Galo, Santo
Sacerdote y Monje, 16 de octubre
Presbítero y Monje
Martirologio Romano: En Arbon, hoy en Suiza, san Galo, presbítero y monje, que aún adolescente fue recibido por san Columbano en el monasterio de Bangor, en Irlanda, para dedicarse después a propagar el Evangelio en estas regiones y enseñar a los hermanos la disciplina monástica. Descansó en el Señor ya casi centenario. († 645) San Galo, presbítero y monje, que, aún adolescente, fue recibido por san Columbano en el monasterio de Bangor, en Hibernia, para dedicarse después a propagar el Evangelio en estas regiones, enseñando a los hermanos la disciplina monástica. Descansó en el Señor ya casi centenario.
Etimológicamente Galo = originario de la Galia. Viene de la lengua latina.
El más famoso de los discípulos e imitadores de san Columbano fue san Galo. Era originario de Irlanda y se educó en el gran monasterio de Bangor, bajo la dirección de los santos abades Comgalo y Columbano. En dicho monasterio florecían los estudios, sobre todo los sagrados, y san Galo llegó a ser muy versado en gramática, poética y Sagrada Escritura.
Según ciertos relatos, allí recibió la ordenación sacerdotal. Cuando san Columbano partió de Irlanda, san Galo fue uno de los doce que le siguieron a Francia, donde fundaron el monasterio de Annegray y, dos años después, el de Luxeuil.
San Galo pasó allí veinte años, pero lo único que sabemos sobre él, durante ese período, es que un día su superior le envió a pescar en un río, y el santo fue a otro, donde no consiguió atrapar un solo pez. Al ver su cesto vacío, su superior le reprendió y entonces San Galo se dirigió al río que su superior le había indicado e hizo una pesca abundantísima.
El año 610, san Columbano fue desterrado del monasterio, y san Galo partió con él; como no consiguiesen ir a Irlanda, predicaron el Evangelio en las cercanías de Tuggen y del lago de Zurich. El pueblo no los recibió bien, por lo cual, según dice el biógrafo de san Galo, abandonaron «a aquella multitud ingrata y desagradable para no desperdiciar en almas estériles los esfuerzos que podían fructificar en almas mejor dispuestas».
Un sacerdote llamado Wilimar les ofreció refugio en Arbón, cerca del lago de Constanza. Los siervos de Dios se construyeron un par de celdas en las proximidades de Bregenz, donde convirtieron a muchos idólatras; al terminar uno de sus sermones, san Galo arrojó al río las estatuas de los ídolos. Su atrevimiento convirtió a unos y enfureció a otros. Los dos santos permanecieron allí dos años y plantaron un huerto. Por su parte, san Galo, que era indudablemente un pescador muy hábil, ocupaba sus ratos libres en tejer redes y pescar en el lago. Pero el pueblo siguió obstinado en su idolatría y persiguió a los dos monjes.
Hacia el año 612, Teodorico, el gran enemigo de san Columbano, se convirtió en el amo de Austrasia y éste decidió huir a Dalia; san Galo no quería separarse de él, pero la enfermedad le impidió seguirle. Según una leyenda, san Columbano, quien no creía que su amigo estuviese realmente muy enfermo, le impuso en castigo no volver a celebrar la misa mientras él viviese, y san Galo obedeció esa orden injusta.
Después de la partida de san Columbano y sus hermanos, san Galo cargó con sus redes y se fue a vivir con Wilimaro en Arbón, donde pronto recuperó la salud. Entonces, el diácono Hiltibodo le ayudó a elegir, a orillas del río Steinach, un sitio en el que la pesca era abundante, y allí se estableció el santo. Pronto se le reunieron algunos discípulos, a quienes san Galo impuso la regla de san Columbano. La fama de san Galo continuó creciendo hasta su muerte, ocurrida en 627 ó 645 en Arbón, a donde había ido a predicar.Monje irlandés de Bangor, donde vivió el espíritu de su maestro san Columbano de Bobbio, a quién siguió, en el 585, a Inglaterra y Francia, donde contribuyó a la fundación de la abadía de Leuxeuil. Antes de abandonar Irlanda fue ordenado presbítero. Hacia el 610, Galo llegó con su maestro a Arbon y a Bregenz; fue un experto exegeta con amplios conocimientos de Sagrada Escritura y desarrolló un importante papel en los intentos de evangelizar a los alamanes, entonces paganos. Cuando san Columbano, fue exiliado Galo no le pudo seguir por una enfermedad que le obligó a quedarse en Suiza, en Steinach, junto a los monjes san Magno de Füssen y Teodoro. Según la tradición, Columbano juzgó muy severamente el que Galo no le siguiera, y creyó que era una traición, con lo cual le prohibió celebrar Misa mientras viviera Columbano. A la muerte de éste en Bobbio, obtuvo la absolución del maestro y le envió su bastón abacial como signo de reconciliación. Hacia el 613 se estableció en Suiza, al sur del lago Constanza. Con la ayuda del clero y del duque Gunzone, fundó un un eremitorio, que luego, bajo la guía de san Otmaro, fue la celebre abadía de Sankt Gallen. Galo reunió alrededor suyo a un grupo de discípulos, entre los que se encontraba el diácono Juan, que bajo su consejo fue elegido obispo de Constanza. Parece que anteriormente, por dos veces, Galo se negó a ser nombrado obispo de Constanza y abad de Luxeuil. Mostró mucho celo en predicar a la población de la región, destruyó los ídolos y esto le atrajo la enemistad de los paganos.
Los biógrafos del santo narran otros detalles de su vida. Algunos son de autenticidad dudosa y otros ciertamente falsos. Una semana después de haberse establecido a orillas del Steinach con el diácono Hiltibodo, san Galo tuvo que ir a exorcizar, muy contra su voluntad, a la hija del duque Gunzo, de la que dos obispos habían intentado en vano arrojar los demonios. San Galo tuvo éxito, y el demonio escapó de la boca de la joven en forma de pájaro negro. El rey Sigeberto, de quien la joven Fridiburga era la prometida, ofreció a san Galo una sede para mostrarle su gratitud; pero el santo se negó a aceptarla y persuadió a Fridiburga de que ingresase en un convento de Metz, en vez de casarse con el monarca. A pesar de ello, Sigeberto no guardó rencor a san Galo; más tarde, los monjes de la abadía de San Galo afirmaron erróneamente que Sigeberto había regalado al santo las tierras de la abadía y la había sustraído a la jurisdicción del obispo de Constanza.
La sede de Constanza fue ofrecida de nuevo a san Galo, quien volvió a rechazarla, pero nombró obispo al diácono Juan, discípulo suyo, y predicó el día de su consagración. San Galo tuvo una revelación sobre la muerte de san Columbano en Bobbio; los discípulos de éste, siguiendo las instrucciones de su maestro, enviaron a san Galo su báculo abacial en prueba de que le había perdonado por no haberle acompañado a Italia.
Cuando murió san Eustacio, a quien san Columbano había nombrado abad de Luxeuil, los monjes eligieron a san Galo; pero la abadía era ya entonces muy rica, y el humilde siervo de Dios apreciaba demasiado la pobreza y la vida penitente para dejarse arrancar de ella, de suerte que siguió ejerciendo su labor apostólica donde estaba. Sólo salía de su celda para ir a instruir y predicar a los habitantes de las regiones más agrestes y abandonadas. Cuando estaba en su ermita, solía pasar días y noches enteras en contemplación. Según la leyenda, mientras Galo esta en oración, un oso se acercó para comerse los restos del almuerzo y para calentarse en el fuego que Galo había encendido para calentar a un enfermo. Galo le quitó de una zarpa una espina y éste le habría ayudado a construir su ermita. Por esta razón aparece en la iconografía acompañado de este animal. Murió muy anciano en Arbon y fue sepultado en su eremitorio; desde su tumba se le atribuyen muchos milagros. Sus restos fueron quemados por los herejes de Zuiglio en el siglo XVI. Está considerado como uno de los apóstoles de Suiza.
Walafrido Strabo, además de la biografía propiamente dicha, escribió un volumen sobre los milagros obrados en el sepulcro de san Galo. Dicho autor hace notar que su biografiado «poseía un gran sentido práctico» y que fue uno de los principales misioneros en Suiza. San GALO. (550 - c.645).
La fiesta de san Galo se celebra en Irlanda y en Suiza. Su fama ha sido superada por la del monasterio que fundó a orillas del Steinach, en el sitio que ocupa actualmente el pueblecito de Saint-Gall, en el cantón suizo del mismo nombre. Otmaro organizó dicho monasterio un el siglo VIII. Sus monjes rindieron en la Edad Media incalculables servicios a la ciencia, la literatura, la música y otras artes, y la biblioteca y el «scriptorium» del monasterio se contaban entre los más famosos de la Europa occidental. El monasterio fue secularizado después de la Revolución Francesa; felizmente se conserva todavía una buena parte de la biblioteca junto a la iglesia abacial, que fue reconstruida y es hoy la catedral de la diócesis de Saint-Gall.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!
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