Nuestro amado Papa: Francisco cumple un año como Papa
Entre sus mensajes destacan su llamada a acercarse a “las periferias existenciales” y que los obispos “huelan a oveja”. Mientras Francisco reflexiona apartado de su habitual agenda vaticana. LOS GESTOS DEL PAPA
Otra de las cuestiones en las que ha ahondado el pontífice ha sido en las denominadas “periferias existenciales”, protagonizando varios gestos hacia los pobres y desfavorecidos, besando los pies a los presos, acariciando a personas con el rostro desfigurado y, siempre, rompiendo moldes en sus actos públicos y en sus gestos cotidianos. Tanto es así que numerosas personas han recibido una llamada telefónica directa del papa o una carta escrita por su puño y letra. También ha improvisado visitas a centros y residencias de personas vulnerables, lejos del protocolo vaticano.
Pero Francisco también se muestra directo cuando tiene que alzar la voz, como hizo ante la tragedia de la inmigración que vive la isla italiana de Lampedusa, a la que calificó de “vergüenza”; protestando con energía ante conflictos bélicos y actos de violencia; e interesándose por colectivos muchas veces apartados de las primeras planas de los periódicos, como son las víctimas de la trata de personas con fines de explotación sexual y laboral. También ha defendido la vida de principio a fin.
Quienes le conocen de primera mano, como el secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo (que fue portavoz en español del Vaticano tras la renuncia de Benedicto XVI), valoran el efecto que los gestos de Bergoglio provoca sobre la opinión pública.
De hecho, Gil Tamayo dijo en una entrevista que concedió a Servimedia que está convencido de que "los gestos del Papa son más elocuentes que las encíclicas". Esa popularidad le ha llevado también a ser considerado “hombre del año” por la revista ‘Time’, a sumar varios millones de seguidores en sus perfiles de Twitter y que su nombre se baraje como una opción al Nobel de la Paz. amen
Pero Francisco también escribe y sienta cátedra. Publicó una encíclica redactada al ‘alimón’ con Benedicto XVI (‘Lumen fidei’, ‘La luz de la fe’) y rubricó una exhortación apostólica para transmitir a los católicos ‘La alegría del Evangelio’ (‘Evangelium gaudium’), invitando a los creyentes a mostrarse alegres de vivir la fe de Cristo.
EL RETO DE LA EVANGELIZACIÓN
Precisamente, llevar el Evangelio a todos seres humanos de cualquier condición y origen es su prioridad. Así se lo dijo a los obispos españoles durante su reciente encuentro en el marco de la visita ‘ad límina’ en la que han participado hace unos días.
El Papa Francisco les recordó que "nadie puede quedar excluido" de la evangelización. "No ahorréis esfuerzos para abrir nuevos caminos al Evangelio, que lleguen al corazón de todos", les dijo.
Asimismo, les emplazó a seguir adelante "con esperanza", insistiendo en llegar a quienes se apartaron de las parroquias. "Poneos al frente de la renovación espiritual y misionera de vuestras Iglesias particulares, como hermanos y pastores de vuestros fieles, y también de los que no lo son, o lo han olvidado. Para ello, os será de gran ayuda la colaboración franca y fraterna en el seno de la Conferencia Episcopal, así como el apoyo recíproco y solícito en la búsqueda de las formas más adecuadas de actuar", concluyó.
Precisamente, el nuevo presidente del Episcopado, Ricardo Blázquez, valoró en su primera intervención pública el talante del Papa. El arzobispo de Valladolid, refiriéndose a Francisco, destacó su cordialidad en la reciente visita ‘ad límina’ en la que han participado los prelados españoles, una relación propia “del hermano mayor con los hermanos menores”. “Tiene la gracia de en seguida abatir las barreras invisibles que puedan surgir entre nosotros”, apostilló.
También subrayó que Francisco “desde el principio ha manifestado como el amor de Dios se tiene que testificar con amabilidad. Siempre va mostrando la dimensión humana del Evangelio, que aparece con mayor nitidez en las situaciones de mayor postración que podemos tener las personas”, en alusión a enfermos, necesitados y quienes viven la indigencia “de muchas formas”. “Es un regalo de Dios a la Iglesia”, concluyó.
Jorge Mario Bergoglio nació en Buenos Aires el 17 de diciembre de 1936. Estudió química y después inició su carrera como sacerdote, vinculando su vocación a la Compañía de Jesús. También se licenció Filosofía y fue profesor de Literatura en Buenos Aires.
De 1967 a 1970 estudió Teología en la Facultad de Teología del Colegio ‘San José’, en San Miguel. Entre tanto, el 13 de diciembre de 1969, fue ordenado sacerdote.
También visitó España, pues estuvo en Alcalá de Henares a principios de los 70, para luego regresar a su país y dedicarse a la formación de novicios. En 1973 fue elegido provincial de Argentina, cargo que ejerció durante seis años.
Entre 1980 y 1986, fue rector del Colegio Massimo y de la Facultad de Filosofía y Teología de la misma casa y párroco de la parroquia del Patriarca San José, en la diócesis de San Miguel.
Para terminar su tesis doctoral viajó a Alemania en 1986. Seis años después, el 20 de mayo de 1992, Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires. El 28 de febrero de 1998, tras la muerte del cardenal Quarrancino, se ocupó del arzobispado de Buenos Aires. Tras la renuncia de Benedicto XVI, fue elegido papa el 13 de marzo de 2013.
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