de recursos no renovables, moderar el consumo, maximizar la eficiencia del aprovechamiento, reutilizar y reciclar".
5.- Se refiere a "una general indiferencia" ante el "trágico" aumento de migrantes "huyendo de la miseria empeorada por la degradación ambiental".
6.- Critica la privatización del agua, un derecho "humano básico, fundamental y universal" que "determina la supervivencia de las personas".
7.- Asegura que "los más graves efectos de todas las agresiones ambientales los sufre la gente más pobre" y habla de "una verdadera deuda ecológica" entre el Norte y el Sur".
8.- Se refiere al "fracaso" de las cumbres mundiales sobre medio ambiente, en las que "el interés económico llega a prevalecer sobre el bien común".
9.- Apunta al "poder conectado con las finanzas" como el responsable de no prevenir y resolver las causas que originan nuevos conflictos.
10.- El papa cree necesario "recuperar los valores y los grandes fines arrasados por un desenfreno megalómano".
11.- "Cuando no se reconoce (...) el valor de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad, difícilmente se escucharán los gritos de la misma naturaleza".
12.- Para el papa, "es una prioridad el acceso al trabajo por parte de todos".
13.- Entiende que "a veces puede ser necesario poner límites a quienes tienen mayores recursos y poder financiero".
14.- Pide que las comunidades aborígenes se conviertan "en los principales interlocutores" del diálogo sobre medio ambiente.
15.- Critica la "lentitud" de la política y las empresas, que sitúa "lejos de estar a la altura de los desafíos mundiales".
16.- El papa cree que la "salvación de los bancos a toda costa (...) solo podrá generar nuevas crisis".
17.- Critica que la crisis financiera de 2007-2008 no haya creado una nueva regulación que "llevara a repensar los criterios obsoletos que siguen rigiendo el mundo".
18.- Asegura que las empresas "se desesperan por el rédito económico" y los políticos "por conservar o acrecentar el poder" y no por preservar el medio ambiente y cuidar a los más débiles.
19.- Cree que la solución requiere "educación en la responsabilidad ambiental, en la escuela, la familia, los medios de comunicación, la catequesis".
20.- El papa anima a los cristianos a "ser protectores de la obra de Dios" porque "es parte esencial de una existencia virtuosa". ORACION: Dios de amor, muéstranos nuestro lugar en este mundo como instrumentos de tu cariño por todos los seres de esta tierra, porque ninguno de ellos está olvidado ante ti. Ilumina a los dueños del poder y del dinero para que se guarden del pecado de la indiferencia, amen el bien común, promuevan a los débiles, y cuiden este mundo que habitamos.
Los pobres y la tierra están clamando: Señor, tómanos a nosotros con tu poder y tu luz, para proteger toda vida, para preparar un futuro mejor, para que venga tu Reino Dios de amor, muéstranos nuestro lugar en este mundo como instrumentos de tu cariño por todos los seres de esta tierra, porque ninguno de ellos está olvidado ante ti.

! El santo matrimonio.!

EL MATRIMONIO COMO ANALOGÍA DEL AMOR NUPCIAL ENTRE CRISTO Y LA IGLESIA
1. En la Carta a los Efesios (5, 22-33) -igual que en los Profetas del Antiguo Testamento (por ejemplo, en Isaías)- encontramos la gran analogía del matrimonio o del amor nupcial entre Cristo y la Iglesia.
¿Qué función tiene esta analogía con relación al misterio revelado en la Antigua y en la Nueva Alianza? A esta pregunta hay que responder gradualmente. Ante todo, la analogía del amor conyugal o nupcial ayuda a penetrar en la esencia misma del misterio. Ayuda a comprenderlo hasta cierto punto -se entiende que de modo analógico-. Es obvio que la analogía del amor terreno, humano, del marido a la mujer, del amor humano nupcial, no puede ofrecer una comprensión adecuada y completa de esa realidad absolutamente trascendente, que es el misterio divino, tanto en su ocultamiento desde los siglos en Dios, como en su realización «histórica» en el tiempo, cuando «Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella» (Ef 5, 25). El misterio sigue siendo transcendente con relación a esta analogía, como respecto a cualquier otra analogía, con la que tratamos de expresarlo en lenguaje humano. Sin embargo, al mismo tiempo, esta analogía ofrece la posibilidad de cierta «penetración» cognoscitiva en la esencia misma del misterio.
2. La analogía del amor nupcial nos permite comprender en cierto modo el misterio que desde los siglos está escondido en Dios, y que en el tiempo es realizado por Cristo, precisamente como el amor de un total e irrevocable don de sí por parte de Dios al hombre en Cristo. Se trata del «hombre» en la dimensión personal y, a la vez, comunitaria (esta dimensión comunitaria se expresa en el libro de Isaías y en los Profetas como «Israel», en la Carta a los Efesios como «Iglesia»: se puede decir: Pueblo de Dios de la Antigua y de la Nueva Alianza). Añadamos que en ambas concepciones la dimensión comunitaria está situada de algún modo, en primer plano, pero no tanto que vele totalmente la dimensión personal que, por otra parte, pertenece sencillamente a la esencia misma del amor nupcial. En ambos casos nos encontramos más bien con una significativa «reducción de la comunidad a la persona» (1): Israel y la Iglesia son considerados como esposa-persona por parte del esposo-persona («Yahvé» y «Cristo»). Cada «yo» concreto debe encontrarse a sí mismo en ese bíblico «nosotros».
3. Así, pues, la analogía de la que tratamos permite comprender, en cierto grado, el misterio revelado del Dios vivo, que es Creador y Redentor (y en cuanto tal es, al mismo tiempo, Dios de la Alianza); nos permite comprender este misterio a la manera de un amor nupcial, así como permite comprenderlo también a la manera de un amor «misericordioso» (según el texto del libro de Isaías), o también al modo de un amor «paterno» (según la Carta a los Efesios, principalmente el cap. I). Estos modos de comprender el misterio son también, sin duda, analógicos. La analogía del amor nupcial contiene en sí una característica del misterio que no se pone directamente de relieve ni por la analogía del amor misericordioso ni por la analogía del amor paterno (o por cualquiera otra analogía utilizada en la Biblia, a la que hubiéramos podido referirnos).
4. La analogía del amor de los esposos (o amor nupcial) parece poner de relieve sobre todo la importancia del don de sí mismo por parte de Dios al hombre, elegido «desde los siglos» en Cristo (literalmente: a «Israel», a la «Iglesia»), don total (o mejor, «radical») e irrevocable en su carácter esencial, o sea, como don. Este don es ciertamente «radical» y, por esto «total». No se puede hablar aquí de la «totalidad» en sentido metafísico. Efectivamente, el hombre, como criatura, no es capaz de «recibir» el don de Dios en la plenitud trascendental de su divinidad. Este «don total» (no creado ) sólo es participado por Dios mismo en la «trinitaria comunión de las Personas». En cambio, el don de sí mismo por parte de Dios al hombre, del que habla la analogía del amor nupcial, sólo puede tener la forma de la participación en la naturaleza divina (cf. 2 Pe 1, 4), como lo ha esclarecido con gran precisión la teología. No obstante, según esta medida, el don hecho al hombre por parte de Dios en Cristo es un don «total», o sea, «radical», como indica precisamente la analogía del amor nupcial: en cierto sentido, es «todo» lo que Dios «ha podido» dar de sí mismo al hombre, teniendo en cuenta las facultades limitadas del hombre-criatura. De este modo, la analogía del amor nupcial indica el carácter «radical» de la gracia: de todo el orden de la gracia creada.
5. Parece que todo lo anterior se puede decir con referencia a la primera función de nuestra gran analogía, que pasó de los escritos de los Profetas del Antiguo Testamento a la Carta a los Efesios, en la que, como ya hemos notado, sufrió una significativa transformación. La analogía del matrimonio, como realidad humana, en el que se encarna el amor nupcial ayuda, en cierto grado y en cierto modo, a comprender el misterio de la gracia como realidad eterna en Dios y como fruto «histórico» de la redención de la humanidad en Cristo. Sin embargo, hemos dicho antes que esta analogía bíblica no sólo «explica» el misterio, sino que también, por otra parte, el misterio define y determina el modo adecuado de comprender la analogía, y precisamente este elemento suyo, en el que los autores bíblicos ven «la imagen y semejanza» del misterio divino. Así, pues, la comparación del matrimonio (a causa del amor nupcial) con la relación de «Yahvé-Israel» en la Antigua Alianza y de «Cristo-Iglesia» en la Nueva Alianza, decide a la vez acerca del modo de comprender el matrimonio mismo y determina este modo.
6. Esta es la segunda función de nuestra gran analogía. Y, en la perspectiva de esta función, nos acercamos de hecho al problema «sacramento y misterio», o sea, en sentido general y fundamental, al problema de la sacramentalidad del matrimonio. Esto parece particularmente motivado a la luz del análisis de la Carta a los Efesios (5, 22-33). En efecto, al presentar la relación de Cristo con la Iglesia a imagen de la unión nupcial del marido y de la mujer, el autor de esta Carta habla, del modo más general y, a la vez, fundamental, no sólo de la realización del eterno misterio divino, sino también del modo en que ese misterio se ha expresado en el orden visible, del modo en que se ha hecho visible, y, por esto, ha entrado en la esfera del Signo.
7. Con el término «signo» entendemos aquí sencillamente la «visibilidad del Invisible». El misterio escondido desde los siglos en Dios -o sea, invisible- se ha hecho visible ante todo en el mismo acontecimiento histórico de Cristo. Y la relación de Cristo con la Iglesia, que en la Carta a los Efesios se define «mysterium magnum», constituye la realización y lo concreto de la visibilidad del mismo misterio. Con todo, el hecho de que el autor de la Carta a los Efesios compare la relación indisoluble de Cristo con la Iglesia, con la relación entre el marido y la mujer, esto es, con el matrimonio -haciendo al mismo tiempo referencia a las palabras del Génesis (2, 24), que con el acto creador de Dios instituyen originariamente el matrimonio-, dirige nuestra reflexión hacia lo que se ha presentado ya antes -en el contexto del misterio mismo de la creación- como «visibilidad del Invisible», hacia el «origen» mismo de la historia teológica del hombre.
Se puede decir que el signo visible del matrimonio «en principio», en cuanto que esta vinculado al signo visible de Cristo y de la Iglesia en el vértice de la economía salvífica de Dios, transpone el plano eterno de amor a la dimensión «histórica» y hace de él el fundamento de todo el orden sacramental. Mérito particular del autor de la Carta a los Efesios es haber acercado estos dos signos, haciendo de ellos el único gran signo, esto es, un sacramento grande (sacramentum magnum).

Seamos pacientes ante las dificultades.

Ser pacientes; caminar sin desesperase aun en los momentos en que pareciera que Dios se ha olvidado de nosotros; serle fieles en la noche oscura y esperar que vuelva a ser de día para que todo se aclare: eso es parte de la vida, del caminar de quien ha depositado su fe y su confianza en Dios.
Cristo, después de grandes sufrimientos ahora Vive y Reina por los siglos de los siglos, sentado a la diestra de la Gloria de Dios Padre.
Si tomamos nuestra cruz y lo seguimos, reinaremos con Él.
Sal. 33 (32) Los proyectos de Dios duran por siempre; los planes de su amor, todos los siglos.
El día que decidimos libremente poner nuestra vida en manos de Dios, debimos también estar dispuestos a hacer en todo su voluntad.

! Dios me ha llamado a servir al mundo siendo yo de el mundo,!

Siendo yo del mundo,Dios me ha llamado para servir al mundo. La santidad es la de llevar la vida testimoniando una forma de vida segun el evangelio de jesus. El Papa Francisco: nos dice que el nos da su bendicion sin cobrarnos nada.pero nos pide que recemos por el. Jesus como hombre, Divino y humano, y nosotros como humanos caminando para el futuro como El. eso si con la enorme diferencia que somos pecadores pero con la gracias de Dios que teemos su perdon. El Papa Francisco nos da como testimoio de que cuando llego al Ecuador vio en este pais algo muy especial y despues Dios le presentaba en su interrogante: de que Ecuador estaba consagrado al Sagrado Corazon de Jesus. El Papa Francisco nos recomendaba de que recordemos siempre nuestra Gratuidad nuestro agradecimieto de lo que somos todos los dias que recordemos de donde venimos y esto se los recordaba para el mismo,para los obispos,sacerdotes,seminaristas religiosas que no nos enfermemos de alzheimer o memoria espiritual. El Papa Francisco no da la gran leccion de que Maria Santisima no es una madre criticona ni tampoco una suegra aburrida sino que es una madre que escucha siempre a su hijo. ! Me voy pero no me voy,me quedo aunque no me quede porque me voy y no me quedo me quedo me quedo en ustedes.! Francisco no es un Papa austero sino lleno de humildad, es un Papa Billero del pueblo un Papa que esta con los sufrimientos de los pobres y de los ricos. Francisco pide a los ecuatorianos todos que nos perdamos la memoria de nuestras raices. A los curas que sonrrian que no tenga cara de amargados.

! Junto al pozo somos todos samaritanos.!

Lectura del santo Evangelio según san Juan 4,5-42)


En aquel tiempo, llegó Jesús a un pueblo de Samaria, llamado Sicar, cerca del campo que dio Jacob a su hijo José. Ahí estaba el pozo de Jacob. Jesús, que venía cansado del camino, se sentó sin más en el brocal del pozo. Era cerca del mediodía. Entonces llegó una mujer de Samaria a sacar agua y Jesús le dijo: “Dame de beber”. (Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida). La samaritana le contestó: “¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy samaritana?” (Porque los judíos no tratan a los samaritanos). Jesús le dijo: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide de beber, tú le pedirías a él, y él te daría agua viva”. La mujer le respondió: “Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua y el pozo es profundo, ¿cómo vas a darme agua viva? ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del que bebieron él, sus hijos y sus ganados?” Jesús le contestó: “El que bebe de esta agua vuelve a tener sed. Pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más tendrá sed; el agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un manantial capaz de dar la vida eterna”. La mujer le dijo: “Señor, dame de esa agua para que no vuelva a tener sed ni tenga que venir hasta aquí a sacarla”. Él le dijo: “Ve a llamar a tu marido y vuelve”. La mujer le contestó: “No tengo marido”. Jesús le dijo: “Tienes razón en decir: ‘No tengo marido’. Has tenido cinco, y el de ahora no es tu marido. En eso has dicho la verdad”.
La mujer le dijo: “Señor, ya veo que eres profeta. Nuestros padres dieron culto en este monte y ustedes dicen que el sitio donde se debe dar culto está en Jerusalén”. Jesús le dijo: “Créeme, mujer, que se acerca la hora en que ni en este monte ni en Jerusalén adorarán al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos. Porque la salvación viene de los judíos. Pero se acerca la hora, y ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así es como el Padre quiere que se le dé culto. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”. La mujer le dijo: Ya sé que va a venir el Mesías (es decir, Cristo). Cuando venga, él nos dará razón de todo”. Jesús le dijo: “Soy yo, el que habla contigo”. REFLEXION: Jesús y la mujer a solas. No tienen más conocimiento inicial el uno del otro que el de su origen judío y samaritano respectivamente. Expresión de esta escisión: templos diferentes, recensiones diferentes de la Torá o cinco libros de Moisés. Podemos decir que, inicialmente al menos, no dialogan personas individualizadas sino personajes-tipo que ilustran tradiciones y concepciones diferentes y enfrentadas. Cada uno tiene sus símbolos. Judea, el templo de Jerusalén; Samaría, el de Garizín; Jesús, el aire (La misma palabra griega significa aire y espíritu). Frente a judíos y samaritanos, Jesús ilustra una concepción distinta de Dios. En términos del diálogo: Jesús trae el don de Dios, el agua viva que aplaca la sed. Y la aplaca porque la fuente es mejor y además se encuentra dentro del que bebe. El pozo de Jacob tiene un agua contaminada: en él beben personas y animales. (Ironía y simbolismo del cuarto evangelista). El agua que Jesús trae es viva, es decir, limpia y cristalina. Cinco maridos: la mujer va al pozo en un horario atípico (mediodía), pues no quiere encontrarse con nadie por vergüenza. Pero hay que buscar simbolismo. El número de maridos puede representar los cinco libros de la Torá (Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), que eran las únicas Escrituras aceptadas como sagradas por los samaritanos; aunque también puede ser una situación que refiere a la prostitución idolátrica de Samaría, que ha mezclado a Yahvé con los otros dioses paganos. Según algunas tradiciones, en Samaría se habían introducido cinco deidades gentiles que competían con Yahvé. De todas maneras, la situación de la mujer es angustiante en ambos sentidos. Jesús, sentado junto al pozo, dialoga con la samaritana "hacia el mediodía". A esta misma hora hará sentar Pilato a Jesús en Jn 19. 13-14. Es la hora de la matanza de los corderos a manos del personal encargado del Templo La samaritana se acerca con curiosidad al hombre que está sentado en el brocal del pozo. Como Jesús está vivo, como cada una de estas meditaciones es una cita de amor con Jesús que vive hoy, ¿por qué no pensar que soy yo al que él está esperando? Es a mí a quien dice: "Dame de beber". En el brocal del pozo está sentado un judío. Tiene cara de paz. No le importa nada. Sólo le importa lo esencial. Es un hombre raro: quiere, no atrapa. Es un hombre raro: no pide lo que piden todos los hombres; este hombre lleva a la persona a su verdad, a su intimidad, a su propia responsabilidad. Este hombre es la Verdad y dice la verdad y pone en camino hacia la verdad. No se ha visto un caso semejante. ¿Aquí, al pozo? No, ¿Aquí, a Jesús? Sí. Llama a tu marido y vuelve aquí (v. 16). A la luz del v. 20, el término marido funciona también simbólicamente. Es otro modo de designar lo que antes ha llamado el autor "pozo de Jacob" y cuyo significado va a especificar ahora: los cinco primeros libros de la Biblia, de donde tanto judíos como samaritanos derivan su concepción y comportamiento religiosos. Esta concepción y comportamiento son agua sucia que, además, no apaga la sed, sumiendo al que la bebe en una desazón mortal (la desazón de la ley); ocultan al Padre y el talante que de El procede (=su Espíritu). El pozo de Jacob tiene agua de la que toman personas y animales, por lo tanto, se trata de un agua contaminada. Samaría está, de alguna manera, contaminada. Siguiendo la tradición profética (cf. Am. 4, 4-8; Is. 12, 1-4; Jer. 17, 6-8), Jesús ofrece a la mujer un agua superior, agua pura de Dios, agua viva, cristalina, que Él puede darle a través de su propia persona. Cuando la mujer vuelve al pueblo, deja el cántaro junto a Jesús. Hay dos posibles aproximaciones a este suceso: dejar el cántaro es signo de que deja su religión anterior, su vida anterior, su agua anterior, o deja el cántaro porque tras la evangelización (tras el anuncio de la Buena Noticia a sus compatriotas) ha de volver al agua verdadera que la transformó. Agua que da el pozo de Jacob: para personas y animales (¡tremenda ironía!), sucia, no apaga la sed. Agua que da Jesús: clara, apaga la sed, genera vida. Reacción de la samaritana: Dame esa agua... No tendré que venir aquí (v. 15). El proceso de la mujer samaritana es un camino típico hacia la fe: la mujer se siente conocida, pero intenta desviar el encuentro hacia temas secundarios, huyendo del planteamiento personal. Por otro lado, su vida adúltera es una búsqueda constante de satisfacciones efímeras, búsqueda de calmar una sed que vuelve incesantemente, porque no ha podido encontrar el agua verdadera de la vida eterna.